Me acuerdo cuando usaba este título para justificar mis ausencias por temas de salud o laborales. Pero si les contara todo lo que está pasando en estas semanas se asombrarían de ver como encuentro tiempo para escribir el blog.
Munich (No chances in hell)
Elegida con mucha fanfarria como la mejor salchipapas en cierto programa de cable, cuyo nombre no logro recordar, Munich siempre fue una leyenda urbana para mí. Que es un clásico, que el ambiente es increíble, que su salchipapas no tiene competencia, etc. Era imposible sobrevivir ya a tanta intriga y por eso aproveché que estaba por el Centro para sacarme de una vez el clavo con la salchipapas de marras.
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Salchipapas Munich |
La salchipapas Munich es una fuente para dos personas con tajadas de cervelat, salchicha blanca y chorizo acompañadas de papas fritas. A primera vista más cantidad que calidad, a segunda vista una opción completamente prescindible. ¿Por qué? Primer detalle, llegó tibia a la mesa, lo peor que pueden hacer con una fritura. ¿Error del mozo o de la cocina? Me quedó con la duda porque incluso se tomaron más de 20 minutos para traer la orden. Segundo, los chorizos son de mala calidad. Entiendo que no me van a dar chorizo argentino pero tampoco el trozo de grasa fosforescente que se ve en la foto. Tercero, las famosas "cremas", dos pocillos con una mayonesa cortada, casi líquida, y un ají que se puede encontrar en cualquier pollería de franquicia (mentira, es peor aún) Felizmente ya tengo experiencia en estos resfríos y, blogger precavido vale por dos, había llevado un sachet de ketchup. Aunque ni con eso pude terminarla.
En fin, una experiencia olvidable por errores en la preparación y descuido en la calidad de los insumos. Es difícil que pueda competir contra mi favorita del Tip Top, la especialidad de un sitio que ofrece lo mismo hace varias décadas. En cuanto al ambiente del local, entre la conversación de la gente, el pianista tocando instrumentales de los Beatles y la música estridente de la discoteca vecina es para salir corriendo. El blogger también conoce sitios para divertirse pero de eso hablaré en otra ocasión.
Munich queda en Jirón de la Unión 1044, Cercado.
Volvería: Por sus salchipapas ni pensarlo.
El palacio del sancochado (Todo un clásico)
30 años de historia no los tiene cualquiera. A ver qué dicen esos top 5 de Summum...
La palabra sancochado me hace evocar un almuerzo dominical hace muchos años en un restaurante de Lince, frente al Blue Moon. Niño bueno y comelón recuerdo haber pedido cualquier cosa con papas fritas ante la mirada ceñuda de mi madre que, fiel a la comida saludable, se decidió por un sancochado. Craso error porque se pasó todo el rato renegando porque no le habían traído el caldillo, que era pura verdura y al final ni siquiera pusieron las salsitas de ají. (¿A quién les hace recordar esa actitud?) Mucho tiempo después, en la prehistoria del blog, unos compañeros de trabajo me llevaron a un sitio en la Av. La Marina donde el sancochado aparte de un pobre trozo de carne incluía pollo, hot dog (¡blasfemia!) y el caldo era servido en unos jarritos sin asa. Como que no guardo buenas experiencias con este plato, el más saludable que existe.
¿Qué es el sancochado? "Es un plato que se consume en todo el Perú desde la época de la Colonia. Es el hijo del cocido madrileño que a su vez lo es de la adafina árabe (legumbres y carnes cocinadas largamente en olla de barro que luego se sirven en dos tiempos: el caldo y el resto)". (Gracias a María Elena Cornejo por la información)
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Sancochado |
Tenía que reconciliarme con el Centro de Lima y por eso visité un restaurante donde hace más de treinta años se prepara el sancochado a la manera tradicional, sin exquisiteces, miramientos o trucos bajo la manga. Apenas llega a la mesa es difícil no quedarse sin palabras ante la porción familiar de verduras sancochadas y un trozo inmenso de punta de pecho. El caldillo tiene un color turbio porque es el concentrado de la carne hervida durante un par de horas con ajo, cebolla, sal y pimienta y pasa de la olla al cazo sin colarse. Pequeño pero importante detalle, la carne y las verduras se sancochan por separado. Confieso que por más esfuerzos que hice tuve que rendirme ante tamaña porción.
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Salsitas y el caldillo |
De acompañamiento les traerán una versión de solterito sin queso y tres salsitas: ají verde, huacatay y rocoto. Acá no creen en eufemismos ni en recetas para turistas, las salsitas están hechas a la peruana y pican de verdad. Al menos la de rocoto tiene un picor infernal y celestial al mismo tiempo. Salvo que se consideren muy valientes ni la toquen o terminarán como el blogger comiendo camote sancochado. Vale la pena hacer un comentario sobre la decoración. Las paredes del restaurante están adornadas con antigüedades de diversos tipos: cámaras fotográficas, cerraduras, sombreros, teléfonos antiguos (incluso esos famosos celulares del tamaño de un ladrillo). Almorzar en este restaurante es como si el tiempo (y el hervor de las ollas en la cocina) nunca se hubiera detenido.
El Palacio del Sancochado queda en Av. 28 de Julio 990, Cercado.
Horario: Lunes a domingo de 12:00 a 5:00
Volvería: Sí, merezco una revancha.
Makoto Sushi Bar (En busca del plato perdido)
Tantos años yendo al Jockey Plaza y por fin me animé a visitar Makoto. Aunque no por las razones correctas.
Emocionado por el artículo que leí en una web nikkei sobre el okonomiyaki, una especie de pizza japonesa hecha con capas de verduras, tallarín y huevos a la plancha, salí en busca de un restaurante que lo preparara. ¡Oh felicidad, se podía comer en Makoto!
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Okonomiyaki versión Makoto |
Apenas entre al restaurante, pedí la carta y ordené el famoso okonomiyaki. Sin embargo cuando me lo trajeron un signo de interrogación se formó sobre mi cabeza. Pero esto no se parece en nada a lo que leí ¿No sería más adecuado definirla como una tortilla de mariscos? Creo que me hice demasiadas expectativas por descubrir un plato nuevo. Claro, tiene sus virtudes porque los mariscos estaban bien cocidos, la sazón era correcta y el plato llegó caliente a la mesa pero, exceptuando la salsa especial, no dudo que lo pueda encontrar en cualquier restaurante de pescados y mariscos. En fin, la visita me sirvió como introducción a la carta de este restaurante y por lo que vi, justificaría un regreso. Pero no por el okonomiyaki.
Makoto queda en el C.C. Jockey Plaza Local 6E, Surco.
Volvería: Sí, todavía falta investigar más platos de su carta