Si me retiré muy descontento de Fiesta Gourmet Lima ¿por qué entonces decidí visitar el local original en Chiclayo? Muy sencillo, porque la contradicción es mi elemento.
Sólo he almorzado una vez en Fiesta y lo que más recuerdo (y aún me duele) fue el total de la cuenta. En mala hora me dejé guiar por el astuto mozo y su recomendación de "esta entrada es buenísima" (lo que no dijo es que también era la más cara de la carta) La verdad no me hubiera importado pagar mucho por una experiencia memorable, las cuentas altas son denominador común de todos los restaurantes famosos, sin embargo la calidad de los platos fue decepcionante. Basta un ejemplo, impensable que en un restaurante chiclayano no sepan preparar correctamente un arroz con pato. Peor aún es que uno lo devuelva a la cocina y envíen el mismo plato sin ninguna mejora notoria. ¿Será que no les importa mucho cuando el cliente no es habitual o un turista?
Está claro que con una visita no se puede evaluar adecuadamente un restaurante pero cuando la calidad no está de acuerdo a la fama prefiero disponer mi presupuesto para visitar otros lugares. Sin embargo, aprovechando que estaba de paso en la ciudad de Chiclayo tenía que averiguar el motivo por el cual este restaurante fue incluido en la lista Summum. Además para que nadie luego venga con el argumento de "el original es el mejor"
Fiesta Gourmet Chiclayo es un restaurante que impresiona desde la entrada. El ambiente es impecable por donde uno mire y la decoración es sofisticada y moderna. Las mesas con mantel blanco, copas de vino y botellas de diversos licores son clara muestra de que no es un huarique tradicional, ni mucho menos. En el primer piso destaca la barra central donde no sólo puede degustarse un trago sino ver como preparan en vivo y en directo los cebiches de la casa. Al fondo está la cocina con amplios ventanales que permiten la vista del público, garantía del adecuado manejo de los alimentos. El personal es bastante cortés y si aunque no tenía reserva supieron ubicarme muy pronto. La verdad tampoco habían muchas mesas ocupadas así que no fue ningún mérito.
Sangrecita y chirimpico |
Mi curiosidad de blogger pudo más que las recomendaciones del mozo y me decidí por una receta tradicional: chirimpico y sangrecita de cabrito. Siendo la primera vez que ordenaba este plato me falta una referencia para evaluarlo adecuadamente pero queda como aprendizaje. El chirimpico es muy parecido al cau-cau sólo que es ligeramente más duro y que en la receta se incluye ají limo a discreción. De la sangrecita puedo decir lo mismo, no trajo ninguna sorpresa, aunque si la comparo con la tradicional de limeña tiene un sabor más pronunciado. De acompañamiento un yuca suave como un terciopelo. Atención que es un plato sabroso pero muy pesado y es recomendable tomar una infusión (que hubiera dado por un té piteado arequipeño) o un bajativo.
Costillar de cabrito braseado |
Seguí con el costillar de cabrito de leche braseado en carbón. Virtud, la textura del cabrito, crujiente por fuera, jugosa por dentro. Defecto, el exceso de pimienta blanca que estuvo a punto de echarlo a perder. Felizmente el tacu-tacu resultó bastante plano de sabor, está claro que la idea es equilibrar la sazón recargada del costillar. Punto a favor, la preparación fue óptima, crocante por
encima, cremoso por dentro. Además como acompañamiento sirven una ensalada de cebolla, palta y rabanito
que le da un toque muy necesario de frescura al plato. A lo largo de estos años la búsqueda de un buen tacu-tacu ha sido una tarea muy ingrata y puedo afirmar que este me ha devuelto la fe en los chefs peruanos. Tal vez yo hubiera prescindido de las verduras en la presentación pero me imagino que es la tendencia de presentar como "gourmet" todas las recetas.
Sudado de mero |
Después ordené un sudado de mero, un plato al cual no hay mucho que criticar. El sudado no implica mayor ciencia, se hace al momento y la clave está en la calidad de los ingredientes de la zona: mero, loche y chicha de jora. El cocinero estuvo inspirado porque logró el punto de cocción correcto y un concentrado de sabores tan bueno que me faltan palabras para describirlo adecuadamente. No pondré etiquetas pero está muy alejado de esas sopas de tomate y ají que acostumbran servir en Lima. A todos esos chefs de franquicias de mariscos háganme un favor y miren bien la foto.
Si bien no tienen una carta de postres propiamente dicha no lo considero una desventaja, las porciones de los platos de fondo son más que generosas para dejarlo a uno satisfecho. Considero que los picarones o los helados de la casa son suficiente para calmar el antojo dulcero, si es que todavía desean ordenar postre. Con tres platos a cuestas para mí era suficiente para regresar caminando al hotel.
Vista de la barra |
Como experiencia gastronómica para relatar en el blog Fiesta me convenció. Sin embargo intuyo que su presencia en Summum estará asegurada por mucho tiempo ante la falta de competencia en la ciudad de Chiclayo. Obvio esto no desmerece para nada la calidad del servicio, la inversión en el local y el esfuerzo de tener una carta donde, además de los platos típicos, se puede encontrar mero o langosta al peso. Quizá el único "pero" en esta visita fue, al igual que en Lima, la insistencia agobiante de los mozos en que uno pida lo más costoso. No logro entender las razones pues la carta tiene platos de todo precio. Un mozo debe recomendar platos de acuerdo al gusto del cliente no de acuerdo a lo que quieran que gane el restaurante. Si logran evadir este aspecto la cuenta es manejable, de lo contrario preparen la tarjeta de crédito. Ese es el precio de almorzar en un restaurante Summum. Para bien o para mal.
Fiesta queda en Av. Salaverry 1820, Chiclayo.
Ticket promedio: S/.100.00 por persona.
Estacionamiento: Sí.
Volvería: Fui a sacarme el clavo nada más. En Chiclayo prefiero algo más tradicional.
2 comentarios:
En verdad me parece bastante caro. Seguro que a los mozos les asignan un incentivo si en su mesa el cliente ordena uno de los platos más caros. Será por eso la insistencia, y seguro es una política en las dos ciudades.
Estimada Gabriela
Así es, al igual que muchos restaurantes de marca, los precios van de acorde a la fama.
En algunos caso justifica y en otros no pero qué le vamos a hacer. Es la ley de la oferta y la demanda.
Saludos
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