martes, 9 de febrero de 2016

Tanta (El nuevo clásico)

Vista del local de Salaverry
Me acuerdo que en los inicios del blog siempre elegía la cafetería con nombre de santo cuando buscaba un sitio especial para desayunar. ¿Qué le vamos a hacer? Es uno de los pocos lugares que abre a las 7 de la mañana y para alguien como yo, que suele levantarse antes que el gallo cante, ese horario cae a pedir de boca. Sin embargo la calidad de este local ha venido decreciendo año trás año aunque gracias a la novelería de sus comensales por "estar ahí" no ha mermado su popularidad en absoluto. En fin, ya no tengo los mismos gustos y aparte, desde el experimento con su lasaña no quiero saber más de ellos.

Pregunta del millón, ¿Por qué se me ocurrió elegir Tanta? Fácil, está cerca de mi casa y hace mucho que había leído sobre su oferta de desayunos. Sin embargo como este blog no vive de buenas intenciones sino de experiencias gastronómicas es relevante indicar que para evaluarlos adecuadamente visité tres locales distintos en el lapso de una semana: Chacarilla, Miraflores y Salaverry. Si bien en Chicago ya me habían impresionado (con la anuencia de Gastón Acurio) ahora no la tendrían fácil pues en cuestiones de restauración al cliente que madruga pocas veces Dios lo ayuda.

¡Trabaja americano!
Desayuno que se respete comienza con un buen jugo de frutas para limpiar el paladar. Tanta tiene una carta con más de 20 variedades de jugos de frutas, surtidos y con leche. Me incliné por un Toy piña, una agradable combinación de piña, naranja y uva. La frescura de la fruta lo es todo, y basta un sorbo para querer acabarse toda la jarra de golpe. Aprobado, ahora debo seguir con un buen café que me ayude a mantenerme despierto durante el día. Ya hace algún tiempo que he desarrollado un gusto por el americano, mezcla de agua hirviendo y espresso, pues da un café menos cargado que si se ha trabajado adecuadamente permite disfrutar el amargo natural del grano, obvio prescindiendo del azúcar. Si tienen una tableta de chocolate amargo al costado y acompañan cada sorbo con un trocito verán lo que es bueno.

Sanguchitos
Empiezo con un sándwich mixto con la variante que me lo sirven en panini y no en croissant. Mejor, aunque en los últimos meses ha despertado cierto fanatismo (¿o pose) yo no soy adepto a esta clase de pan porque el exceso de mantequilla me agobia desde el primer bocado. Para la anécdota, cuando ataco la segunda mitad del sándwich me doy cuenta que no hay queso, sólo jamón. Obvio que fue error de cocina pero cómo se reclama cuando ya se consumió la mitad del producto. Digo, nadie abre su sándwich apenas llega a la mesa para ver el contenido. Mejor me va con los sanguchitos pues brinda la oportunidad de probar varios sabores sin llenarse. La butifarrita con su toque preciso de zarza de cebolla, el de asado jugoso y el de pollo, un sueño de niño hecho realidad. Vamos, quién no se acuerda de esos petipanes que devorábamos  en las fiestas infantiles. Y ahora los han cambiado por cupcakes, que pesadilla.

Huevos de Don Mario
Dejo para el final a las estrellas de la casa, la carta de huevos. Los huevos de Don Mario se llevan el primer lugar. Sendas tajadas de pan campesino con encebollado de lomo y coronado con dos huevos a la inglesa. Reventar la yema y dejar que se mezcle con el jugo del saltado es una experiencia religiosa. Sin embargo recomiendo pedir el pan campesino aparte porque se remoja rápidamente y pierde el crocante. Si piden los huevos revueltos con papas fritas y prosciutto crocante tengan en cuenta que vienen fritos a la inglesa, con la yema cruda y la clara casi transparente  lo cual probablemente no sea del gusto de todos. En todo caso, lo mejor comentarle al mozo sus preferencias. Los huevos a la rabona no ameritan mayor comentario. Aparte que se pasaron del punto de cocción del huevo hasta ahora no me cuadra que de especial hay en comer un encebollado de tomate. Cuestión de gustos probablemente.

Huevos a la rabona
Tanta me dejó satisfecho por la variedad de su propuesta. A pesar de algunos altibajos pero con más aciertos presumo que aún me falta evaluar opciones más contundentes como el tacu-tacu o el aguadito pero eso implicaría ir más tarde u organizar un desayuno familiar. En cuanto al servicio diría que fue más que correcto, no sólo por la proactividad mostrada para resolver inconvenientes con el pedido sino por asegurarse de la satisfacción con el pedido. Igual tuvieron como ventaja que a la hora de mi visita los locales no estaban muy concurridos así que tuvieron margen de acción para lucirse. Es relevante indicar que los precios de carta no son módicos pero están justificados por el ambiente y la variedad de platos. Yo me he quedado con la espina clavada y probablemente regrese en el corto plazo. Más pronto de lo que Gastón imagina. Y sí, ya le conté todo esto a su mail personal.

Para saber más de los locales de Tanta visiten su web: www.tantaperu.com.
Ticket promedio: S/.35.00 para los desayunos.
Volvería: Sí, es un nuevo clásico.
Estacionamiento: Amplio y vigilado.

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