Pueden gritar de alegría, por fin el blogger se anima a dejar el gazmoño triángulo: San Borja-San Isidro-Miraflores.
El Cacaotal (El séptimo cielo de los chocolates)
No recuerdo la última vez que comí un chocolate europeo más si revisara mi cava de chocolates de las diez barras que tengo sólo dos no pertenecen a marcas peruanas.
Estoy caminando por la plaza de Barranco distraído por el bullicio cuando una idea cruza por mi mente: "¿Blogger, no que ibas a visitar El Cacaotal?" ¡Canastos! Mi cena es a las 7.30 y sólo tengo veinte minutos para conocer la tienda.
Llego a paso ligero a la tienda y me encuentro a Amanda Jo, antropóloga estaodunidense, quien me recibe con una sonrisa de oreja a oreja y muy orgullosa me enseña todo lo que vende en su tienda. Puedo contar sin mucho esfuerzo 35 marcas de chocolates provenientes de todo el Perú, incluso de zonas que no conocía como Tumbes, Pasco o Ucayali. Me siento como un niño en la tienda de Lego al ver tantas variedades. Están mis favoritos Maraná y Cacaosuyo, los chocolates de Elizza (¡La barra de mandarina!) y las trufas de Magia Piura. Pero la cereza del pastel es la barra 70% Cuzco de Shattell. ¡Sí! ¡La ganadora al premio del mejor chocolate del mundo (International Chocolate Awards 2017)
Si alguien piensa que esta tienda sólo es para especialistas en el tema pues les diré que nada más lejos de la realidad. Amanda está dispuesta a guiarlos en esta ruta de acuerdo a sus gustos paa que hallen su chocolate favorito. Tiene incluso una mesa donde ha elaborado perfiles de distintas barras de acuerdo a sus características propias (acidez, amargor, astringencia, etcétera) y así poder aprender a descubrir los sabores del cacao nativo peruano. ¡Hasta en eso han pensado!
Mi recomendación, dejen de leer este post y vayan de una vez al Cacaotal. En Barranco está el paraíso del chocolate peruano y ya no hay excusa para no conocer estas marcas que a nivel internacional ya ganaron todos los reconocimientos. Ahora es nuestra responsabilidad apoyarlos.
El Cacaotal queda en Colina 108, Barranco
Horario: Lunes a sábado, de 11 a.m. a 8 p.m. Domingos, de 10 a.m. a 6 p.m. Cierra los viernes.
Volvería: Siempre. Acaban de ganarse un cliente habitual.
Kinjo ramen (Ramen de miércoles)
Siendo las 7.35 de la noche era inevitable que por más que acelerara el paso no llegaría puntualmente a mi cita. Ni modo, por el chocolate soy capaz de asumir esa vergüenza.
Gyoza. Veggie koroke. Tantanmen. Shoyu ramen. |
Cuando llego a la dirección de Kinjo Ramen pienso que me he equivocado. Estoy delante de una especie de galería de arte. ¿Y el ramen? La extraña disposición del local puede generar confusión pero no pensé que eso sería un indicio de cómo terminaría mi cena.
La carta es concisa, dos páginas con entradas, cuatro variedades de ramen y platos calientes incluyendo el popular yakimeshi. Mi aventura empieza con unas gyoza que aparte de estar mal selladas llegan tibias a la mesa. Paso de los veggie koroke, unas aburridas croquetas de vegetales que precisan de más salsa para acabarlas. Esta débil introducción no me desalienta, total la estrella de la casa debería ser el ramen.
Me traen el tantanmen y las alarmas se encienden. ¿En serio me han traído un caldo lleno de espuma? Cometer un error tan infantil en un ramen-ya es poco menos que un pecado mortal. Sin embargo, basta probarlo para entender que el plato merece una revisión exhaustiva. El caldo es desabrido, no hay señal de una cocción prologanda y ni rastro de togarashi o la-yu. El shoyu ramen sólo termina de confirmar que exageré el optimismo acudiendo a este local.
Sería mezquino descartar este restaurante con sólo tres semanas de abrir sus puertas. Es obvio que al restaurador se le han escapado algunas tortugas en el equipo de cocina pero si piensa que por ofrecer un producto barato no necesita hacer nada más entonces esta reseña le debe servir de alerta inmediata. Al menos eso espero.
Kinjo Ramen queda en Grau 680, Miraflores.
Volvería: ¿Qué creeen?
Crem dela Crem (After-party)
Luego de la fallida incursión con el ramen tenía que salir en busca de un postre para cambiar el sabor de boca. En Barranco hay infinidad de opciones para cumplir ese objetivo: helados, crepes, bollería francesa y hasta un carrito ambulantes de dulces limeños. Se me ocurre que también un café americano serviría más no quiero asumir el riesgo de entrae en modo lechuza y quedarme despierto hasta las medianoche. Vamos a lo seguro: ¡Crem dela Crem!
Por si no han visitado antes este local aquí producen gelato, que es diferente al helado tradicional porque es elaborado artesanalmente con insumos frescos de temporada. Esta vez me encontré con empleados muy amables en el mostrador que me dejaron probar varios sabores. Al final me decidí por una combinación ganadora: torta de chocolate y cereza amarena. El amargo del chocolate y el ácido de los frutos del bosque nunca tendrá pierde. No me cuesta mucho trabajo olvidar la malhadada aventura del ramen y más bien pienso que ya encontré otra razón para volver a Barranco.
Crem dela Crem queda en Pedro de Osma 110, Barranco.
Volvería: Sí, es un sitio donde siempre hay algo bueno para endulzar la vida.
2 comentarios:
Me gustaron la primera y tercera opción. La segunda pues, y para usar tus palabras, ¿qué crees? Vaya chasco...
Me recuerda a un restaurante en Aviacion donde sirven "Ramen" (no es dificil ubicarlo, queda cerca del cruce con San Borja Sur y se ingresa hacia un sótano precedido por una vitrina con unas llamativas representaciones en cerámica al frío de los platos). Me dio bastante pena pagar más de veinte soles por una sopa bastante parecida al ajinomen, con medio huevo duro y fideos que se consiguen en cualquier sitio.
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