lunes, 23 de diciembre de 2013

Fin de temporada (Adiós 2013)

Dicen que el 13 es número de mala suerte pero cuando veo todo lo que he escrito (y todo lo que he comido) en estos doce meses sólo puedo decir que fue un año magnífico.

¡Que tal año para el blog! Tuve que hacer magia dividiendo el tiempo entre mis responsabilidades laborales y académicas para mantener el ritmo de publicación de las reseñas. Sufrí como nunca durante el primer trimestre del año pero contra viento y marea logré completar para el aniversario del blog la trilogía de los restaurantes del Top 50: Astrid y Gastón, (cortesía del mismo Gastón Acurio), Central y Malabar. Un descanso muy esperado me permitió luego viajar para ampliar rutas gastronómicas en el Perú y en el extranjero. Nota saltante del fue mi debut como jurado en un concurso gastronómico de la UFE-Perú. La responsabilidad que implicaba mi participación fue compensada por la alegría en los rostros de las ganadoras.

Pero si tuviera que escoger un momento de todo el año sería la participación en la cena maridaje de Matria. Esta experiencia no sólo me abrió las puertas al universo de los vinos sino que me permitió compartir mesa con expertos de la crítica gastronómica como María Elena Cornejo, Soledad Marroquín, Gonzalo Pajares y Javier Masías. Después de escucharlos me quedó claro que todavía tengo mucho que aprender. El círculo terminó de cerrarse en el último trimestre con la degustación anual de Panuts, fue una gran oportunidad para degustar vinos de diferentes cepas y bodegas pero también de hablar con expertos, embajadores de marca así como los mismos presidentes de las bodegas. Tomar un Malbec servido por el mismo José Alberto Zuccardi fue un lujo que no hubiera esperado.

Por motivos laborales me veo en la obligación de despedir el blog hasta la segunda semana de enero. ¿Qué le vamos a hacer? Los fines de año siempre serán complicados para el blogger. De todos modos prepárense porque el 2014 se viene el resumen con lo mejor (y lo peor) del año, las sorpresas y las decepciones que me dejaron los restaurantes. También escribiré la culminación de la ruta de Buenos Aires y el esperado reencuentro con una amiga blogger y el nuevo integrante de su familia, Hipólito. Además se vienen dos momentos espectaculares: el sexto aniversario del blog y el post número 400 ¿Que restaurante será el escogido para celebrar este nuevo hito en la historia del blog?

¡Sólo me queda desearles una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2014!

jueves, 19 de diciembre de 2013

Días de blogger VII (El arte de la guerra)

"Porque el experto gana sus victorias sin error. Sin error significa que cualquier cosa que él haga asegura su victoria. (...) Por eso el comandante experto adopta una posición en la cual no podrá ser derrotado y no omite ninguna circunstancia ni detalle para vencer a su enemigo" 
El Arte de la Guerra, Sun Tzu.

Administrar un restaurante no debe ser una tarea sencilla. Planear la logística de los insumos, liderar el equipo de cocina, entrenar al equipo de salón en atención al cliente deben ser una guerra de todos los días. Y sí a eso le sumamos que un blogger gastronómico inesperadamente puede visitar el local para contar todo lo bueno y malo que vio entonces sí hay que estar preparados.

Design your Salad (La guerra contra la comida chatarra)
"Crisis es igual a oportunidad" He escuchado esta expresión demasiadas veces y la verdad para mí nunca tuvo nada de gracia. Pero un problema con el delivery de un local de ensaladas generó una excelente reacción de la gerente general y me enseñó que algo de verdad hay en la frase de marras.

Vista del local
Design Your Salad (DYS para los apurados del nuevo siglo) es una nueva propuesta de autoservicio en Miraflores. Como un local de fast food pero con opciones saludables de ensaladas, wraps y jugos de fruta fresca. Los clientes hacen los pedidos en la barra, escogiendo entre las quince recetas de la casa (pollo, pescado, carne o vegetarianas) o combinando los ingredientes de acuerdo al gusto. Cuando esté lista la orden un corredor lo llevará a la mesa. Punto a favor de DYS, tienen su taller de producción en el mismo local, garantía suficiente del manejo óptimo de sus insumos. Además, algunas de sus ensaladas incluyen productos orgánicos.

Ensalada crocante
Yo creo en la comida saludable pero mi lado carnívoro nunca me abandona, por eso ordené la ensalada crocante: espinaca, lechuga americana, huevo rallado, espárragos, champiñones, tocino, queso parmesano y asado a la olla. Si bien la frescura de los ingredientes es indiscutible, el tamaño de las hojas no facilitaba mezclarlas con el aliño. El asado no estaba cocido en su punto lo que dificultaba cortar la tajada en el bol triangular. Lo que si me agradó mucho fue el jugo de frutas que me recomendaron en el counter: durazno, piña y pepino. Inicialmente sentí algo de reticencia por tomar el pepino pues sólo en mi dieta diaria sólo aparece en las ensaladas pero le cambió totalmente el sabor. Quizá el vaso y los platos de plástico quitan puntos a la presentación pero de acuerdo al precio que uno paga tampoco esperen porcelana de Limoges.

Esta visita de reconocimiento, cortesía de DYS, me deja buen sabor de boca y ganas de regresar. Me soprendió gratamente la actitud del personal en el counter. Estuve varios minutos haciendo preguntas a la dependiente sobre las diversas opciones que ofrecen y no sólo demostró conocimiento sino una paciencia a prueba de balas. Ahora habría que evaluar su capacidad frente al trabajo bajo presión cuando los oficinistas invadan el local al mediodía. Felizmente no me verán a esa horas. ¿O sí?

Design Your Salad queda en Av. 28 de Julio, Miraflores
Horario: Lunes a sábado de 7:30 a.m. a 11:00 p.m.
Volvería: Sí. Para un fin de semana "light" sería ideal.

La Botica (La guerra contra el antojo)
Nunca subestimen a un blogger con antojos. Nunca.

Hace un par de semanas leí en el blog de Javier Masías una reseña muy completa sobre el mondonguito a la italiana. La historia del plato asi como la descripción de la rectea ideal me dejó con un antojo increíble de comerlo. Una rápida encuesta a los seguidores del blog me dejó una larga relación de restaurantes. Por motivos laborales escogí el más cercano a mi trabajo, La Botica.

Clásico: cau-cau más sangrecita
Este local, antes perteneció a la botica Maggiolo y ahora ha sido adaptado como un restaurante de diario. Entre los diversos platos de la comida criolla que pueden ordenar están los tamalitos, el escabeche, el ceviche con pesca del día así como "las mollejas de mi suegra", plato que no he probado nunca. Yo tenía un objetivo en mente y por eso ordené el clásico, una soberbia combinación de cau-cau y sangrecita con adicional de pan francés y ají de la casa. Es uno de los platos más impresionantes que he visto en el año, al menos en cuestión de cantidad porque de calidad tenía algunos puntos débiles. Si bien la sazón estaba en su punto el tamaño del corte del mondongo era muy grande y dejaba la sensación de que uno estaba comiendo sólo trozos de papa. Además la cocción de las papas era desigual, algunas estaban a punto de puré, otras crudas en el centro. No hay mucha ciencia en preparar la sangrecita y no merece comentario adicional.

La atención es correcta, lo aceptable para un restaurante de diario. Sólo les dejo un dato adicional, no se les ocurra sentarse en las mesitas altas para almorzar. Son bastante incómodas y con el tamaño del plato tendrán que hacer malabares para no desperdigar parte del guiso sobre la mesa. Y si van a regresar a la oficina, una larga caminata para bajar la comida no estaría demás.

La Botica queda en Av. Petit Thouars 3910, Miraflores.
Horario: Lunes a jueves de 11:00 a.m. a 11:00 p.m. Viernes y sábado de 11:00 a.m. a 1:00 a.m.
Volvería: Sí, pero no durante la semana.

Burrito Bar (Algunas guerras se pierden)
Cuando uno camina de noche por Barranco el hambre no es buen consejero. Y algunas guías de marras, tampoco.

El burrito es un tipo de comida mexicana que consiste en una tortilla de harina de trigo enrollada en forma cilíndrica en la que se cubre completamente de carne asada y frijoles refritos. En contraste, un taco es generalmente formado al doblar una tortilla a la mitad alrededor de la carne, dejando el perímetro semicircular abierto. (Gracias Wikipedia) Resulta que en Barranco un ciudadano inglés decidió aprovechar su experiencia en el sector de restaurantes y abrir su local de comida mexicana para competir con tanta franquicia de marras que sólo nos ven la cara día a día. 

Burrito de cerdo ahumado
El burrito era una tortilla envuelta, casi del tamaño de una lata de gaseosa (y me quedo corto) Viene rellena con carne, frijoles negros, arroz con limón, cebolla y salsa picante. Quizá me falta un punto de comparación para evaluarlos como es debido pero no lo volvería a pedir. No es sólo el grosero tamaño de la porción sino que esa mezcla de arroz mojado con frejoles y algunos trozos de carne nunca están en mi lista de favoritos. Para acompañar elegí los nachos con guacamole que sí estuvieron muy cumplidores. Obvio que hay una diferencia de años luz con los industriales, pero usar un envase descartable para el guacamole se me antojó un exceso. Entiendo que es un fast food pero tampoco exageren.

En cuanto al ambiente, como fui de noche no lo ví muy acogedor, al contrario por la mala iluminación se veía hasta lúgubre. La atención es regular, al nivel de un local de comida al paso aunque esperaba de la moza siquiera un poquito de criterio para advertir que el burrito alcanzaba de sobra para dos personas. Punto a favor de ellos es que la cocina está a la vista de todo el público y eso garantiza que los platos se preparan en las condiciones adecuadas. Considero que es el lugar ideal para mochileros (había tres mesas ocupadas por extranjeros) o personas que buscan algo económico antes de irse de fiesta por Barranco. Como no calzo en ninguna de las dos categorías me tomaré algún tiempo antes de regresar.

Burrito Bar queda en Av. Grau 113, Barranco.
Horario: Martes a sábado de 12:00 a 11:00 p.m. Domingos de 12:00 a 5:00 p.m.
Volvería: Quizá por las quesadillas. Pero esta vez las compartiría.

viernes, 6 de diciembre de 2013

El blogger (no) descansa

Me acuerdo cuando usaba este título para justificar mis ausencias por temas de salud o laborales. Pero si les contara todo lo que está pasando en estas semanas se asombrarían de ver como encuentro tiempo para escribir el blog.

Munich (No chances in hell)
Elegida con mucha fanfarria como la mejor salchipapas en cierto programa de cable, cuyo nombre no logro recordar,  Munich siempre fue una leyenda urbana para mí. Que es un clásico, que el ambiente es increíble, que su salchipapas no tiene competencia, etc. Era imposible sobrevivir ya a tanta intriga y por eso aproveché que estaba por el Centro para sacarme de una vez el clavo con la salchipapas de marras.

Salchipapas Munich
La salchipapas Munich es una fuente para dos personas con tajadas de cervelat, salchicha blanca y chorizo acompañadas de papas fritas. A primera vista más cantidad que calidad, a segunda vista una opción completamente prescindible. ¿Por qué? Primer detalle, llegó tibia a la mesa, lo peor que pueden hacer con una fritura. ¿Error del mozo o de la cocina? Me quedó con la duda porque incluso se tomaron más de 20 minutos para traer la orden. Segundo, los chorizos son de mala calidad. Entiendo que no me van a dar chorizo argentino pero tampoco el trozo de grasa fosforescente que se ve en la foto. Tercero, las famosas "cremas", dos pocillos con una mayonesa cortada, casi líquida, y un ají que se puede encontrar en cualquier pollería de franquicia (mentira, es peor aún) Felizmente ya tengo experiencia en estos resfríos y, blogger precavido vale por dos, había llevado un sachet de ketchup. Aunque ni con eso pude terminarla.

En fin, una experiencia olvidable por errores en la preparación y descuido en la calidad de los insumos. Es difícil que pueda competir contra mi favorita del Tip Top, la especialidad de un sitio que ofrece lo mismo hace varias décadas. En cuanto al ambiente del local, entre la conversación de la gente, el pianista tocando instrumentales de los Beatles y la música estridente de la discoteca vecina es para salir corriendo. El blogger también conoce sitios para divertirse pero de eso hablaré en otra ocasión.

Munich queda en Jirón de la Unión 1044, Cercado.
Volvería: Por sus salchipapas ni pensarlo.


El palacio del sancochado (Todo un clásico)
30 años de historia no los tiene cualquiera. A ver qué dicen esos top 5 de Summum...

La palabra sancochado me hace evocar un almuerzo dominical hace muchos años en un restaurante de Lince, frente al Blue Moon. Niño bueno y comelón recuerdo haber pedido  cualquier cosa con papas fritas ante la mirada ceñuda de mi madre que, fiel a la comida saludable, se decidió por un sancochado. Craso error porque se pasó todo el rato renegando porque no le habían traído el caldillo, que era pura verdura y al final ni siquiera pusieron las salsitas de ají. (¿A quién les hace recordar esa actitud?) Mucho tiempo después, en la prehistoria del blog, unos compañeros de trabajo me llevaron a un sitio en la Av. La Marina donde el sancochado aparte de un pobre trozo de carne incluía pollo, hot dog (¡blasfemia!) y el caldo era servido en unos jarritos sin asa. Como que no guardo buenas experiencias con este plato, el más saludable que existe.

¿Qué es el sancochado? "Es un plato que se consume en todo el Perú desde la época de la Colonia. Es el hijo del cocido madrileño que a su vez lo es de la adafina árabe (legumbres y carnes cocinadas largamente en olla de barro que luego se sirven en dos tiempos: el caldo y el resto)". (Gracias a María Elena Cornejo por la información)
Sancochado
Tenía que reconciliarme con el Centro de Lima y por eso visité un restaurante donde hace más de treinta años se prepara el sancochado a la manera tradicional, sin exquisiteces, miramientos o trucos bajo la manga. Apenas llega a la mesa es difícil no quedarse sin palabras ante la porción familiar de verduras sancochadas y un trozo inmenso de punta de pecho. El caldillo tiene un color turbio porque es el concentrado de la carne hervida durante un par de horas con ajo, cebolla, sal y pimienta y pasa de la olla al cazo sin colarse. Pequeño pero importante detalle, la carne y las verduras se sancochan por separado. Confieso que por más esfuerzos que hice tuve que rendirme ante tamaña porción.

Salsitas y el caldillo
De acompañamiento les traerán una versión de solterito sin queso y tres salsitas: ají verde, huacatay y rocoto. Acá no creen en eufemismos ni en recetas para turistas, las salsitas están hechas a la peruana y pican de verdad. Al menos la de rocoto tiene un picor infernal y celestial al mismo tiempo. Salvo que se consideren muy valientes ni la toquen o terminarán como el blogger comiendo camote sancochado. Vale la pena hacer un comentario sobre la decoración. Las paredes del restaurante están adornadas con antigüedades de diversos tipos: cámaras fotográficas, cerraduras, sombreros, teléfonos antiguos (incluso esos famosos celulares del tamaño de un ladrillo). Almorzar en este restaurante es como si el tiempo (y el hervor de las ollas en la cocina) nunca se hubiera detenido.

El Palacio del Sancochado queda en Av. 28 de Julio 990, Cercado.
Horario: Lunes a domingo de 12:00 a 5:00
Volvería: Sí, merezco una revancha.


Makoto Sushi Bar (En busca del plato perdido)
Tantos años yendo al Jockey Plaza y por fin me animé a visitar Makoto. Aunque no por las razones correctas.

Emocionado por el artículo que leí en una web nikkei sobre el okonomiyaki, una especie de pizza japonesa hecha con capas de verduras, tallarín y huevos a la plancha, salí en busca de un restaurante que lo preparara.  ¡Oh felicidad, se podía comer en Makoto!

Okonomiyaki versión Makoto
Apenas entre al restaurante, pedí la carta y ordené el famoso okonomiyaki. Sin embargo cuando me lo trajeron un signo de interrogación se formó sobre mi cabeza. Pero esto no se parece en nada a lo que leí ¿No sería más adecuado definirla como una tortilla de mariscos? Creo que me hice demasiadas expectativas por descubrir un plato nuevo. Claro, tiene sus virtudes porque los mariscos estaban bien cocidos, la sazón era correcta y el plato llegó caliente a la mesa pero, exceptuando la salsa especial, no dudo que lo pueda encontrar en cualquier restaurante de pescados y mariscos. En fin, la visita me sirvió como introducción a la carta de este restaurante y por lo que vi, justificaría un regreso. Pero no por el okonomiyaki. 

Makoto queda en el C.C. Jockey Plaza Local 6E, Surco.
Volvería: Sí, todavía falta investigar más platos de su carta