lunes, 23 de abril de 2018

Marabunta anticuchería (De los huariques y otros aspavientos I)

Hace un par de años me invitaron a conocer el local de Marabunta anticuchería en Chorrillos. La idea de comer anticuchos en sí no era una gran motivación pero fue mi habitual flojera lo que me hizo sugerir un cambio de fecha que nunca llegó. Felizmente me enteré que han abierto una sucursal en Jesús María y, ante los comentarios optimistas que leí en redes, me animé a visitarlos con todas las ganas de cambiar de aires.

Llego sin problemas a Marabunta. El tráfico no hace mella en mi poco usual optimismo, la falta de estacionamiento tampoco, total es una pandemia en todo Lima. Luego de dar un par de vueltas noto que por fin hay un sitio libre delante del restaurante. ¡Gracias Providencia! Entro al local y de inmediato pienso en un huarique. Este punto es importante porque así disminuyen las expectativas en cuanto al servicio a la mesa y a la comodidad. No creo tanto en la falacia de "por el precio no se puede exigir mucho" pero sí hay que tomarlo en cuenta al momento de escribir la reseña. 

Tequeños de pollo a la brasa. Champiñones a la parrilla.
La carta no trae mucha ciencia así que es bien fácil tomar decisiones. Llegan a la mesa los tequeños de pollo a la brasa (S/.10.00). La masa está con textura de galleta de soda, quebradiza y con un gusto amargo. El relleno de pollo a la brasa me hace pensar en el reciclaje culinario pero, qué le vamos a hacer, había que probar de todo un poco. Siguen los champiñones a la parilla (S/.10.00), una entrada cuya receta tiene que ser revisada de inmediato. La falta de sabor no se resuelve con el chimichurri de la casa, sal y ají son necesarios para darle algo de alegría a esta entrada tan desabrida.

Trío de anticuho, brocheta y mollejas.
Marabunta tiene en su carta la opción de armar tríos (S/.27.00), lo que me va de perillas porque así puedo evaluar varias opciones de un porrazo. Los anticuchos de corazón de res funcionan por el gusto a brasa y la sazón precisa, aunque la cocción es imprecisa. Todos los restaurantes fallan en eso y no me quitaría el sueño de no ser porque el local no está ocupado ni a la tercera parte de su capacidad y pudieron ser más prolijos en la ejecución. La brocheta de pollo me deja buen sabor de boca, al encontrar el punto correcto de sazón y un interior jugoso. Las mollejas cumplen con mis expectativas. Las papas fritas, si bien pueden verse como innovación, no ayudan a disfrutar el plato. Prescindan de ellas o se llenarán muy rápido. El acompañamiento de ají pollero y crema de rocoto son muy ligeros para lo que se espera de un huarique. Crema de ají que no pica es kétchup, así de simple.

Pollo a la leña. Papas fritas.
El cierre de jornada llega con medio pollo a la leña (S/.33.00), bien sazonado y de piel crujiente. El toque ahumado explica por qué la fruición de los internautas en recomendarlo aunque para mí la experiencia sería redonda si uno tuviera la certeza que está recien hecho. Lo mismo aplica para las papas, llegan tibias a la mesa y se hace extrañar el crocante. La ensalada hace acto de presencia en la mesa, pero exceptuando a las que servían en el Mediterráneo Chicken de mi niñez nunca ha sido algo en lo que destaque alguna pollería. Recomendable pedirlo en horas de mayor rotación.

Fachada del local
Es inevitable cerrar la reseña haciendo algunos comentarios sobre el ambiente. Entiendo que es un huarique de precios bajos y, si bien no espero mobiliario importado, tampoco que las señales de deterioro sean tan visibles. Sencillez no puede ser sinónimo de descuido y basta una mirada al piso para deducir que no es algo que les importe mucho. La disposición no favorece la comodidad del cliente, el ambiente principal  está cerca a la parrilla y es poco menos que un horno, el posterior luce en condiciones muy descuidadas. Almorzar al costado de un saco de carbón no es muy motivador que digamos. Lo mismo va para la atención a la mesa, es simplemente un llevar y traer de platos cuando podrían darle un toque zalamero típico de todo huarique que se precie de serlo.

En resumen, como aventura fue divertido visitar Marabunta, pero hablando en cuestiones gastronómicas no encontré algo que justifique regresar en el corto plazo. Imagínense si hubiera ido hasta Chorrillos. Ni modo, sacarse el clavo a veces implica sacrificio que por ustedes, mis estimados lectores, estoy dispuesto a aceptar.

Marabunta anticuchería queda en Jr. Huáscar 1709, Jesús María.
Teléfono: 360-9718
Estacionamiento: En plena calle.
Volvería: No.

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