martes, 23 de febrero de 2016

8 (años) no son suficientes

2,900 días han pasado. Y no habido una sola jornada en la que no me levante pensando ¿Qué publicaré hoy?

Erase una vez un joven que coleccionaba libros de recetas, artículos de gastronomía y críticas de restaurantes. Sus conocimientos básicos del tema le hacían pensar que no había nada mejor en la vida que almorzar buffet. Además su vicio por lo dulce era tan grande que, junto a una amiga (a la que quería de verdad), se habían puesto como misión encontrar el "mejor brownie del mundo mundial" (Mentira, en esa época no se utilizaba esa frase de marras) Pequeño detalle, nunca lo encontraron y, peor aún, ambos dejaron de verse. Pero la duda quedó dentro de él. Si le gustaba tanto comer por qué no crear una página donde hablara de sus restaurantes favoritos.

Antes del boom gastronómico, cuando las únicas referencias para buscar un restaurante eran un correo viral escrito por Gastón Acurio y una guía secreta de restaurantes editada por una AFP, no había más remedio que confiar en los publirreportajes que aparecían en los diarios. Yo soñaba cuando leía las descripciones pero imaginaba como sería ir sin avisar previamente y descubrir la experiencia tal cual. He ahí la génesis del blog.

Ocho años han pasado desde entonces. Miro atrás y no puedo creer cuanto se ha escrito. Y cuantos restaurantes he visitado. No ha sido sencillo equilibrar vida profesional y personal con el blog pero la satisfacción de haberme convertido en un referente para mis lectores no tiene precio. Obvio, siempre manteniendo la independencia (el mayor activo de esta página) y tratando de limitar las invitaciones a su mínima expresión. No se molesten estimados restauradores pero de eso se trata esta página, de contar experiencias no de hacer propaganda.

No creo en la falsa modestia y sé que de he dejado en el camino otros blogs que empezaron publicando a diestra y siniestra pero conforme pasaban los meses iban demorando cada vez más sus posts. Cualquiera puede comenzar pero mantenerse a través de los años es el verdadero reto. ¿Ya ven que no era tan fácil?

¿Qué más nos traerá este año? No lo sé. Por el momento sólo se trata de celebrar por todo lo alto. Porque comer es mi vicio. Ahora y siempre.

martes, 16 de febrero de 2016

A su gusto (De gustos y colores...)

Hace algunos meses leí un artículo donde se comentaban la gran variedad de restaurantes orientales que hay en la avenida Aviación. Haciendo un ejercicio de mente los primeros que se me vienen a la cabeza son Naruto, Yakitori y Four Seas, tres locales en los que hace mucho soy cliente habitual. Sin embargo todavía hay otras propuestas que merecen investigarse como Haita, Viet y No Da Ji. Pero si la voz autorizada del blog me dice que sino visitaba A su Gusto me estaría perdiendo de algo bueno abrí mi agenda y marqué el día para la visita.

Medusa, navajos, orejitas de chancho
Llego al local temprano, tal cual es mi costumbre, aunque esta vez la falta de estacionamiento es el motivo principal. He venido con ganas de experimentar con nuevos sabores y rechazo la carta de platos cantoneses que me ofrece el mozo. No he venido tan lejos para ordenar combinado pues. Es más, dejo que la voz autorizada elija los platos de acuerdo a su criterio aunque exijo que haya un plato picante. Tanto que hablan de la comida de Sichuán veremos que tan brava puede ser. 

Empecemos con algo tradicional de un comensal chino: la ensalada de medusa. No hay sorpresas, ya la he probado antes en Four Seas, pero acá la han procesado de una manera tal que el sabor a mar no es tan intenso. El pepino le aporta más frescura y el ajonjolí potencia el sabor de la medusa. Siguen unas orejitas de chancho servidas en salsa dulce. No tengo punto de referencia para evaluarlas adecuadamente y salvo lo fastidioso del cartílago es un bocadillo frío que volvería a ordenar. Terminanos con una ensalada de navajos, mariscos que antes he probado salteado y hasta en fideuá, pero acá se deja apreciar mejor pues están sazonados ligeramente con ajo, cebolla china y ají. ¿Ya ven? Todo no es wantan en esta vida.

Caracoles. Vongole. Taco chino
Los caracoles salteados con ají son una buena introducción a los platos de fondo. El tiempo preciso de cocción y el gusto ahumado que le da el paso por wok son razones suficientes para celebrar este plato. El toque de picante es preciso y no llega a ser agresivo al paladar. ignoro por que insistí en pedir vongole salteados pues termino empotrándome con la dura realidad. Obvio, no estoy en los dominios de Lula Prai pero tampoco había que exagerar. No han sido procesados adecuadamente porque una parte de los vongole están cerrados y en otros encuentro conchas vacías. Al final parecía un saltado vegetariano.  

Paso de la cacerola de pescado con jam choy. Quizá me desalienta el aspecto porque más parece una sopa que un guiso aunque la principal razón es encontrar a mi némesis: el ají seco chino. Basta una cucharada para comenzar a toser y aunque apresuradamente engullo una cucharada de arroz blanco sé que es una batalla perdida. Al igual que en Chinatown de Chicago, al igual que en el Four Seas, nuevamente debo claudicar. 

Cerdo con muy choy
No importa, el picadillo de carne (o taco chino) es el catalizador adecuado para calmar el infierno en mi boca. La lechuga aporta frescura, un toque de hoisin le da alegría pero es la grasa de la salchicha china lo que me deja más que satisfecho. No es un plato que suela encontrarse fácilmente en los chifas y por eso le doy dos pulgares arriba. Sigue el cerdo con muy choy, un guiso que exige cierto nivel de tolerancia para el comensal peruano promedio. Los cortes de cerdo son cocidos en baño maría y esto le deja una textura muy suave pero viene con toda la grasa y piel del cerdo. Allí donde está la grasa está el sabor pero no es algo a lo que estemos muy acostumbrados los peruanos ¿O sí? 

Leche frita
Hablar de postres en los chifas equivale casi a una leyenda urbana. Aparte de las naranjitas chinas y los lychee de conserva no hay mucho para escoger (error, el chifa Titi tiene un helado de lychee que es para morirse) pero acá tenían un as bajo la manga: la leche frita. Una variedad de crema pastelera congelada que luego se empaniza y se fríe. La idea funciona pero el bocadillo pide más. No sé, azúcar en polvo, canela, algo que le dé un twist para que seduzca más al cliente. También pedí unos bocadillo de camote cuya textura raspaba la garganta y no provocaba seguir comiendo.

En cuanto al servicio definitivamente es un punto a mejorar. Al menos el mozo que atendió a mi mesa no atinaba a hacer ninguna recomendación. Incluso cuando se le pidió que vaya a la cocina para averiguar si el chef deseaba preparar un plato especial nos miró como si le hubiéramos hablado en esperanto. Vamos, algo de proactividad es deseable, no le pido que recite cuantas regiones hay en China pero al menos que sepa cuál es la especialidad de la casa. En fin tampoco es un punto en el que destaquen muchos chifas y lo asumo con tranquilidad. La experiencia en A su gusto no deja de tener interés siempre y cuando pidan la carta china y deseen aventurarse. A veces es bueno correr riesgos. Pero no muchos.

Ah su gusto queda en Av. Aviación 2786, San Borja.
Teléfono: 224-7976
Ticket promedio: S/.50.00 por persona
Estacionamiento: Delante del local. No vigilado.
Volvería: Quizá por la leche frita y para vengarme de ese ají seco. He dicho.

martes, 9 de febrero de 2016

Tanta (El nuevo clásico)

Vista del local de Salaverry
Me acuerdo que en los inicios del blog siempre elegía la cafetería con nombre de santo cuando buscaba un sitio especial para desayunar. ¿Qué le vamos a hacer? Es uno de los pocos lugares que abre a las 7 de la mañana y para alguien como yo, que suele levantarse antes que el gallo cante, ese horario cae a pedir de boca. Sin embargo la calidad de este local ha venido decreciendo año trás año aunque gracias a la novelería de sus comensales por "estar ahí" no ha mermado su popularidad en absoluto. En fin, ya no tengo los mismos gustos y aparte, desde el experimento con su lasaña no quiero saber más de ellos.

Pregunta del millón, ¿Por qué se me ocurrió elegir Tanta? Fácil, está cerca de mi casa y hace mucho que había leído sobre su oferta de desayunos. Sin embargo como este blog no vive de buenas intenciones sino de experiencias gastronómicas es relevante indicar que para evaluarlos adecuadamente visité tres locales distintos en el lapso de una semana: Chacarilla, Miraflores y Salaverry. Si bien en Chicago ya me habían impresionado (con la anuencia de Gastón Acurio) ahora no la tendrían fácil pues en cuestiones de restauración al cliente que madruga pocas veces Dios lo ayuda.

¡Trabaja americano!
Desayuno que se respete comienza con un buen jugo de frutas para limpiar el paladar. Tanta tiene una carta con más de 20 variedades de jugos de frutas, surtidos y con leche. Me incliné por un Toy piña, una agradable combinación de piña, naranja y uva. La frescura de la fruta lo es todo, y basta un sorbo para querer acabarse toda la jarra de golpe. Aprobado, ahora debo seguir con un buen café que me ayude a mantenerme despierto durante el día. Ya hace algún tiempo que he desarrollado un gusto por el americano, mezcla de agua hirviendo y espresso, pues da un café menos cargado que si se ha trabajado adecuadamente permite disfrutar el amargo natural del grano, obvio prescindiendo del azúcar. Si tienen una tableta de chocolate amargo al costado y acompañan cada sorbo con un trocito verán lo que es bueno.

Sanguchitos
Empiezo con un sándwich mixto con la variante que me lo sirven en panini y no en croissant. Mejor, aunque en los últimos meses ha despertado cierto fanatismo (¿o pose) yo no soy adepto a esta clase de pan porque el exceso de mantequilla me agobia desde el primer bocado. Para la anécdota, cuando ataco la segunda mitad del sándwich me doy cuenta que no hay queso, sólo jamón. Obvio que fue error de cocina pero cómo se reclama cuando ya se consumió la mitad del producto. Digo, nadie abre su sándwich apenas llega a la mesa para ver el contenido. Mejor me va con los sanguchitos pues brinda la oportunidad de probar varios sabores sin llenarse. La butifarrita con su toque preciso de zarza de cebolla, el de asado jugoso y el de pollo, un sueño de niño hecho realidad. Vamos, quién no se acuerda de esos petipanes que devorábamos  en las fiestas infantiles. Y ahora los han cambiado por cupcakes, que pesadilla.

Huevos de Don Mario
Dejo para el final a las estrellas de la casa, la carta de huevos. Los huevos de Don Mario se llevan el primer lugar. Sendas tajadas de pan campesino con encebollado de lomo y coronado con dos huevos a la inglesa. Reventar la yema y dejar que se mezcle con el jugo del saltado es una experiencia religiosa. Sin embargo recomiendo pedir el pan campesino aparte porque se remoja rápidamente y pierde el crocante. Si piden los huevos revueltos con papas fritas y prosciutto crocante tengan en cuenta que vienen fritos a la inglesa, con la yema cruda y la clara casi transparente  lo cual probablemente no sea del gusto de todos. En todo caso, lo mejor comentarle al mozo sus preferencias. Los huevos a la rabona no ameritan mayor comentario. Aparte que se pasaron del punto de cocción del huevo hasta ahora no me cuadra que de especial hay en comer un encebollado de tomate. Cuestión de gustos probablemente.

Huevos a la rabona
Tanta me dejó satisfecho por la variedad de su propuesta. A pesar de algunos altibajos pero con más aciertos presumo que aún me falta evaluar opciones más contundentes como el tacu-tacu o el aguadito pero eso implicaría ir más tarde u organizar un desayuno familiar. En cuanto al servicio diría que fue más que correcto, no sólo por la proactividad mostrada para resolver inconvenientes con el pedido sino por asegurarse de la satisfacción con el pedido. Igual tuvieron como ventaja que a la hora de mi visita los locales no estaban muy concurridos así que tuvieron margen de acción para lucirse. Es relevante indicar que los precios de carta no son módicos pero están justificados por el ambiente y la variedad de platos. Yo me he quedado con la espina clavada y probablemente regrese en el corto plazo. Más pronto de lo que Gastón imagina. Y sí, ya le conté todo esto a su mail personal.

Para saber más de los locales de Tanta visiten su web: www.tantaperu.com.
Ticket promedio: S/.35.00 para los desayunos.
Volvería: Sí, es un nuevo clásico.
Estacionamiento: Amplio y vigilado.

lunes, 1 de febrero de 2016

Rafael (El efecto WOW)

Ocasiones especiales justifican restaurantes especiales. ¿Sí o no?

Cochinillo crocante
Aún recuerdo aquella vez cuando deambulaba perdido por las calles de Miraflores y llegué a una esquina donde habían estacionado varios autos de lujo. Pregunté al vigilante qué negocio funcionaba en ese local y con tono desinteresado me respondió "Rafael". Enero 2016. Varios años después estoy parado en la misma esquina pero esta vez como blogger gastronómico. Entro al local pero antes de poner siquiera un pie en el salón una inquisitiva anfitriona con dejo francés me detiene y luego de un vistazo a su tablet confirma mi reserva. Pase adelante. Así que este pequeño local, con mesas demasiado cercanas una a la otra, era el famoso Rafael. Pequeño detalle, hay dos ambientes separados por una pared rústica, el salón principal y la barra donde son desterrados aquellos comensales que no hicieron reserva.

Canastilla de panes
El mozo se acerca a la mesa y deja la carta de aperitivos. Optimista él, porque aún si no estuviera manejando igual no le hubiera prestado mucha atención. Sin embargo la curiosidad puede más, sobre todo cuando noto que tiene varias páginas. Dudo que haya algo parecido en otro restaruante. No es sólo por los tragos especiales de la casa sino por la amplísima variedad de licores que ofrecen. Algunos incluso de cuya existencia nunca había escuchado hablar.

No hay abreboca de cortesía más bien una canastilla de panes que no trae ninguna sorpresa. Cuatro tajadas de pan campesino (blanco e integral) están lejos de lo que espero de un restaurante de marca. Los acompañamientos al menos le hacen justicia: mantequilla orgánica, pastrami de cerdo y queso de cabra. Ojo, el mozo siempre les ofrecerá más pero no se olviden que tiene un costo adicional. Después no se quejen cuando llegue la cuenta.

Pato Pekín
Doy una rápida mirada a los abrebocas pero ninguno logra llamar mi atención. Tiradito, tartare, pulpo a la grilla. Paso. Ajá. Hay un pato pekín, pato horneado al estilo chino con salsa hoisin servido sobre un panqueque. Tantos años escribiendo y nunca he probado el famoso pato a los tres tiempo así que. Pequeño detalle, el pellejo del pato no está crocante con lo cual ya tiene un demérito. La carne del pato está suave pero la combinación entre la frescura del kiuri y el sútil toque picante del hot bean coreano lo que me devuelve las esperanzas.

Luego me animo por una pizza de chorizón ibérico. Está bien, hasta acá puedo escuchar los murmullos ¿Ir a Rafael para ordenar pizza? Bueno, es lo que se me antojó en ese momento. Sobre todo cuando viene con unos huevos de codorniz a la inglesa y puedo dejar que reventar esa yema y dejar que se combine con los otros sabores. La masa es crocante  y la salsa de tomate supera a cualquiera que haya probado antes aunque esperaba mayor presencia del peperoncini.

Fideuá catalana
Llega el momento de los fondos y sigo con mi política de no correr riesgos. Ordeno una fideuá catalana, uno de mis platos fetiche, y que de alguna manera u otra trato de probar cada vez que lo encuentro. La variedad de mariscos es suficiente para darle nota sobresaliente más es la emulsión de aliolli lo que me da ganas de gritar "y olé". Puro ajo con aceite de oliva y una textura aterciopelada son el acompañante perfecto para ir mezclándolo lentamente con la pasta. Como era de esperar el socarrat dice presente y termina de redondear la faena. Previsible pero muy efectivo. 

Sin embargo el cochinillo crocante se queda muy retrasado. Un plato anodino donde sólo destaca el pellejo crocante. La carne no tiene sabor, tal vez le faltó el jugo ahumado que refiere en la carta, porque no justifica el elevado precio de carta. Los vegetales a la leña y el cremoso de puré son mera decoración que no contribuye a salvar la experiencia. No corre, papá.

Adicto al chocolate
A estas altura ya me siento más que satisfecho pero no me iría sin probar un postre de la carta. Pero cuando llega a la mesa la decepción nuevamente se siente a la mesa. ¿A eso le llaman "adicto al chocolate"? La presentación es demasiado simple para estar en un restaurante premiado. Vamos, el rulito de chocolate y el truco de estirar el ganache, son recursos manidos de programa de repostería. La combinación de la frambuesa y el chocolate amargo siempre serán un acierto pero no supera mis expectativas. 

Punto bajo de la visita fue la atención a la mesa. Pienso que el mozo pudo tener mayor participación al momento de hacer la orden y no limitarse a llevar y traer platos.  Al final de la visita se acordó que existía y se mostró muy meloso deseándome un pronto regreso. Manotazo de ahogado que en nada cambiaría mi opinión respecto al monto de propina que le dejaría.

Es obvio que para un restaurante de ese nivel una visita no es suficiente para dar una opinión final, pero como blogger es mi obligación visitar estos restaurantes aunque deba separar un presupuesto aparte. Podrá ser mi elección demasiado cauta de los platos, podrán ser las expectativas elevadas pero yo me retiro con la sensación que pudieron hacer más. Mucho más. 

Rafael queda en San Martín 300, Miraflores.
Ticket promedio: S/.200.00 por persona
Teléfono: 242-4149
Estacionamiento: No. Aunque hay playas en los alrededores.
Volvería: Exige un presupuesto aparte. En el largo plazo.


500 razones para sonreír

Nuevamente se cumple un hito en esta página. ¡Más de 500 reseñas escritas! Lo leo y no termino de creerlo. Es más, diría que el número asusta. ¿Tanto he escrito durante estos años? ¿Tantos restaurantes he visitado? 

No creo en la falsa modestia. Si miro alrededor no veo una página dedicada a lo mismo que haya logrado algo parecido. Claro, no es sencillo equilibrar vida personal y profesional con esta actividad. Peor aún, mantener una disciplina de asceta para escribir puntualmente sin descuidar la calidad. Y creo que ese es el secreto, desde el primer día sigo escribiendo con las mismas ganas de traerles la mejor información para que ustedes planifiquen sus aventuras gastronómicas. 

¿Qué dicen? ¿Nos vamos para los 1,000? ¡A celebrar se ha dicho!