Fachada del restaurante |
Hosso roll y Koricancha maki |
Ceviche apaltado |
Nunca me he preguntado quién inventó la regla de no comer ceviche de noche pero yo estoy con ánimos de ir contra la corriente. Me traen un ceviche apaltado de ojo de uva. ¿Palta? Sí, ¿por qué no? El eterno catalizador de los makis juega en pared con una leche de tigre equilibrada en picante y acidez. Obvio, pido una cuchara aparte para no desperdiciar ni una gota de ese elixir marino donde se han marinado los cortes del pescado más fresco. La causa con pulpa de cangrejo sigue la misma lógica. Trabajada con una sazón intensa se complementa adecuadamente con la masa de papa y palta en tajadas. A diferencia de otras causas donde el protagonista es el exceso de mayonesa aquí han conseguido armonizar todos los ingredientes.
Maduritos a la geisha |
Es momento de darle la oportunidad a las entradas calientes. Primero con un piqueo que ya había despertado mi curiosidad cuando ojeé en la carta: los maduritos a la geisha. ¿No será mucho atrevimiento usar ingredientes amazónicos en un restaurante nikkei? Sin embargo aún llevo en mi gusto el recuerdo de ámaZ y por eso disfruto cada bocado de estos platanitos cubiertos de queso andino y cecina. Continuamos con el yakitori, clásica brocheta de pollo en salsa teriyaki que no trae sorpresas más si el alivio de encontrar trozos de pollos jugosos por dentro y cubiertos de una salsa que no tiene nada que ver con esas salsas empalagosas que abundan en los restaurantes peruanos. Claro, salvan que se den una vuelta por Yakitori de la avenida Aviación pero eso es otra historia.
Yakimeshi de la selva y vegetariano |
La experiencia iba tomando forma y mejor aún cuando llegan dos platos que deben ser el must de todos los peruanos. Vamos, ¿quién no se resiste a pedir un arroz frito en un restaurante oriental? Anticipando mi típico reclamo (parece que han leído mis reseñas en busca del yakimeshi ideal) me advierten que han adaptado este plato al gusto del comensal promedio descartando la textura melosa en pos de un arroz frito más graneado. Pruebo el yakismeshi de la selva me doy cuenta que he vivido engañado durante años probando falsos chaufas amazónicos, arroces teñidos de sillao donde con suerte podía encontrarse algún trocito perdido de cecina. Por eso me alegra encontrar este arroz ligero donde el protagonismo no se lo lleva la cantidad de proteína sino el ahumado del wok. Sí a eso le agregamos los trocitos de maduro tenemos un modelo a seguir para cualquier restaurante de la selva. El chaufa vegetariano tampoco se queda atrás, se lleva las palmas desde que veo los tremendos trozos de shiitake. Sí, soy fanático de los hongos y aquí me tienen en sus manos pero el twist se lo da la inclusión de granos de choclo. Me acuerdo que alguien lanzó un plato parecido en Mistura pero como fui ahora puedo sacarme el clavo y ver que sí funciona. La curiosidad me devora ¿Qué otras variedades incluirán en su carta definitiva?
Quinua zen |
Me retiro de Hosso satisfecho por todo lo que probé. No es mi costumbre visitar restaurantes nuevos porque me gusta esperar a que las propuestas maduren con el tiempo y así encuentren el camino correcto de acuerdo a la respuesta del público. Sin embargo en este caso valió la pena salir de mis parámetros y descubrir una nueva opción de makis en el que se combinan buena calidad de insumos, creatividad en la carta y un ambiente relajado. Ahora tengo una nueva razón para volver por Barranco. No más que abran oficialmente sus puertas.
Hosso queda en Malecón Castilla 111, Barranco.
Horario: Lunes a domingo de 12:00 a 16:00 y de 19:00 a 23:00
Teléfono:496-5838
Teléfono:496-5838
Estacionamiento: Hay una playa al costado.
Volvería: Sí, cuando lancen la carta completa.
1 comentario:
¿Cebiche con palta? No dudo que sea rico, pero ya no es cebiche y debería tener otro nombre. Al menos es diferente a lo entiendo y espero cuando como un cebiche.
Publicar un comentario