sábado, 13 de junio de 2015

Días de blogger XXII (Chances, antojos y sorpresas)

Agotado por mi último viaje a Estados Unidos y preocupado por las nuevas responsabilidades en el trabajo era inevitable que la información comenzara a acumularse. Por eso, antes de reeditar la sección de posts "inéditos", prefiero dejarles  un recopilatorio de mis últimas aventuras.

Nikko (Second Chance)

Cebiche carretillero
Si bien paro renegando porque el calor tercamente se resiste a abandonarnos también lo soporto porque me da un segundo aire para seguir visitando cebicherías. Nikko me dejó lleno de curiosidad desde mi última incursión y con todo el optimismo a cuestas decidí hacerles una segunda visita.

Mi aventura comienza con el cebiche carretillero. He perdido la costumbre de preguntar que pescado utilizan porque siempre me salen con una respuesta más creativa que otra. Me conformo con degustar la leche de tigre y sentir otro sabores aparte del limón y el ají. Si utilizaron rocoto, tal cual dice en la carta, pues quedó en segundo plano por culpa del kión. Continuo con una degustación de causitas, plato que siempre tiene un efecto visual muy agradable. Cuatro causitas: langostino al golf, pulpa de cangrejo en salsa huancaína, pulpo al olivo y chicharrón de calamar en salsa teriyaki. Ambas entradas son un buen inicio aunque no traen ninguna novedad.

Churrasco de pez espada
De plato principal escogí un churrasco de pez espada. Cuando lo traen a la mesa mi primera impresión es que el emplatado lo hicieron por cumplir. Dudo que servir tamaña porción de arroz con una papita en cada esquina haya sido la idea original. Trato de obviar ese detalle pero cuando descubro que el filete está cocido desigualmente ya no hay mucho que rescatar. Si bien hace mucho que perdí las esperanzas de encontrar un yakimeshi meloso el exceso de salsa teriyaki lo convierte en un arroz muy húmedo. Quizá se adapte muy bien al gusto peruano pero a mí no me convenció.

Fondant de chocolate.
Con toda la paciencia (y esperanza) del mundo acepto esperar veinte minutos para que me traigan un fondant de chocolate. No hay ciencia, es el clásico postre del que todos los restaurantes hacen uso y abuso con disímiles resultados. Sin embargo este resulta agradable al paladar y apenas lo parto con la cucharita deja escapar el chocolate derretido, placer líquido. Las fresas aportan un toque de color y el ácido se integra a la perfección con el amargo del chocolate. Felizmente el helado no es el clásico de vainilla industrial sino un stracciatella bien logrado. Al igual que en la visita anterior el postre hace que me retire con un buen sabor de boca.

En Nikko ponen las credenciales muy altas cuando se presentan como un  homenaje a los maestros de la comida nikkei, detalle que puede jugarles en contra si uno va con las mejores expectativas. A mí se me antoja una alternativa adecuada para huir de la invasión de cebicherías de franquicia aunque algunas ideas se pierden en la ejecución. No creo en las buenas intenciones pero sí en hacer algo diferente y quizá allí está su fortaleza. Obvio, siempre y cuando lo hagan mejor que los demás.

Nikko queda en Av La Fontana 1137, La Molina.
Volvería: Puede que sí, puede que no.
Estacionamiento: Amplio y vigilado.

Sabores Peruanos (La guerra contra el frío)

Tener un plato premiado en Mistura nunca es garantía que un restaurante sea bueno. Al contrario siempre evito visitar cualquier local donde figure el rótulo de marras porque es sinónimo de una propuesta sobrevaluada. Pero a veces hago excepciones con la esperanza de estar equivocado. A veces.

Un domingo amanecí con ganas de comer algo diferente. Zapeando en los canales de televisión nacional encontré un video donde la dueña de un restaurante hablaba auspiciosamente de una receta propia: arroz con pato borracho, plato que causó furor en Mistura. Tomé el nombre del restaurante pero como siempre busco la novedad antes que la novelería preferí investigar el resto de la carta.

Sopa seca
De la amplia selección de platos criollos no demoro en escoger uno: la sopa seca chinchana. Es tan difícil encontrarla en Lima (o al menos nadie me ha recomendado un buen lugar) que no iba a dejar pasar la oportunidad. Carapulcra preparada con papa fresca, fideos cocidos en el propio caldo de pollo, sendas porciones de pollo y chancho, sazón equilibrada ¿Se puede pedir algo más? Sí, unas yucas tiernas que sirven como catalizador del aderezo. Lo ideal es comer este plato en Chincha pero sirvió para calmar el antojo que me persigue desde que conocí a Mama Iné en Mistura 2011. Sin embargo cuando pedí aparte una carapulcra chinchana al plato se quedaron bastante cortos con la porción. Vamos, la comida peruana es generosa, no hay por qué andarse con remilgos. Una cucharada más de guiso no le duele a nadie.

Sancochado
Me sentía satisfecho por haber saciado mi antojo pero el día nublado hizo que me antojara de algo caliente. Primero con un menestrón casero que me recordó más a una sopa de casa. Atención, eso no constituye un defecto, celebro que tenga un sabor concentrado donde la albahaca no sea la protagonista y tampoco caigan en el vicio de los fideos recocidos. Pero cuando pedí un sancochado fallaron en el peor estilo. No entiendo como se les puede pasar el punto de cocción y entregarme un corte seco y correoso. Si a eso le agrego el exceso de grasa en el caldo entonces la decepción duele más. Además, sancochado que se respete se acompaña con variedad de salsitas. A excepción del rocoto carretillero, la salsa de ocopa es la misma que ponen en todas las mesas. ¿Qué les costaba poner huancaína que seguro ya tienen preparada? Prescindible.

En cuanto al servicio la atención a la mesa es correcta, el mozo hace recomendaciones y está atento a cualquier pedido adicional. El ambiente del salón es bastante oscuro y la iluminación no contribuye a mejorar esta situación. Punto aparte para las sillas, son tan pesadas que es todo un reto apartarlas de la mesa para sentarse. En resumen Sabores Peruanos es un restaurante para ir relajado y sin ambiciones. Si tienen suerte y el cocinero está inspirado podrían llevarse una sorpresa. Quizá mi error fue no pecar de novelero y pedir sus platos premiados.

Sabores Peruanos queda en Benavides 2392, Miraflores.
Volvería: Correría el riesgo por su receta premiada.
Estacionamiento: Pequeño y vigilado.


Taller de parrilla al estilo Osso (Nos veremos pronto)

Si me preguntaran cuántas veces he cocinado parrilla sería suficiente con utilizar los dedos de una sola mano. Es más recuerdo una vez en que una de las presas de pollo termino convertida en un tizón ardiente. Santo remedio para huir de los fogones y dejar que los expertos se encarguen.

Felizmente llegó a mi correo una invitación para un taller de parrilla con Renzo Garibaldi de Osso. Quizá algunos lo reconozcan de la propaganda que hizo un banco para un sorteo. Yo lo reconocí de una ceremonia de premiación a la que fui invitado y en la que estuvo presente con su tradicional look de camisa a cuadros. He recibido buenos comentarios de su restaurante pero como siempre, suelo dejar pasar un tiempo para que la propuesta madure, la novedad pase y no sea difícil hacer una reserva.

A pesar de ser toda una personalidad de la gastronomía peruana la charla que dictó sobre el arte de cocinar a la parrilla fluyó sin el menor esfuerzo. Fue una charla muy amena con participación constante del público donde Renzo Garibaldi se despachó a su gusto hablando de los cortes de carne, las técnicas de cocina e incluso el mantenimiento de los equipos. Se nota que para él la parrilla es su pasión, su estilo de vida y no le costaba transmitirlo en cada frase que decía. Pero el momento cumbre fue cuando hizo la degustación. Imposible describirlo todo, suficiente con decir que todos los asistentes terminaron impresionados por la oportunidad de probar los chorizos de la casa, las hamburguesas y los cortes de carne.

Vale la pena agregar que al expositor no le faltó chispa. Cuando un asistente que llegó tarde le preguntó: ¿Y dónde compra su carne? No dudó en responder: "En Osso", lo que provocó el jolgorio del público. Bromas aparte ahora me siento con la curiosidad al tope y me he prometido no dejar pasar más tiempo antes de visitar Osso. Cueste lo que cueste.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Qué buenas recomendaciones.
Igual que tú, no veo las horas de que empiece por fin el frío.