martes, 31 de julio de 2018

De las escapadas: Chincha

¡Nos vamos para Chincha, familia!

Hace tiempo que tenía ganas de salir de Lima y visitar otros rumbos, pero cuestiones de ánimo o tiempo hicieron que dejara estos planes de lado. Hasta que un día me levanté y visto que mi carro recién había pasado el mantenimiento, tenía un USB lleno de canciones y provisiones suficientes, emprendí la marcha hacia Chincha. Salgo temprano en la mañana para evitar el tráfico, aunque a medio camino mi estómago comienza a reclamar sus derechos.

A ver, creo que había una chicharronería en la Panamericana Antigua. Google Maps de marras, ahora resulta que el océano Pacífico está a la izquierda. Pequeño detalle blogger, es que te has pasado de la dirección. Media vuelta, derecha!

08:30 La ruta del chicharrón (I)
Fachada del local. Pan con chicharrón.
Estaciono delante de chicharronería Sarita listo para un desayuno a la peruana. Hace años me decepcionó cuando estuve cerca de estos lares, pero como el hambre aprieta y no es momento para remilgos. 

Me siento y ordeno lo más básico: un pan con chicharrón (S/14.00)  Me lo traen y en mi cabeza se inicia el eterno debate: ¿Debe llevar cebolla o no? Siempre he pensado que es un recurso manido para camuflar un chicharrón mal cocinado y cuando pruebo el sándwich valido esta premisa. Es un sándwich común, lo justo para calmar el antojo, mas no para incluir en algún ránking. Adicionalmente ordeno un tamal criollo (S/8.00) que me deja buen sabor de boca. Digamos que por la zona, difícil que lo preparen mal. 

Sorprendemente, a mi alrededor las mesas están llenas. Está visto que este local saca ventaja de la falta de competencia en la zona y tal vez no se necesita esforzarse en dar un producto de calidad. Aunque luego me doy cuenta que sólo era cuestión de paciencia encontrar algo mejor. ¿Continuamos?

Chicharronería Sarita queda en Antigua Panamericana Sur 1001, Punta Hermosa.

Ahora si empieza la verdadera travesía y de lo que se trata es seguir toda la Panamericana Sur hasta llegar al desvío de Chicha Alta. Suena sencillo, aunque cada cierto tramo reviso ansiosamente la aplicación para hallar una referencia de que voy por el camino correcto.

¿Quién lo diría? Toda la paz que sentí en la carretera se acaba cuando entro en Chincha Alta. Debo encontrar el desvío hacia El Carmen, pero la intersección entre la Panamericana Sur y la avenida Benavides es lo más parecido a uno de los infiernos de Dante. Colectivos, mototaxis, buses interprovinciales y camiones se mezclan en el peor atoro de tráfico que he visto en mi vida. Paciencia es todo lo que necesito para huir de ese batiburrillo de vehículos.

Estoy en la ruta hacia El Carmen y los letreros con la foto de Mamainé me indican la ruta. Salvo una trocha que cruza el río Matagente el camino no representó mayor dificultad.

12:30 De la terquedad y otros demonios
Fachada del local. Sopa seca.
Mixto Mamainé. Picarones.
Por fin llegué a Mamainé. El camino se ha convertido en trocha afirmada y en la zona aún se perciben los estragos que dejó el sismo de hace varios años.

Entro al local y ordeno la carapulcra chinchana con sopa seca (S/27.00). No hay epifanía, solo un plato con buena sazón y bien servido. La carapulcra, hecha con papa fresca, sí es impecable, tanto que podría prescindir de los trozos de cerdo recocido. Sigue un Mamainé especial (S/28.00), golosa combinación de frijol, seco y cau-cau. Los guisos brillan porque tienen un gusto ahumado que sólo puede darle la cocción con leña. El frijol es espléndido, el seco satisface pero falla en el punto de cocción de la carne y el el cau-cau la porción es muy pequeña como para dar una opinión certera. Este almuerzo sólo puede cerrarse con una porción de extraordinarios picarones (S/5.00) preparados en las afueras del local por una señora muy amable. Ojo que en su puesto tienen dulce de camote y frijol colado. Imperdibles.

Me voy de Mamainé más satisfecho por cumplir un objetivo que por haber probado su comida. La atención a la mesa es correcta, pero siento que falta el cariño que debiera tener un local de comida típica. Por alguna razón que no entiendo me invade un extraño sentimiento de nostalgia. Me pregunto si alguna vez volveré a comer en este restaurante...

El refugio de Mamainé queda en El Guayabo Lote 46, El Carmen.

¡De vuelta a Chincha Alta! Como ya estoy familiarizado con la ruta sé que no habrán sorpresas. Vaya, las camionetas 4x4 han sido reemplazadas por los colectivos, cuyos choferes angustiados no desperdician la menor oportunidad para intentar adelantar mi carro.

19:30 Time out
Fachada del hotel. Vista panorámica.
Tamal chinchano. Ají de gallina.
Llega el momento de descansar y me detengo frente al Casa Andina Standard. Si bien la paz no está asegurada porque está al costado de la carretera tampoco pienso buscar otra opción. Digamos que las habitaciones están los suficientemente alejadas de la entrada como para disfrutar en silencio de las extensas áreas verdes.

En la noche decido darme una vuelta por un mall que está frente al hotel, pero luego de no encontrar algo diferentes a las típicas franquicias de comida rápida decido ver qué de bueno ofrece el restaurante del hotel. 

Los precios de la carta no son nada económicos. Es más, hecho todo un novato ordeno un sobrevaluado tamal chinchano (S/18.00) y siento ganas de crear un meme tal como sucedió hace varios meses con el lomo saltado de Nanka. El ají de gallina (S/30.00) me devuelve la fe en el mundo, al menos la porción justifica el precio y el sabor me deja lo suficientemente satisfecho como para intuir que dormiré en paz.

Casa Andina Standard queda en Panamericana Sur Km. 197.5, Chincha Alta

Al día siguiente me levantó muy temprano para emprender el regreso. Un vistazo al restaurante me deja en claro que este hotel no tiene nada bueno que ofrecer a la hora del desayuno. Si bien está incluido en el costo de la habitación, prefiero salir de una vez y llegar temprano a Lima.

Luego de pasar un control policial y recibir un buen rapapolvo del oficial a cargo por tener las luces delanteras apagadas continua mi trayecto a Lima. Calculo los kilómetros que faltan y luego de haber pasado cerca de treinta puestos de helados de lúcuma llego por fin a la chicharronería de marras.

08:30 La ruta del chicharrón (II)
Pan con chicharrón
Y ya estamos donde queríamos llegar. La impaciencia hizo que no visitara su local de ida, así que al regreso estaba claro donde desayunaría.

¿Quién lo diría? Pensé que encontraría una sándwichería, mas Doña Paulina ofrece toda una variedad de platos criollos en su carta, donde no falta incluso el sempiterno fettucini a la huancaína con lomo. Es muy temprano para hacer experimentos así que vamos a lo seguro.

Al menos el pan con chicharrón (S/14.90) viene con la cebolla aparte lo que me permite evaluar adecuadamente el sabor aunque se siente un poco seco, cosa rara porque lleva parte de grasa incluso. Digamos que satisface mis expectativas pero no logra superar a mi favorito del Kio. Misión cumplida, nos vamos de vuelta a Lima.

Doña Paulina queda en Carretera Panamericana Sur Km 86.6, Mala.

martes, 24 de julio de 2018

Loche (De la cocina de autor y algo más)

Tráfico de marras. Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando mencionan Patio Panorama. Atravesar el óvalo Monitor a las 6 de la tarde es una tarea que de imaginármela ya me produce cefalea, aunque pensándolo bien ¿en qué parte de Lima no hay tráfico a esa hora? 

Abreboca
No me pregunten por qué se me ocurrió visitar Loche. La culpa es de una amiga que trabaja por La Molina y sugirió este restaurante como punto de encuentro para no bajar hasta San Isidro. "Girl power" que le llaman.

Como nunca el tráfico es fluido y llego mucho antes de lo pensado. Ventaja de Patio Panorama: siempre encuentro sitio libre para estacionar y no tengo que preocuparme por la seguridad. Estoy listo ya  para evaluar un restaurante que en su página web se presenta alegrmente como cocina de autor.

La carta de Loche encierra una variada combinación de platos que van desde entradas novedosas, platos con mariscos hasta la cocina criolla reinventada. Hay audacia en esta carta, pero como verán más adelante aún hay que afinar ciertos detalles. Mientras decido qué elegir aparece el mozo con el abreboca: chips de pan pita con hummus de garbanzo y salsa pomarola, nada que entrañe mayor ciencia aunque sí lo justo para abrir el apetito.

Oxaburger. Alitas de mi infancia.
Empieza la jornada con las Oxaburger (S/24.00), una hamburguesas con lechuga y tomate tal cual me las podrían preparar en casa y que no justifican el precio de carta. Esas papas crujientes de acompañamiento me devuelven el optimismo. Sigo con las alitas de mi infancia (S/34.00) que felizmente son las clásicas ahogadas en salsa que sirven en todos los restaurantes. Aquí la cocción es precisa y el aderezo muy sútil. La ensalada aporta frescura y las papas cumplen su función. Siguen las  conchitas a la brasa (S/39.00), un plato que debiera ser más simple. Si las conchas son buenas, lo mejor es no excederse en los ingredientes. Ajos crocantes, alcaparras, cebolla china le quitan protagonismo al insumo principal.

Conchitas a la brasa.
Los tacos (S/34.00) pecan de exceso. En cuestiones de gastronomía a veces menos es más y servir una porción inmensa no necesariamente es garantía de éxito. Estos tacos son tan grandes que ni siquiera pueden enrollarse para comerlos y eso que han logrado una muy buena combinación en la carnita de cerdo con frutas (mango, piña) y sour cream. Prescindan de los camotes que no aportan nada. El corazón Loche (S/39.00) es un plato que abruma a simple vista. Acepto que intenten reinventar un clásico, pero los diferentes elementos del plato no terminan de integrarse. El puré de choclo, tierno y sabroso, es el catalizador ideal para el ají panca, pero la cantidad de papas provoca que uno se llene rápidamente y no termino de entender la presencia de la sarsa de cebolla. 

Tacos. Corazón Loche.
Rigatoni de cordero. Langostinos en su salsa.
La jornada se cierra con un dos platos de fondo. Los rigatoni de cordero (S/40.00) son un acierto. Ese cordero se ha estado cocinando largo tiempo para lograr esa suave textura y provoca repetir luego del primer bocado. Mejoren la consistencia de la salsa y puede convertirse en uno de mis favoritos del año. En cuanto a los langostinos en su salsa (S/40.00) estos merecen una revisión. Si los langostinos están al punto el resto sería mero trámite sin embargo, la crema de ají amarillo está un tanto picante, detalle no mencionado en la carta y la pasta llega pasada de cocción. Paso de la carta de postres aunque la realidad es que prefiero asegurarme yendo a tomar un café americano en Mozzafiato. 

Me retiro vagamente satisfecho de Loche. La atención a la mesa fue correcta y sin sobresaltos aunque debo mencionar que el local no estaba ni a la tercera de su capacidad. Diseñar una propuesta de comida de autor entraña ciertos riesgos que vale la pena correr, aunque sin descuidar la técnica ni olvidar los detalles. Pensándolo detenidamente si en casi un año de existencia no han realizado estos ajustes significa que les debe ir muy bien. Albricias entonces y que sigan para adelante.

Loche queda en Patio Panorama, local 108.
Horario: Lunes a sábado de 12:00 a 15:30 y de 18:30 a 22:30. Domingos de 12:00 a 16:00 
Precios: Entradas (S/22.00 - S/38.00) Fondos (S/32.00- S/48.00) Postres (S/8.00-S/19.00)
Teléfono: 359 - 8985
Estacionamiento: En el sótano del mall
Volvería: Por los platos más tradicionales.

lunes, 16 de julio de 2018

La Parriteca (De fiambres, cortes y otras delicias)

Vista de la fachada y del salón principal.
¿Cuál habrá sido mi primera experiencia en un restaurante de carnes? Haciendo memoria creo que fue en La Tranquera, aquellas épocas felices cuando era niño y solo me preocupaba en cuantas papas fritas con kétchup podía comer y no en puntos de cocción, maduración ni procedencia de la carne. Tiempos felices. ¿O no?

Martes, 8 de la noche. El tráfico en la avenida República de Panamá me hace evocar uno de los infiernos de Dante, mas yo no he venido a claudicar sino a sacarme de una vez el clavo con La Parriteca, restaurante de parrilla argentina que hace buen tiempo ya me habían recomendado. Ajá, un sitio libre para estacionar. Es todo lo que necesito para iniciar la aventura. Corrección, también espero que lleguen unos cómplices gastronómicos. Será una noche carnívora acompañado de un buen vino. Y no es Zuccardi por si acaso, sino un Rutini blend de malbec y cabernet sauvignon.

Arma tu parrilla.
Como no queríamos complicarnos respecto a qué cortes elegir recurrimos a la opción "arma tu parrilla" (S/230.00). Por un precio fijo se puede elegir menudencia, dos tipos de embutidos, dos cortes de 500 gramos de carne y dos acompañamientos.

Empezamos con unas mollejas a la parrilla crujientes por fuera y cremosas por dentro, lo suficientemente sabrosas como para prescindir del limón que ponen en la mesa, aunque eso es cuestión de gustos. El chorizo parrillero  y la chistorra siguen la misma tendencia en cuanto a la ejecución prolija. Sin embargo, son los cortes de la carne los que me dejan excelente sabor de boca.
La entraña americana llega muy jugosa y sabrosa, tanto que por un minuto me hace olvidarme de mi favorita de Osso. (Y sin Mac & Cheese) El bife angosto es un corte tierno cuya parte de grasa le dará mejor sabor en la parrilla y aquí no tengo ninguna observación. No hay mucho que agregar sobre los acompañamientos: arroz con choclo y ensalada de la casa.

Ajíes de la casa. Chorizo tipo argentino.
Brochetas de pollo. Milanesa napolitana.
He regresado en otro momento para evaluar otras opciones de la carta. No hay novedad con el chorizo argentino (S/19.00) aunque sí consistencia en la ejecución: exterior caramelizado e interior jugoso. Si hubiera tenido un trozo de baguette de Delifrance habría preparado el mejor choripán de Lima. La foto no le hace justicia a las brochetas de pollo (S/28.00), porque llegaron al punto preciso, la sazón ligera de modo que predomine la brasa. La milanesa napolitana (S/44.00) queda para el olvido. De por sí la presentación no es un aliciente, pero la ejecución es descuidada. El empanizado se desprende al primer intento de corte y la textura de la carne es seca y correosa. Son pocos los restaurantes de carnes que puedan presumir de tener buenos platos de fondo en carta.  Para terminar unos panqueques con dulce de leche (S/16.00) donde no hay mucha ciencia, lo justo y preciso para cambiar el sabor de boca.

En conclusión, exceptuando la debacle con la napolitana, la experiencia en La Parriteca fue satisfactoria y me deja con ganas de regresar pronto para seguir evaluando otros cortes de carne.  El local es acogedor y le han sacado el máximo provecho al espacio. La decoración hace referencia a la nacionalidad del lugar, donde no falta un cuadros con motivos argentinos ni una Mafalda escondida por allí.

La atención a la mesa es correcta sin puntos a destacar aunque no hay muchos restaurantes de carne que destaquen en este punto. Prometo regresar en el corto plazo. ¿Ya ven? Todo no es carne madurada en esta vida.

La Parriteca queda en República de Panamá 6558, Barranco.
Horario: Lunes a sábado de 12:30 a 22:30. Domingos de 11:30 a 17:00
Teléfono: 446 2278
Estacionamiento: Pocos sitios disponibles. Mejor es llegar temprano.
Volvería: En grupo y con una buena botella de malbec.

domingo, 8 de julio de 2018

Fresson (De croissants, crepes y otras delicias)

¿A La Molina no voy más? Espérense a que prueben los croissants de Fresson y les aseguro que irán todos los días.

Vista del ambiente principal.
En estas fechas, en las que todo el mundo está encerrado en sus casas viendo partidos del Mundial yo prefiero aprovechar la ausencia de tráfico para ampliar el radio de acción del blog. Entenderán por qué decidí tomarme el trabajo de ir hasta La Molina para visitar Fresson, local ubicado frente a la laguna y cuyo nombre proviene del apellido de uno de los dueños, una familia que tiene una larga tradición en pastelería.

Si bien la zona es terreno ignoto para mí, fue muy sencillo llegar y ubicar el local. Basta doblar antes de Rinconada del Lago y tomar la avenida principal pasando la caseta del viiglante. Tal como lo esperaba, el local no se encontraba muy concurrido y pude acomodarme sin problemas y tomar todas las fotos que quise. La carta es fácil de entender, sándwiches, crepes, paninis y varias opciones de pastelería y bollería francesa tradicional.

Chancho asado. Croque monsieur.
Mini bollería. Croissant de almendras.
Empieza la jornada con un panini de cerdo (S/23.90) que según la carta fue cocido durante siete horas. El tamaño del sándwich no termina de convencerme, pero cuando le doy un bocado entiendo de qué se trata. El cerdo es jugoso y suave, el jugo de cocción no remoja el pan y las papitas son el topping preciso. Sigue un croque monsieur (S/17.40) que me hace levantar las cejas aunque no de emoción. A ver chicos, esta presentación flaco favor le hace al sándwich. De nada sirve recomendarlo por los insumos tan buenos que usan, porque solo de ver la foto cualquiera empezaría a dudar. Consejo, prescindan de la lechuga que tampoco aporta nada. 

La alegría me vuelve al cuerpo con la bollería francesa en miniversiones. El croissant (S/3.00) es uno de los más espectaculares que he probado en mucho tiempo, muy crujiente y con ese gusto a mantequilla de alta calidad que no embota el paladar. El pan de chocolate (S/.3.90) llega tibio a la mesa y se puede disfrutar el relleno de chocolate derretido mezclándose con la masa hojaldre. Nunca he sido fan de los rollos de canela. (S/4.50), pero con esta versión noté que de algo me he estado perdiendo estos años. El croissant de almendras (S/8.50) se los dejo de tarea a ustedes, es inmenso y puede compartirse sin problemas.

Terraza del local. Crepe con frutos del bosque.
Tarta de manzana. Eclair de chocolate.
No podían faltar opciones dulces para empezar la mañana y nada mejor que un crepe de frutos rojos (S/13.80). Lo hacen al momento porque la crepera está ubicada detrás del mostrador, ideal para hacer una story de Instagram (atención millenials). Además la compota de frutos rojos es receta de la casa y también está disponible para llevar. A efectos de tener una reseña completa también llevé algunos postres de vitrina. El eclair de chocolate (S/11.90) ya entra a mi lista de postres favoritos por la ejecución precisa de la masa choux, una crema pastelera perfumada con vainilla natural y ese espectacular baño de chocolate bitter. Si me pidieran hacer una ruta del eclair, con este ya no tendría que seguir buscando. La tarta de manzana (S/12.00) es un postre donde hay más de lo que se ve. Me atrevo a decir que después de probarla no verán al pye de manzana de la misma manera. No podía faltar los macarrones, aunque en este caso tengo que probarlos de nuevo para asegurarme que son consistentes en la textura del mismo. Eso sí, pasan la prueba del sabor con altos méritos. Una última recomendación, no dejen de probar el chocolate caliente con marshmallows de vainilla natural. Les cambiará la vida.

El rico croissant
La experiencia en Fresson me deja tan satisfecho como aliviado. Entenderán que venir hasta La Molina no es una travesía que pueda hacerse todos los días debido al intenso tráfico que suele haber por la zona. Sin embargo, vale la pena caer por estos lares para conocer una propuesta fiel a las recetas clásicas de la pastelería francesa y donde no  escatiman esfuerzos para usar insumos de alta calidad. El local es bastante amplio, con una decoración sofisticada donde destacan los vivaces colores del logo y si bien ahora el clima no lo permite, disfrutar un tea-time en la terraza con vista a la laguna  puede ser una experiencia memorable. La atención a la mesa es correcta y sin sobresaltos. Podría mejorar en la medida que el personal se anime a hacer recomendaciones o guiar a los clientes nuevos como yo a través de la carta. Una propuesta de tan buena calidad no se encuentra todos los días y después de visitarlos solo puedo agregar: "La vie est belle!"

Fresson queda en Laguna Grande 1037, 2do. piso, La Molina
Horario: Lunes a domingo de 08:00 a 20:00
Precios: Sándwiches y paninis S/17.40 - S/27.00. Bollería: S/5.00 - S/8.50. 
Crepes: S/13.20 - S/15.30
Teléfono: 497 - 9978
Estacionamiento: Al frente del local, cruzando la pista, hay bastante sitio libre.
Volvería: Sí. Todavía falta evaluar otros postres de vitrina.

domingo, 1 de julio de 2018

Kong (De por qué ir al Centro de Lima)

Dicen que los feriados son para descansar en casa o viajar. Para mí son una oportunidad de oro para salir en busca de nuevos lugares y nada mejor que continuar con mi implacable búsqueda del mejor restaurante para comer dim-sum.

Vista del salón.
Ir al Centro de Lima no es una experiencia muy halagüeña que digamos, mas en mi caso está justificada por la necesidad ir a probar nuevos sabores. Confieso que debo hacer mucha memoria para evocar la última vez que almorcé en un restaurante del centro. ¿Habrá sido el Salón de la Felicidad o en el Fung Yen? Si no fuera porque una amiga japonesa, y compañera de colegio para mayor referencia, me recomendó visitar Kong no estaría de vuelta por estos lares.

Por si aún no logran ubicarlo este local hizo famoso hace algún tiempo por ofrecer en su carta unos min pao con forma de chanchito. Sean buenos o malos, el recurso le funcionó de perillas porque no pasaba un día que no viera en redes sociales fotos de gente comiendo los chanchitos de marras. Si aún se mantienen vigentes, significa que su propuesta merece una oportunidad.

Siu kao. Enrollando de langostino.
Chichonfan de carne. Wo tip cao.
Pido la carta y me alegra ver que no es el clásico anillado conteniendo una relación de platos extendiéndose hasta el infinito ni los banquetes especiales para cuatro o cinco personas. Vamos a lo principal, 26 variedades de dim sum, entre dulces y salados, están esperando a que yo me decida.

Empieza la jornada con el Siu kao "new style"  (S/.15.50). Me decepciona no sentir el picante que menciona la carta, pero eso tiene que ver más con un gusto personal. La clave está en el generoso relleno de langostinos cocidos al punto correcto. El enrollado de langostino (S/.15.00) me deja buen sabor de boca, pero tengan cuidado al comerlo porque el relleno llega hirviendo.  Es relevante mencionar que aquí los bocaditos toman su tiempo en salir de la cocina, buena señal porque significa que no son recalentados como suele pasar en otros lares.

Sa jo fan salteado
Me reconcilio con el chichonfan de carne (S/12.50), pasta cuya textura ligosa nunca ha terminado de convencerme, pero aquí ese detalle queda en segundo plano, tanto que me animaría a repetirlo. El wo tip cao (S/.15.00) es un bocadito relleno de carne y verduras que primero se fríe para sellarlo y luego se termina de cocinar al vapor. Si han probado las gyoza de Naruto Japanese Food ya tienen una buena referencia. 

La idea inicial era comer solo dim sum, pero había que probar otros platos para evaluar adecuadamente la propuesta. En la sopa siu kao con langostinos (S/.24.00)funciona la pasta rellena, pero el caldo pasa sin pena ni gloria. Me hizo recordar aquellas épocas cuando apenas me traían la sopa wantán a la mesa lo primero que hacía era sazonarla con harto sillao. Ordenar chaufa o tallarín hubiera sido muy vago de mi parte así que preferí arriesgarme con el sa jo fan salteado con carne (S/.28.50). El gusto ahumado y la pasta la dente hacen que le dé nota aprobatoria sin dudarlo. 

Zu chai pao.
La jornada debía terminar obligatoriamente con el zu chai pao (S/.13.00), el famoso min pao en forma de chanchito. Ahora entiendo a los cibernautas porque, apenas llegó a la mesa, despertó la emoción de mis cómplices gastronómicas y me pidieron tiempo para tomar hartas fotos. En fin, el relleno de manjar y pecanas sirve para cambiar el sabor de boca, pero no trae mayor ciencia. El he tao bao (S/.13.00) sigue la misma lógica aunque varían las pecanas por nueces. Como anécdota les contaré que tomó más tiempo de lo esperado en llegar a la mesa para desesperación de los comensales que veían como no abandonaba mi mesa vacía de platos.

Me voy más que satisfecho de Kong. Para lo que solía encontrar en el Centro de Lima la experiencia supera mis expectativas con creces. Algo que es importante destacar es la calidad del servicio a la mesa. En todo momento fueron muy corteses y estuvieron atentos a los pedidos adicionales, incluso mencionando cuando iban a tomar más tiempo del esperado. Tengan en cuenta que el local es pequeño y aún teniendo mesas redondas no soporta grupos más allá de cuatro personas. Por las misma razón es harto recomendable ir temprano. Prometo volver pronto para seguir investigando las especialidades de la carta.

Kong queda en Jr. Paruro 836, Lima.
Horario: Lunes a domingo de 09:00 a 21:00
Teléfono: 500 6632
Precio: Dim Sum (S/.14.00-S/.18.00) Fondos (S/.18.00-S/.32.00) 
Estacionamiento: ¿En el Centro de Lima? Ni a de balas. Mejor utilicen taxi.
Volvería: Sí.