Si escribí un post sobre lo que me gusta era lógico que escribiera esta segunda parte...
No me gusta la arverjita verde (entera o partida), los pallares ni los garbanzos. No me gusta el riñón, el seso ni los chinchulines. No me gustan los choritos a la chalaca, el cebiche de conchas negras ni la huevera frita. No me gusta el shambar, la sopa de rachi ni el chupe de camarones. No me gusta la fusión que no tiene lógica (¿a quién se le ocurre convertir un arroz con pato en risotto?) Por la misma razón no me gustan los postres que tengan ingredientes como maca, coca o aguaymanto.No me gusta la comida rápida. No me gustan los food-courts. No me gusta hacer cola para pagar. No me gusta llevar mi comida en bandeja. No me gustan los vasos de gaseosa llenos de hielo. No me gustan esos diminutos sachets de kétchup, mayonesa y mostaza (claro que en Ginebra los extrañé porque no los daban gratis sino los cobraban). No me gusta que alguien que atiende se siente en mi mesa como si fuera mi amigo (me pasó en Buenos Aires en una franquicia que odio) No me gustan los deliverys.
No me gusta el Tobleronne (mi dentista sabe por qué). No me gustan los bombones cuyo nombre tenga más de seis palabras (ejemplo: ganache de chocolate 49% de leche en infusión de tequila Patrón Silver y una mezcla estimulante de ajíes guajillo y chipotle con pepita tostada, miel silvestre, paprika española ahumada, canela, lima y sal marina cubiertos de chocolate de leche) No me gustan esas golosinas peruanas que en la etiqueta dicen "sabor a chocolate" (es más, las odio). No me gusta el Sublime, ni el Cuá-Cuá ni la Doña Pepa desde que dejé de ser niño. No me gustan los helados D'onofrio desde que los compró Nestlé (tómense cinco minutos para leer la etiqueta y entenderán mis razones). No me gustan las galletas Coronita desde que desapareció la marca Field. No me gusta que haya desaparecido el Pipo's, el Tico-tico y el Cerelac.
No me gusta la mala atención. No me gusta rogar para que traigan la cuenta. No me gusta cuando una anfitriona se hace la especial y te mira de pies a cabeza pero luego tiembla cuando se entera que conoces al maitre. No me gusta que los mozos adopten poses de vigilante de discoteca "exclusiva" (exclusiva para gente que discrimina). No me gustan los mozos que interrumpen la conversación. No me gustan los administradores, jefes de salón, maitres o propietarios que no saben reconocer sus errores y adoptan una actitud soberbia cuando presentas un reclamo (culpa de algunos "conocedores" a los que les encanta inventar premios por gusto)
No me gusta esta lista pero no tenía más remedio que escribirla.
No me gusta la arverjita verde (entera o partida), los pallares ni los garbanzos. No me gusta el riñón, el seso ni los chinchulines. No me gustan los choritos a la chalaca, el cebiche de conchas negras ni la huevera frita. No me gusta el shambar, la sopa de rachi ni el chupe de camarones. No me gusta la fusión que no tiene lógica (¿a quién se le ocurre convertir un arroz con pato en risotto?) Por la misma razón no me gustan los postres que tengan ingredientes como maca, coca o aguaymanto.No me gusta la comida rápida. No me gustan los food-courts. No me gusta hacer cola para pagar. No me gusta llevar mi comida en bandeja. No me gustan los vasos de gaseosa llenos de hielo. No me gustan esos diminutos sachets de kétchup, mayonesa y mostaza (claro que en Ginebra los extrañé porque no los daban gratis sino los cobraban). No me gusta que alguien que atiende se siente en mi mesa como si fuera mi amigo (me pasó en Buenos Aires en una franquicia que odio) No me gustan los deliverys.
No me gusta el Tobleronne (mi dentista sabe por qué). No me gustan los bombones cuyo nombre tenga más de seis palabras (ejemplo: ganache de chocolate 49% de leche en infusión de tequila Patrón Silver y una mezcla estimulante de ajíes guajillo y chipotle con pepita tostada, miel silvestre, paprika española ahumada, canela, lima y sal marina cubiertos de chocolate de leche) No me gustan esas golosinas peruanas que en la etiqueta dicen "sabor a chocolate" (es más, las odio). No me gusta el Sublime, ni el Cuá-Cuá ni la Doña Pepa desde que dejé de ser niño. No me gustan los helados D'onofrio desde que los compró Nestlé (tómense cinco minutos para leer la etiqueta y entenderán mis razones). No me gustan las galletas Coronita desde que desapareció la marca Field. No me gusta que haya desaparecido el Pipo's, el Tico-tico y el Cerelac.
No me gusta la mala atención. No me gusta rogar para que traigan la cuenta. No me gusta cuando una anfitriona se hace la especial y te mira de pies a cabeza pero luego tiembla cuando se entera que conoces al maitre. No me gusta que los mozos adopten poses de vigilante de discoteca "exclusiva" (exclusiva para gente que discrimina). No me gustan los mozos que interrumpen la conversación. No me gustan los administradores, jefes de salón, maitres o propietarios que no saben reconocer sus errores y adoptan una actitud soberbia cuando presentas un reclamo (culpa de algunos "conocedores" a los que les encanta inventar premios por gusto)
No me gusta esta lista pero no tenía más remedio que escribirla.