Premiado en la lista Summum 2018 con el primer puesto al mejor servicio, segundo puesto en la categoría nikkei y cuarto puesto en el ránking general, Osaka merecía tener ya una reseña actualizada en el blog. Le debo las gracias a María Claudia (The Foodie Eye) por las coordinaciones previas para este encuentro.
Sábado, hora de almuerzo. Me encuentro con mis puntualísimas amigas foodies en el lobby de Osaka y, antes de bajar al restaurante, los tres empezamos a discurrir rápido. Sabedores de la penumbra que domina el salón principal elegimos la terraza para nuestra incursión gastronómica. No es ningún secreto a voces que la luz natural y la fotografía son estupendas amigas.
Cuando salimos a la terraza noto un pequeño detalle, los asientos son bajos y la disposición invita más a tomar un cóctel acompañado de un piqueo. Como nunca, encojo mis hombros, me olvido de las gollerías y dejo que las foodies armen el pedido. Digamos que en un restaurante de tales credenciales sería bastante difícil marrar en la orden, aunque mi única exigencia es que haya nigiris en la mesa.
Otoshi del día. Nikku foie. Evil Ebi, Hotate truffle |
El mozo se aparece con el otoshi del día, un detalle que siempre me sorprende en los restaurantes japoneses. Los abreboca se convierten en pequeñas obras de arte y son un anticipo de lo que vendrá durante el resto de la jornada.
Empieza nuestra incursión con el nigiri de Niku Foie (S/26.00 por dos unidades). La combinación no me es extraña. Ya antes en La Locanda del Swissôtel me han servido foie gras acompañado de frutas. Sin embargo, hay que manejar una precisión quirúrgica en la cocción del wagyu para que los jugos de la carne no afecten la textura del shari. Sigue un Evil Ebi (S/20.00), nigiri de langostino acompañado de una ligera salsa BBQ y una chalaquita que aporta frescura. Terminamos con el Hotate Truffle (S/24.00) donde la simpleza manda. Las conchas de abanico sopleteadas en mantequilla de trufa blanca son todo lo que necesito para ser feliz.
Empieza nuestra incursión con el nigiri de Niku Foie (S/26.00 por dos unidades). La combinación no me es extraña. Ya antes en La Locanda del Swissôtel me han servido foie gras acompañado de frutas. Sin embargo, hay que manejar una precisión quirúrgica en la cocción del wagyu para que los jugos de la carne no afecten la textura del shari. Sigue un Evil Ebi (S/20.00), nigiri de langostino acompañado de una ligera salsa BBQ y una chalaquita que aporta frescura. Terminamos con el Hotate Truffle (S/24.00) donde la simpleza manda. Las conchas de abanico sopleteadas en mantequilla de trufa blanca son todo lo que necesito para ser feliz.
Nori furai. Maki tuna tartar. Inca gyoza. Lettuce wraps. |
Osaka tiene una excelente variedad de platos que merecen investigarse, pero teníamos que sacarnos la duda con los makis y por eso ordenamos dos tablas. El Nori Furai (S/36.00) me recuerda a mis primeras incursiones con los makis en un local cuyo nombre ya olvidé. Lleva langostino y queso crema con topping de salmón y vienen envueltos en nori crocante. La combinación funciona y permite disfrutar los sabores frescos de los insumos. El maki tuna tartar (S/26.00) se me antoja muy clásico (atún, palta y negi) hasta que pruebo esa mayonesa ligeramente picante que lo baña. Hay precisión en el armado y el sabor que tiene el shari lo hacen una opción muy recomendable. Quisiera usar mi frase de siempre afirmando que no hay mayor ciencia con las Inca Gyoza (S/48.00), pero aquí hay técnica precisa en el sellado y el sabroso relleno es de pato confitado. Celebro que hayan cambiado el shoyu por una ligera crema de ají amarillo que no desentona.
Pato mochero |
Sigue un shiromi a la brasa (S/49.00) que según me contaron es todo un best-seller. Son trozos de pescado blanco marinados en shoyu servidos con una salsa de ajo crocante, almendras y ajíes peruanos. El pescado sobrevive al punto de cocción y a la ambiciosa combinación de ingredientes. Esperaba más del pato mochero (S/64.00), una pierna de pato crocante servida con arroz al wok con cecina y shiitake. Sin embargo, esta vez fallaron en la cocción del ave, la carne del pato resultó dura y correosa. Ni siquiera vertiendo la miel de tumbo pude terminarlo. Cuestión de mala suerte, espero.
Dessert platter. Chocolate crocante Suspiro nikkei. |
Con todo lo que habíamos ordenado ya no quedaba la más mínima duda respecto a la calidad de este restaurante, pero el tiro de gracia vendría con el dessert platter (S/64.00), una sobebria degustación de cinco postres. Suspiro nikkei, variante del postre tradicional donde el manjar de chocolate se acompaña de helado de hierbaluisa y merengue en texturas. Yuzu cheesecake, postre muy veraniego con crema helada de cítricos, granita de camu camu y cereales andinos. Kari kari sour, crocante de aguaymanto y piña con helado de yogurt. Chocolate crocante, el clásico fondant de chocolate bitter. Para termin un pequeño, pero efectivo mochi de lúcuma. Es difícil elegir un postre favorito, pero más difícil aún es aceptar que si van en grupo deben compartirlos. Pequen de egoísmo y pidan este plato sí y solo sí van en pareja. Les aseguro que se quedarán cortos. Por tal razón ordenamos adicionalmente un chocolate crocante (S/30.00) y un miso toffee crumble (S/29.00). Gula entre cuatro que le dicen.
Miso toffee crumble |
Me voy de Osaka con muy buen sabor de boca. Exceptuando el error con el pato mochero, la experiencia fue satisfactoria y estuvo a la altura de las expectativas. La carta es una travesía por los sabores de la comida nikkei, con fusiones adecuadas y platos muy bien estructurados. Si bien, le tengo recelo a las cartas muy amplias en este caso, funcionan para dejar con las ganas de volver pronto y seguir investigándola. Es muy importante destacar el servicio a la mesa, factor que siempre es el punto es el punto débil de todos los restaurantes de marca. en este caso, aún cuando el restaurante estuvo a su máxima capacidad, el mozo siempre fue muy atento, estuvo atento a las necesidades de la mesa y no hubo demoras en la salida de los platos. Los precios de carta son elevados, pero están justificados por la calidad de la propuesta y las credenciales que ostenta el restaurante.
Osaka queda en Pardo y Aliaga 660, San Isidro.
Horario: Lunes a sábado de 12:30 a 16:00 y de 19:00 a 24:00. Domingos 12:30 a 17:00
Teléfono: 222-0405
Precios: Sushis, ceviches y tiraditos (S/22.00-S/48.00) Entradas (S/36.00-S/57.00)
Fondos (S/40.00-S/64.00)
Fondos (S/40.00-S/64.00)
Estacionamiento: Valet parking o en el sótano del edificio.
Volvería: Sí. De vez en cuando hay que darse sus buenos gustos.
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