Actualización 24.10.13
Hace mucho que Barra Brava dejó de existir pero cada vez que paso por la calle Berlín no pudo evitar sentir algo de nostalgia.
En la prehistoria del blog Barra Brava fue uno de mis lugares favoritos para comer. No por el hecho que sirvieran platos con nombres relacionados con el deporte rey, tampoco la decoración con motivos de fútbol, menos las transmisiones de los partidos. Me gustaba porque era el lugar para comer platos repletos de calorías y acompañados de un buen trago. Para cenar con la enamorada, para tomarse unas cervezas con los amigos, para almorzar un domingo, era un restaurante que servía en cada una de estas situaciones. Hasta ahora me acuerdo de su salchipapas Boca Juniors (papas fritas, salchichas frankfurters y dos huevos fritos encima), del Chilavert (papas fritas, dos hamburguesas coronadas con tiras de tocino y huevos fritos) y el elegante Capitán de América (filete de pechuga al oreganato acompañado, nuevamente de papas fritas). ¿Ya ven? ¿Dónde se encuentra ahora ese tipo de platos?
Pero con el tiempo su calidad fue decayendo. Cuando pedí un Chilavert la carne de la hamburguesa tenía un sabor muy fuerte, casi diría hasta descompuesto. Lo atribuí a una mala casualidad. Pero meses después una nueva visita terminó de convencerme de que para este lugar las épocas de gloria ya habían pasado. Fui con una amiga y aparte de servirme un plato terriblemente desabrido (tan malo que no me acuerdo el nombre) el nivel de servicio fue muy pobre. En los últimos meses ví una banderola que anunciaba el lanzamiento de su “combinación criolla” a 15 soles. Mala señal. Tengo la teoría de que restaurante que promociona sus platos mediante una gigantografía es porque está dando sus últimos manotazos de ahogado.
Que pena por Barra Brava. Pasé muy buenos momentos en este restaurante, pero quizá el desgaste de su imagen, el pobre intento de relanzar la carta, y la mala atención en mi última visita me han quitado las ganas de volver a pisar su local.
Hace mucho que Barra Brava dejó de existir pero cada vez que paso por la calle Berlín no pudo evitar sentir algo de nostalgia.
Vista del local original |
Pero con el tiempo su calidad fue decayendo. Cuando pedí un Chilavert la carne de la hamburguesa tenía un sabor muy fuerte, casi diría hasta descompuesto. Lo atribuí a una mala casualidad. Pero meses después una nueva visita terminó de convencerme de que para este lugar las épocas de gloria ya habían pasado. Fui con una amiga y aparte de servirme un plato terriblemente desabrido (tan malo que no me acuerdo el nombre) el nivel de servicio fue muy pobre. En los últimos meses ví una banderola que anunciaba el lanzamiento de su “combinación criolla” a 15 soles. Mala señal. Tengo la teoría de que restaurante que promociona sus platos mediante una gigantografía es porque está dando sus últimos manotazos de ahogado.
Que pena por Barra Brava. Pasé muy buenos momentos en este restaurante, pero quizá el desgaste de su imagen, el pobre intento de relanzar la carta, y la mala atención en mi última visita me han quitado las ganas de volver a pisar su local.