miércoles, 30 de marzo de 2016

Días de blogger XXIX (Repost, repost, repost)

De como el blogger se niega a abandonar su zona de comodidad. No hay feriado que valga.

Matria (Déjà vu)
Que predecible soy a veces. Demasiado tal vez.

Conchas de abanico Indochina
Teniendo en mis manos la penúltima suscripción de Caudalia Wine Box el dilema era qué restaurante escoger. Esta vez me enviaron vinos australianos y nuevamente un The Stump Jump Riesling que pedía a gritos un plato con mariscos a la parrilla. Podría haberme aventurado por otros lares pero la respuesta a ¿qué lugar abriría en Jueves Santo? no me dejó con más opción que manejar rumbo a Matria. Literalmente, santo remedio.

Como llego temprano al restaurante encuentro mesa sin inconvenientes. Cualquiera diría que en feriado la gente está fuera de Lima pero luego de media hora el local está a su capacidad completa. Para comenzar una entrada que va de la mano con el maridaje: las conchas de abanico "Indochina" con mantequilla al curry amarillo y quinua tostada. Este Riesling australiano es un vino joven con una acidez refrescante que le va perfecto a los mariscos a la parrilla. Nuevo dilema para mí que yo tan feliz estaba con el chardonnay. Ni modo, así es el mundo de los vinos, uno nunca termina de aprender ni de disfrutar.Obvio con moderación, ningún tipo de exceso es bueno. Volviendo al plato, no hay sorpresas, manejan el punto de cocción adecuado y los sabores armonizan con cada bocado. El limón es mera decoración porque dejaría en segundo plano el sabor del curry y además para eso está el vino. Esa manía popular de echarle limón a todo.

Tagliolini alle vongole
Es turno de los platos de fondo y no puedo creer lo que veo en la carta ¿Tagliolini alle vongole? Esto ya es personal. Desde hace tiempo me he planteado el reto de encontrar un plato que supere a los spaghetti alle vongole de Trattoria dei Prati (A propósito estimada Lula, hace tiempo que te debo una visita, mis disculpas) pero los resultados nunca me han dejado satisfecho. Es difícil hacer una comparación pues al agregarle más ingredientes el sabor de los vongole puede quedar en segundo plano. Vamos, mi objetividad me obliga a declarar un empate técnico porque me dejan muy buen sabor de boca. Pido también un lomo saltado que sucumbe ante mi escepticismo por encontrar uno bien preparado. Le falta más fuerza al saltado, aunque celebro la decisión de presentar arroz y cubos de papa frita aparte.

Florianópolis, cake tibio de zanahoria
La vez anterior me retiré de Matria sin ordenar postre y así que me cobro la revancha ordenando por partida doble. Primero va el Florianópolis, una estrambótica combinación de frutas de estación y sorbetes de manzana verde, sanki y mango con crema de pisco y tierra de cacao. Demasiado grande para mi gusto, la mezcla de sabores se me antoja exagerada y en cuanto al tamaño de la porción tranquilamente alcanza para dos personas. Peor aún, si no lo comen rápidamente este calor de marras terminará derritiendo los sorbetes. 

Mejor me va con el cake tibio de zanahoria y especias. ¡Sorpresa! Han reemplazado esa crema de marras con helado de yogur griego. Y le va perfecto, pues ese queque tibio y esponjoso se deja acompañar a la perfección con cada cucharada de helado. Ahora que me doy cuenta, me birlaron el butterscotch de miso pero no lo echo de menos. Quizá podrían trabajar más la presentación. Se lo merece.

Matria queda en Mendiburú 823, Miraflores
Ticket promedio: S/.90.00 por persona.
Volvería: Sí, es de esos sitios en que siempre se encutnrea algo nuevo. 


Le Cafe (Los tiempos cambian)
Cuantos años que no venía por el Swissôtel a tomar desayuno buffet. En realidad cuanto tiempo que no visito ningún tipo de buffet

Ya no soy el blogger de antes que se dejaba impresionar por una estación de fiambres calientes y panecillos dulces. Será que no soy tan fácil de convencer o es que ya no le encuentro mucho atractivo a servirme un plato que se recalienta indefinidamente a baño maría. Pero como en la vida es mejor ver el vaso medio lleno he aprendido a disfrutar de los desayunos y los tea-time, ocasiones en las que puedo ser menos exigente. Mención honrosa para el brunch del hotel Hilton donde sirven opciones preparadas al momento en porciones para degustar. Sí, para todo hay solución en esta vida.

Aprovechando los feriados quise recordar viejos tiempos visitando el restaurante Le Café del Swissôtel donde todos los días sirven desayuno buffet. Mi jornada empieza, como ya es costumbre, con una visita a la estación de frutas. No sólo porque me refresca el paladar sino porque dudo que exista alguien tan perezoso como yo que se niega a consumir fruta con cáscara ¿Será por eso que adoro la granadilla? Con tantas bandejas a disposición cualquier persona estaría feliz de armar la mejor ensalada de frutas pero como gracias a un reconocimiento previo del terreno descubro que en la estación de waffles hay chirimoya en jugo de naranja y miel de maple a disposición. No necesito nada más para ser feliz.

Mi conciencia ya está calmada y ahora puedo atacar otras estaciones. Le pido a la moza un café negro y voy a la estación de frituras. Jamon ahumado, tocino, variedad de salchichas pero... ¿Dónde quedaron los huevos revueltos? Pequeño detalle, ahora se preparan al momento pero como mi hambre no espera y me conformo con un mini omelette que ha sufrido con el eterno recalentado. No importa, con ají todo pasa. 

Es turno de visitar la estación de desayuno peruano. Prescindo del pollo saltado por razones ya descritas, me decepciona el caldo de gallina porque usar fideo cabello de ángel implica que luego de un tiempo adquieran una textura deshecha y termine tomando caldo solo.  A propósito, no estaría de más poner cebolla china y rocoto picado al costado para que uno se sirva al gusto. Me reconcilio con mi lado más peruano sirviéndome tamal criollo y chicharrón, un poco de sarsa criolla para aportar frescura y crema de ají amarillo para darle alegría. Prescindo del pan francés ¿para qué llenarse gratuitamente?

Desayuno hipercalórico. =)
Aún puedo seguir comiendo pero no se trata de exagerar. Me conformo pidiendo otra taza de café negro sin azúcar para acompañar una tajada del mejor enrollado de canela que se puede encontrar por estos lares. Está claro que estoy jugando de local porque conozco al revés y al derecho la propuesta de panadería y pastelería del Swissôtel. 

Me retiro de Le Café con buen sabor de boca. Siento que han hecho lo justo a pesar que ya no soy el mismo blogger que se dejaba impresionar por la variedad de estaciones. Aún estando en uno de mis lugares favoritos no puedo dejar la objetividad a un lado y reconocer que algunos detalles se les están escapando. Sobre todo cuando evoco mi última experiencia en cierto hotel americano de cinco estrellas. ¡Esto es guerra!

Swissôtel queda en Santo Toribio 173, San Isidro.
Ticket promedio: S/.100.00
Volvería: Sí, pero en Navidad cuando tienen una oferta más variada.


Chaxras (Verde, no te quiero verde)
Comer saludable o comer feliz. He ahí el dilema.

Pan de la casa, Chorichaxras
Después de un largo trayecto por la carretera sorteando a esos choferes, primates no evolucionados que suelen invadir el carril de emergencia, llego a Chaxras. Me siento relajado al ver tanto espacio para cuadrar, señal inconfundible que el local todavía no se ha llenado. No negaré que también estaba emocionado por esta nueva oportunidad de seguir evaluando el resto de su carta. ¿Qué le vamos a hacer? No es que todos los días uno pueda almorzar en Pachacamac

Truco de blogger, antes de ocupar mi sitio en la mesa designada cojo yo mismo una carta. Estamos en día de fiesta y como buen veterano en estos resfríos anticipo lo que sucede a continuación. Cuando la moza, luego de varios minutos, se digna prestarle atención a mi mesa ya tengo listo el pedido. Veo en la entrada como no paran de llegar los grupos de comensales e ingresar mi orden a la cocina es una carrera contra el tiempo. 

Para comenzar mi almuerzo campestre elijo los ChorichaXras artesanales de pollo con champiñones y de ternera a las finas hierbas. Sin embargo basta una mirada para tirar la toalla.. De nada vale que sean chorizos de la casa si los han recocinado al punto que el interior se desmorona apenas hinco el tenedor. El chutney que promete la carta es más bien una picadillo de piña en almíbar que deja en segundo plano cualquier sabor. me resigno a comer los chorizos con el ají que acompaña los panes de la casa.

Entraña a la parrilla
Continua mi desventura con una, al menos según dice la carta, "imponente" entraña Angus Beef a la parrilla. Está claro que el rótulo Angus Beef no es garantía de nada teniendo en cuenta que hasta en las franquicias prometen hamburguesas hechas con esta carne. Dudo más de la calidad cuando, a pesar de haberla pedido término medio, tengo que bregar con el cuchillo y tenedor para cortar una porción. Peor aún cuando descubro que la carne está bañada innecesariamente en una salsa de sabor indescriptible ¿Para qué? El sabor de la parrilla queda en el olvido. El graten de papas y verduras y los espárragos sólo tienen como función llenar espacio en el plato. Para el precio una decepción. Consejo, pidan la carne aparte y exijan que prescindan de esa salsa de marras.

Raviolones vegetarianos
Si la carne no funciona entonces mi lado veggie se activa y elijo los raviolones vegetarianos. Apenas llega a la mesa echo pestes contra mi optimismo. Está claro que no voy a terminar ese plato, y no tiene que ver con la cantidad. Pruebo la pasta sola y encuentro un relleno de puré de loche donde el queso paria brilla por su ausencia, mejor sería utilizar un ricotta de sabor más neutro. Pero es la crema de champiñones y hongos la que termina de embotar el paladar y debo claudicar a la segunda cucharada. El picadillo de lechugas que corona el plato no contribuye a mejorar la experiencia. Punto aparte para la presentación tan deslucida. 

Olvidable experiencia en Chaxras quizá por mi mala elección de platos, quizá por la falta de prolijidad en la cocina para ejecutar las recetas adecuadamente. Luego de haber visitado más de cinco restaurantes en la zona me queda claro que la propuesta de comida criolla de Don Cucho no tiene competencia. Probablemente no sea orgánico, eco-sostenible y tanta floritura de la que se precia en Chaxras pero al menos allí se come rico. Y eso para mí es suficiente. 

Chaxras queda en Calle 8, Pachacamac
Ticket promedio: S/.80.00 por persona
Volvería: No. Dos visitas bastan y sobran

domingo, 20 de marzo de 2016

Experiencia EVDC en Tzuru

Desde que abrí la página de Facebook del blog la interacción con los fans ha aumentado de manera exponencial. No sólo porque respondo personalmente las consultas que llegan vía inbox sino también por los comentarios que dejan en cada publicación. Me alegra mucho porque eso contribuye al objetivo principal del blog: ser un referente para que cada quien elabore sus propias aventuras gastronómicas. Sin embargo, desde ya hace algún tiempo le estaba dando vueltas a otra idea: ¿Cómo sería visitar un restaurante junto a mis seguidores, los autodenominados #viciolovers? Obvio, sería en uno de mis restaurantes favoritos, el chef tendría que estar informado previamente y el menú debería ser atractivo para todos los asistentes. Con ustedes, la primera Experiencia EVDC.

Jorge Matzuda presentando el menú
En mi última visita a Tzuru sufrí para terminar el ramen que había ordenado. Por su tamaño la porción alcanzaba de sobra para dos personas y la consistencia del caldo era en sí ya una comida completa. El chef me consoló diciendo que si le avisaba con tiempo podía organizar una degustación especial de ramen pero nunca llegamos a coordinar. La idea se quedó en el tintero pero sirvió como génesis para algo mejor: organizar una cena especial para el blog. Hice una convocatoria a los seguidores más activos y de inmediato completé los cupos requeridos.

Llego al restaurante antes de la hora. ¿Qué le voy a hacer? He nacido con un reloj suizo en la cabeza y además quiero cerciorarme que todo esté listo para recibir a los comensales. La mesa ya está preparada y el equipo de salón se muestra dispuestos para el reto. Comienzan a llegar los #viciolovers a la hora indicada y por su expresión noto que las expectativas son bastante altas. Es momento de dar luz verde. 

Abreboca, nikkuman y kushiyaki
En Tzuru no se andan por las ramas cuando se trata de servir el abreboca. Que yo recuerde, de todas las veces que he los visitado nunca he visto que repitan uno. Esta vez toca un adobo nikkei con tempura de cebolla, tan bien emplatado que da pena devorarlo de un bocado. La sazón adecuada y el toque crocante del tempura es suficiente para abrir el apetito.

La velada empieza oficialmente con el kushiyaki de salmón. Es una brocheta de panza de salmón a la parrilla. La grasa del corte es suficiente para sentir como se derrite en boca pero la destreza para no dejar la piel crocante sin pasarse del punto de cocción me sorprende .El twist en boca se lo da el limón caramelizado que junto al chimichurri nikkei aportan un preciso toque de especias. Sigue un nikuman crocante, pan hecho en dos cocciones: al vapor y luego frito. Es un pan de interior más suave que un brioche pero crocante por fuera. La clave está en el relleno, un trozo de panceta con parte de grasa que me recuerda al pan con chicharrón peruano pero en una versión más saludable, incluso con verduras encurtidas para darle un toque de frescura. La presencia del karashi (mostaza japonesa) es un reto para todos por la intensidad de ese picante que llega hasta la nariz.

Degusstación de ramen.
Luego de tan soberbia introducción es momento de alzar las cucharas y preparar el togarashi que comienza el desfile de ramen. Primero el shoyu ramen con base de fondo de carne. No hay ciencia más sí precisión para utilizar la cantidad exacta de shoyu y no termine empalagando rápido como me ha sucedido en otros locales. Seguimos con el tonkotsu ramen donde la consistencia del caldo de cerdo lo dice todo, larga y lenta cocción para que la grasa y el colágeno den esa textura. El miso ramen exige cierto nivel de tolerancia para el comensal peruano promedio. este ingrediente (pasta de frijol de soya fermentada) tiene un sabor especial que le da otra dimension al concentrado de carne. Para cerrar la jornada llega el temido tantanmen, variedad picante de ramen de la cual ya me habían hablado antes. Confieso que el nivel de picante es más que tolerable, al punto que no deja en segundo plano el fondo de carne en el que se cocinó. A pesar de haber servido porciones para degustar no fue una labor sencilla culminar la experiencia. Al final aparece el chef para escuchar las opiniones de los comensales y absolver consultas sobre los platos presentados. 

Para ser la primera vez, Experiencia EVDC fue un éxito. Los asistentes estuvieron muy felices de conocer uno de mis restaurantes favoritos, yo pude compartir un buen momento con ellos intercambiando datos gastronómicos y, sobre todo, planeando la siguiente visita. Créanme, los cupos están contados porque todos quieren repetir la experiencia. Mejor, imposible.

Mi agradecimiento especial a Jorge Matzuda y todo el equipo de Tzuru quienes estuvieron al tanto de todos los detalles para que esta experiencia sea satisfactoria en todos los sentidos. Por algo los consideré como una de las sorpresas del 2015 y este año promete hacerle la guerra a mi restaurante nikkei favorito.

Tzuru queda en Calle 21 No.707, San Isidro.
Horario: Lunes a sábado almuerzo de 12:30 a 15:30. Cena de 19:00 a 23:00
Ticket promedio: S/.80.00 por persona
Teléfono: 225-2195
Estacionamiento: En el sótano del edificio.
Volvería: Sí, hasta el momento cada visita ha sido un éxito rotundo.

lunes, 14 de marzo de 2016

La Mar (Acurio Corps II)

Lo prometido es deuda. Aquí viene la segunda parte de mis aventuras por los restaurantes de la Corporación Acurio.

Cebiche chalaco
Después de 4 años vuelvo a La Mar. ¿Qué pasó blogger? ¿Alguna mala experiencia con la comida? En absoluto, será que hasta ahora no olvido el mal gesto del mozo cuando devolvió la propina que le dejó mi padre. Imagino que estaba esperando dólares o euros pero creo que se equivocó de país (y de actitud). En fin, gracias a mi labor de blogger tuve acceso hace varios meses a un evento exclusivo para medios donde me di cuenta que si no regresaba a este restaurante en el corto plazo me estaría perdiendo de algo muy bueno. 

Llego a las 12.25 en punto pensando en lo fácil que será encontrar mesa. Vanas ilusiones porque encuentro el local repleto pero antes que emprenda la retirada aparece la anfitriona que, con una sonrisa de comercial de dentífrico, me lleva a la única mesa libre. ¿Qué? ¿Acaso la gente no está en la playa? No importa, ya estoy sentado, feliz de la vida, y sólo necesito un vaso de chicha bien helada para olvidarme de este calor de marras. No me traigan la carta porque ya la revisé previamente en internet y tengo claro el panorama.

Pan con chimbombo
Comienzo la aventura ordenando el pan con chimbombo, clásico pan francés con pejerrey arrebozado, zarza criolla y camotitos fritos. Tremendo sándwich, tranquilamente contiene una decena de pejerreyes y aunque retiro uno para probarlo solo con ají no veo que pierda volumen. El empanizado no interfiere con el sabor del pescado y la zarza le aporta el toque preciso de frescura. Prescindo de los camotitos no por tener algún defecto sino porque me llenaría muy rápido. Además esté sándwich se defiende sólo en cuestiones de sabor y tamaño, no precisa ningún acompañamiento. Sigo con el anticucho de pulpo pero cuando llega a la mesa de inmediato hay algo que no me cuadra. Si el anticucho es sazón y brasa cuál es la idea de agregarle tantos ingredientes como "topping": chimichurri, escamas de ajo, chalaquita, salsa de aceituna. Pobre pulpo... tantos sabores en boca me abruman al primer bocado y se pierde el ahumado que debió dar la parrilla. Eso sí, la textura es impecable como ya no suele verse por estos lares.

Anticucho de pulpo
Mi optimismo me lleva a pedir escabeche de pescado. Es un plato casero que no debería traer ninguna sorpresa y como está en la sección de entradas asumo que la porción será para picar nada más. Pequeño error, el filete de pescado bañado en aderezo de ají panca llega sobre una camita (tamaño king size) de masa de papa y yuca, acompañado de platanitos fritos y rodajas de camote. Tremendo desbalance de harinas me deja en posición adelantada. ¡Otra vez la mula la trigo! ¿Por qué no dejan al pescado sobrevivir solo? Peor aún, porque esa camita absorbe como esponja todo el aderezo de ají panca. Otra vez pecamos de exceso. Vale la pena ordenarlo previa indicación al mozo que sólo desean el filete. A menos que puedan con todo eso. Yo no y tampoco lo volvería a intentar.

Causa miraflorina
Ya es tiempo de algo serio y por eso ordeno el ceviche chalaco: pesca del día, chicharrón de calamar y leche de tigre con ají limo y rocoto. Estupendo, el pescado, fresquísimo, llega en el punto adecuado de marinado, el chicharrón mantiene su crocante y en la leche de tigre el sabor del ají dice presente con un moderado picante. Me animo a probar una cucharada con unos granos de cancha y dejo que los sabores se extiendan por mi paladar. ¡Por fin acerté con una! Termina mi paseo por las entradas con una causa miraflorina. Acá no hay ciencia, si el insumo está fresco y la masa de papa tiene una sazón ligera el resto es mero trámite. Podrían trabajar un poco más la textura de la salsa golf y prescindir de la emulsión de palta. Si lleva este ingrediente en tajadas ¿para qué repetirlo en otra forma? Y no sean crueles con la decoración. Al menor movimiento del mozo es obvio que esos huevos de codorniz y los tomates cherry saldrán volando.

Cau-cau de mariscos
Estoy al borde de la satisfacción plena y sólo me animo a pedir un cau-cau de mariscos como plato de fondo. Es inevitable evocar la experiencia de Panchita. ¿Esta porción es sólo para una persona? Ni en sueños. Insisto ¿quién diantres dijo que en los restaurantes de Gastón se servía poco? Yo prefiero ver menos caldo aunque la experiencia de comer un guiso con cuchara me hace sentir como en casa. No es perfecto, por ahí algunos mariscos están pasados de cocción y podrían retirar la rama de hierbabuena, pero sirve para calmar el antojo. Más bien, creo que le enviaré esta foto a Don Fernando como un reto personal.

Contra toda esperanza no hay espacio para un postre y tengo que retirarme pensando en consumir algo fresco para limpiar el paladar. Sería una exageración pedir una bolita de sorbete, tampoco creo que lo haya pues fuera de La Locanda, sólo una vez en estos ocho años encontré un restaurante que lo servía sin que uno lo solicite. Aunque si están muy antojado al frente hay una heladería que tiene un espectacular sorbete de mandarina sí y sólo sí están dispuestos a pagar el precio. 

El servicio a la mesa fue muy correcto, con el mozo atento para hacer recomendaciones y dispuesto a responder preguntas sobre la preparación de cada plato. (Sí, ya saben que yo siempre les tomo examen). Teniendo en cuenta que no había un sólo sitio libre vale la pena destacar que los platos llegaron en un tiempo más que prudente. Sin embargo debo confesar que dos visitas a La Mar no han sido suficientes para dar una opinión definitiva. Queda de tarea evaluar sus pescados enteros al sillao, sus planchas y sus platos al horno de leña. ¿Qué le vamos a hacer? El tiempo me gana, el verano se acaba y no puedo dejar pasar más tiempo sin hablar de ellos. Por el momento sólo puedo decir que nos volveremos a ver y espero que estén listos para el reto porque ahora si vendré con refuerzos. Léase familia completa. ¿O #viciolovers? Ustedes dirán.

La Mar queda en Av. La Mar 770, Miraflores.
Horario: Lunes a domingo de 12.00 a 17.00
Teléfono: 421-3365
Ticket promedio: S/.80.00 por persona.
Estacionamiento: Valet parking. No hay alternativa.
Volvería: Claro, igual que en Panchita con toda la familia.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Días de blogger XVIII (Acurio Corps)

Hace tiempo, mientras deambulaba por el aeropuerto, entré a la tienda de recuerdos y vi un enorme libro con el rostro de Gastón Acurio en la portada. No me pregunten de qué se trataba, sólo puedo recordar que en la parte final había una descripción, con foto incluida, de los restaurantes que él planeaba abrir en los próximos años. Por más que agudizo la memoria sólo puedo evocar las imágenes de una propuesta de pollo a la brasa con diferentes acompañamientos. Planet Chicken, te hablan.

Mucha agua ha pasado bajo el puente y algunas de sus restaurantes se han multiplicado (Madam Tusan, Papachos), otros cambiaron de dueño (Pasquale) y otros desaparecieron en poco tiempo (La Pepa) pero lo cierto es que todos han evolucionado para adaptarse a los gustos del mercado. Aprovechando los descuentos de un banco local decidí visitar cuatro restaurantes de esta marca en los primeros meses del año. Va la primera parte. 

Bachiche (Pasta wars)
Confieso que volví a Los Bachiche sólo por su mondonguito. ¿Qué? ¿Acaso no es un restaurante italiano? Paciencia.

Mondonguito a la peruviana
No entraré en detalles sobre la propuesta de Bachiche porque ya ha aparecido antes en el blog. Sigue manteniendo la tendencia de ofrecer platos de comida italiana con un toque peruano sin llegar a la fusión exagerada. Eso sí, no dejan de renovar la carta año tras año, y siempre tendrán un as bajo la manga.

Empieza mi jornada con el mondonguito a la peruviana. Es un plato muy conocido pero donde se han producido ciertos cambios que me recuerdan más a unos callos a la madrileña. Por tal motivo se me ocurre que tal sabría si ordeno pan campesino en lugar del arroz blanco de acompañamiento.  Pero vamos a lo importante, aunque se ve pequeño en la foto no es un plato para estómagos débiles. El condimento (ají panca) y la grasa de los fiambres (Chorizo español y morcilla) le dan mucho sabor pero también lo hacen una opción contuidente que tranquilamente podría estar en la sección de platos de fondo. Cumple si están con hambre. Sólo de puro novelero ordeno las piadinas, pan plano y suave hecho de harina de trigo que se presenta con diversos rellenos. Salvo la de prosciutto, arúgula y mozarrella donde destaca la calidad de los insumos el resto no llama mi atención. Suficiente para sacarme el clavo, sobre todo porque los panecillos de cortesía satisfacen mi ración diaria de harinas. A propósito, ¡que regrese el aceite de oliva!

Maltagliati con ragú de cordero
Es momento de atacar los platos de fondo. Los maltagliati ("fideos mal cortados")  son una pasta de forma irregular y satisfacen mis ansias de probar algo nuevo. Cumple la pasta con su punto al dente, cumple el ragú de cordero por la cocción prolongada que le da tanto sabor a la salsa. Nuevamente insisto en que esta porción alcanza de sobra para dos personas o para la cena de más tarde. Pruebo el pollo de leche al mattone, demasiado nombre para un filete de pollo a la parrilla. Aunque la arúgula y las papas rostizadas al aglio-olio cumplen un papel adecuado como acompañamiento. Para terminar unos bucatini a la amatriciana, como para hacer una comparación. ¿Serán tan buenos como los que probé en Eataly de Chicago? Es difícil hallar esta pasta en Lima. Quizá el comensal no se anima a salir de su zona de comodidad de spaghetti y ravioles pero los bucatini son una alternativa por su forma tan especial que permite a la pasta absorber más sabores. Está presente la grasa de la panceta y esa textura especial que le da el queso pecorino más no logro percibir el gusto del peperoncino, detalle que le hubiera dado otra dimensión al plato.

Bucatini a la amatriciana
Esta vez no hubo espacio para postre más sí para un café americano, suficiente para bajar tremenda comilona. Queda como tarea para mi siguiente visita evaluar las pizzas que, según un reconocido crítico, son las mejores de Lima. ¿Mejores que Spizza? ¡Esto es guerra!

Bachiche no es el mismo restaurante que conocí hace varios años y que tanta alharaca despertó. Es obvio que luchar contra el sempiterno gusto del comensal peruano por los tallarines verdes y la lasaña involucra todo un trabajo de a conciencia reforzado por la variedad de la carta. Desde los que quieren recordar la polenta de la abuelita hasta los que desean aventurarse por sabores italianos fusionados con recetas peruanas. Ya depende de cada uno encontrar su favorito.  

Los Bachiche queda en Av La Paz 1025, Miraflores.
Ticket promedio: S/.75.00 por persona
Volvería: Por sus pizzas. Es lo úncio que me falta probar de su carta.


Papacho's (Fast-blogger)
Soy asiduo visitante del Papacho's del Jockey Plaza. Queda cerca a mi casa, no tengo que pelearme por el estacionamiento y comparado a las ofertas de fast-food del centro comercial es casi un oasis en el desierto. Casi, he dicho.

Alitas Barrio
Visto que en cada visita la lucha por acabar solo una hamburguesa causa perdida aproveché que estaba en grupo para evaluar otras opciones de la carta, léase entradas o piqueos. Las papas bravas representan el sueño de todo amante de las frituras. Una fuente de papas fritas bañadas con tres tipos de salsas ideales para acompañar una cerveza o un trago. Personalmente no soy amigo de comer un plato que venga regado “con todas las cremas” porque las papas pierden rápido lo crocante. Además, tengo una duda ¿En qué momento los peruanos empezamos a comer papas fritas con topping de queso parmesano? Mejor me va con las alitas barrio, la sazón de ají panca juega en pared con la frescura de la chalaquita, más es la salsa de ají la que se merece unas palabras. Pruébenla y entenderán a que me refiero. 

Pye de manzana
Los chinitos, versión de spring roll de la casa, vienen relleno de carne y con un dip oriental de gusto dulcete que me deja convencido. Paso con la Salchipapacha porque en esta última versión la cantidad asume el protagonismo. Por más que venga con cinco "cremas" es más una choripapas sin mucha gracia y no puedo dejar de evocar la legendaria versión de Panchita con cinco tipos distintos de salchichas. En fin, no le hace ni sombra a mi favorita de República.

Ya he hablado antes de sus postres de chocolate (Chocomelt y Chocodosis) que están entre lo mejor que se puede encontrar en el mercado pero esta vez se me ocurrió aventurarme con el pye de manzana horneado al momento (demora 20 minutos en llegar a la mesa). Ustedes saben de mi fruición de los productos hecho al momento pero este no me convence ya que el relleno es tan empalagoso que ni con un café americano lo pude terminar. Lo mismo va para esos sundaes en tamaño familiar. Si les gusta el dulce en extemo están servidos, sino de frente a los postres con chocolate. Después no digan que no les advertí. 

Papacho's queda en CC Jockey Plaza s/n
Ticket promedio: S/.50.00 por persona
Volvería: Sólo por las hamburguesas. Y también por la Pollada & Co.


Panchita (Retroceder nunca, rendirse… lo pensaré)
Hace algunos meses circuló un meme donde le echaban la culpa a Gastón Acurio por servir porciones diminutas en sus restaurantes. Es obvio que el ingenuo autor del meme nunca ha ido a Panchita. 

Piqueo Doña Pancha
Si existe una propuesta de comida criolla que no me decepciona es la de Panchita. No la he visitado tantas veces como hubiera querido por una sencilla razón: es imposible acabar solo cualquiera de sus platos. Así sea un plato de fondo o un piqueo las porciones son más que generosas y la cuenta final termina siendo un número simbólico si uno la divide entre varios asistentes.

Anticuchada bailable
Comienza la jornada con el piqueo Doña Pancha. Siete platos criollos bien preparados en porciones para degustar. Probablemente alguien me diga: "¿Blogger que tiene de especial el choclo a la huancaína? ¿O la ocopa?" Pues nada, simple y llanamente es un piqueo bien armado. Si tuviera un visita del extranjero no dudaría en pedirlo porque es una excelente carta de presentación a la comida criolla: variada y servida como en casa. El único punto débil es el chicharrón donde la textura de la carne estaba algo seca. Nada que no se pueda solucionar con un poco de zarza de cebolla.

Sigo con la Anticuchada bailable "para toda la familia" Sí, seguro ¿qué tan grande podría ser? Claro, hasta que veo al mozo trayendo un parante especial para colocar tremenda bandeja. Creo que la foto habla por sí sola pues cinco variedades de anticuchos más morcilla y chorizo conforman un plato sólo para valientes. Lo mejor de todo que a pesar de ser distintos cortes todos llega en el punto perfecto de cocción y la sazón equilibrada no le quita el gusto que le da el paso por la brasa. El anticucho de res es el protagonista sin duda pero saludo la inclusión del hígado de pollo, un gusto adquirido que no muchos restaurantes pueden enfrentar.Igual para los de trozos de pollo porque llegaron jugosos, en su punto. Ojo que la morcilla es cremosa, receta tradicional de la casa, por más que la pidan bien cocida no se las van a dar.

Panchita pasa la prueba de la comida peruana servida como si estuvieran en casa. Porciones generosas para compartir en familia o con amigos. Me alegra ver que se apegan a lo tradicional sin entrar en fusiones estrambóticas con quinua o alpaca como hacen otros restaurantes turísticos. Y antes que me olvide no dejen de probar su chicha morada que es realmente adictiva.

Panchita queda en calle 2 de mayo 298, Miraflores.
Ticket promedio: S/.80.00 por persona
Volvería: Siempre en domingo y con toda la familia.

miércoles, 2 de marzo de 2016

El Hornero 0 (Donde empezó todo)

Fachada del local
Ya no soy el mismo blogger inocente que acostumbraba evaluar un restaurante de carnes ordenando la parrilla especial con "todos los cortes" Si bien no he llegado a ser cliente habitual en ningún restaurante de esta categoría tengo claro que para escribir una reseña completa hay que evaluar diferentes cortes y procedencias. Tarea compleja porque la oferta se ha vuelto cada vez más especializada. ¿Alguien dijo parrilla al estilo americano?

Cuando me preguntaban por un restaurante de parrillas sentía que me faltaba algo y eso era El Hornero. Malas experiencias con el servicio me tuvieron alejado de este restaurante por mucho tiempo. Sin embargo, atendiendo el consejo de personas con más experiencia (y tolerancia) que yo, hice de tripas corazón y decidí visitar el local original. Tremendo viaje hasta Chorrillos para sacarme de una vez el clavo y de paso aprovechar el descuento de 50% que otorga un banco local por el uso de sus tarjetas. Y no va a ser.

Llego al local sudando la gota gorda. El aire acondicionado del carro no sirve si el trayecto se alarga por el infernal tráfico de Barranco. Pero quien más ha sufrido es mi pobre Malbec serie A de Familia Zuccardi. Una champañera será necesaria para ponerlo en temperatura. ¡Este calor de marras!

Ventajas de la temporada, el público objetivo del local está veraneando y cuando se trata de elegir una mesa literalmente me siento a mis anchas. El mozo, muy solícito él, trae la canastilla con panes y mantequilla industrial pero se topa con mi amable rechazo. No es un tema de costos, total nada más cobran S/.5.00 por persona, sino que de nada vale llenarse con pan sabiendo lo que vendrá luego.

Empieza mi jornada con los chorizos de la casa. Por favor olvídense del choripan, popular versión "fast-food" que tanto daño le ha hecho a este embutido pues lo convierte en poco menos que una croqueta requemada. La verdadera cocción a la parrilla logra que el exterior se caramelice y el interior se mantenga jugoso. De sabor fue un éxito por la proporción correcta de carne y grasa y ni se les ocurra echarle chimichurri. Disfruten el sabor de la carne tal cual. Pedí las mollejas de puro curioso nada más, sé que es un insumo difícil de cocinar y debe tratarse cuidadosamente pero el maestro parrillero estuvo pensando en las musarañas y el resultado fue cualquier cosa. No pasaron la prueba.

Picaña americana
Le pregunto al mozo qué corte está bueno en el día y me dice la picaña americana. Casi me pongo a llorar pues he estado buscando este corte por mucho tiempo. Vuelven a mí los buenos recuerdos de mi primer viaje a Sao Paulo y mi feroz lucha contra el rodizio del Fogo de Chao. La peculiaridad de la picaña es que viene con una capa de grasa sobre la que debe cocinarse lentamente. Me deja satisfecho aunque intuyo que he cometido un error cuando indiqué el punto de cocción, aunque de eso hablaré e el siguiente párrafo. Acompaño el corte con una ensalada parrillera (lechuga, tomate, cebolla y rabanitos), suficiente para refrescar el paladar. Prescindo de las papas fritas. ¿Para que embotarse con sal y grasa? Hagan el intento y verán que es mejor así.

Es relevante indicar que en El Hornero traen la carne sobre unas mini-parrillas con carbón encendido. Detalle muy importante pues si no comen el corte al momento seguirá recocinándose hasta perder todo su sabor. Probablemente algunas personas frunzan el ceño pero lo más recomendable es pedir las carnes en punto medio. Cualquier otra indicación es tentar a la suerte. 

Tremenda excepción a la regla, esta vez no hubo sitio para postre. ¿Para que retar al destino? Con la poca rotación que tienen no justifica que le dediquen mayor esfuerzo. Suficiente con un café americano para cerrar la jornada.

Bife de chorizo
La experiencia fue cumplidora y justificaba una segunda visita. En esta ocasión me animé a subir al segundo nivel donde pude disfrutar de una excelente vista a las playas de Chorrillos. Para comenzar ordené una provoleta, molde de queso especial que se cocina directamente sobre la parrilla y debe llegar a la mesa consistente por fuera pero blando por dentro. Exceso de optimismo el mío porque el mozo trae un plato de queso completamente derretido que más parecía un raclette. Iluso yo, pensé que comería lo mismo que en La Cabaña de Buenos Aires. Lección aprendida, ni a de balas que pido un vigilante de postre. 

Sigo en la misma onda de pedir cortes completos y nuevamente recurro al mozo quien me recomienda el bife de chorizo americano, corte muy tierno que viene con un borde de grasa pero que a diferencia de la picaña se debe cocinar más rápido y a fuego alto para que selle y mantenga todo su sabor. El punto de cocción nuevamente deja que desear pero ya opiné del tema. Habrá que ir hasta la sección de parrillas para hablar directamente con el encargado y explicarle detenidamente lo que uno desea. 

La experiencia en El Hornero no deja de tener cierto interés, sobre todo cuando la comparo con lo que viví en sus otros locales. En ambas visitas el personal de atención a mesa fue muy cortés y atento, y los platos llegaron en un tiempo razonable. Incluso en la segunda visita acudió a la mesa el jefe de salón mostrando interés en explicar y resolver un problema que hallé. Como para regresar una tercera vez pero armado de medios audiovisuales para explicar claramente cuál es el punto deseado de la carne.

El Hornero queda en Miguel Grau 983, Chorrillos.
Teléfono: 251-8109
Ticket promedio: S/.100.00 por persona (considerando un corte en porción completa)
Volvería: En invierno. Que baje este calor endemoniado.
Estacionamiento: En los alrededores con vigilancia.