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Panzerotti de ragú de cola de buey |
Opinar acerca de restaurantes consagrados puede ser una tarea algo complicada. Si digo que son buenos no estaría contando ninguna novedad. Si digo que son malos crearía polémica. Si no digo nada entonces para que tengo el blog. Razones suficientes para esperar casi 3 años desde que se inició el blog para visitar la Bodega de la Trattoria, un local harto conocido por sus pastas pero también famoso por los postres que prepara Sandra Plevisanni. Fueron dos visitas, almuerzo y cena, en las cuales no tuve inconveniente para conseguir mesa. Para comenzar el almuerzo pedí un panzerotti de ragú de cola de buey y champiñones. Tal vez fui demasiado optimista porque en la mesa apareció un solitario cuadradito de masa hojaldre horneada. Dato para que no queden mal, lo que figura en la carta no es una porción de panzerottis sino la unidad. Olvídense del tamaño y disfruten el generoso relleno de ragú. La carne más suave y más sabrosa que puedan imaginar.
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Milanesa napolitana |
Después ordené un plato al cual me he aficionado recientemente, la milanesa a la napolitana. A diferencia de las papas fritas de acompañamiento que acostumbro pedir, aquí me sirvieron una ensalada fresca: mix de lechugas, concasse de tomate y zanahoria rallada, todo aliñado con aceite de oliva. Demasiado saludable para mi gusto pero cumplidora. La milanesa estaba buena pero a diferencia de las que he probado recientemente le faltaba salsa pomodoro lo que la hacía parecer muy seca.
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Ossobuco con tagliatelle al burro |
El segundo plato fue un ossobuco braseado por horas en vino tino servido con tagliatelle al burro. No soy un experto en comida italiana pero sí he comido este plato en otros restaurantes (
Blue Moon y
el Club de la Banca y Comercio) y se lo llevan de encuentro. Lo que me sirvieron no parecía algo braseado por horas sino un estofado común y corriente. La textura de la carne no era la que prometen en la carta, "para desprenderse sola del hueso" ni mucho menos. Gracias a los tagliatelle a la mantequilla porque salvaron el plato. No lo recomiendo.
Llegada la hora de los postres pedí la mil veces recomendada boccanera de chocolate. Es el clásico fondant de chocolate amargo con centro líquido. Con la fresa haría una pareja perfecta de no ser porque el acompñamiento. El mejor chocolate se pierde si lo acompañan de dos bolas de helado industrial, nefasta mezcla de azúcar y grasa vegetal. El brownie de chocolate y Philadelphia tenía la siempre esquiva textura "amelcochada" lo cual ya era un mérito pero al igual que me pasó con la boccanera todo se pierde si no utilizan verdadero helado de vainilla. Por los precios que cobran uno espera lo mejor. Los postres cumplen más para la foto que para el gusto.
Mi siguiente visita fue a la hora de la cena. Comencé con unos ravioles de ricotta y espinaca servidos con ragú de cola de buey. Para no perder objetividad debo mencionar que los ravioles son mis pastas favoritas desde que era niño y aquí supieron devolverme a esos momentos. La textura muy suave del ragú y la generosa porción de los ravioles cocinados en el punto exacto me obligan a recomendar este plato sin dudarlo. Punto aparte para su relleno de ricotta y espinaca porque estaba muy fresco. Un plato bien logrado.
Luego ordené una lasaña a la bolognesa, quizá el plato más pedido en los restaurantes de pastas. Se sorprenderán con mi comentario pero su lasaña tranquilamente puede superar a la del Mavery. No es cuestión de cantidad ni del relleno, a veces un pequeño detalle puede hacer un gran diferencia. Según me explicó la moza, en la preparación utilizan queso grana padano, un queso italiano con denominación de origen, lo que le da un sabor y una textura especiales. El relleno de salsa bolognesa venía en una porción suficiente. Además tenía una sazón ligera, muy agradable para mi gusto.
Después de tan opíparo almuerzo sólo por inercia ordené postre. Escogí uno que tiene dedicado un capítulo entero en los libros de recetas de Sandra Plevisanni, el cheesecake en su versión marmoleada. El sabor estaba perfecto, podían notar el queso de inmediato pero su textura era muy seca. Bastaron dos bocados para sentir una sensación empalagosa en la boca. Hubiera preferido que pongan mayor cantidad de salsa inglesa o alguna fruta fresca que corte el sabor. Comparado a los otros postres queda relegado en mis preferencias.
Fueron dos experiencias satisfactorias en la Bodega de la Trattoria. No vayan con la idea de que es un restaurante inalcanzable porque la carta ofrece platos para todos los bolsillos, salvo en el caso de los postres que son bastante caros. Pero hay que tener en cuenta que están pagando una marca más que un plato. El servicio en las dos ocasiones me pareció muy cumplidor y el ambiente agradable. Para mi sorpresa he leído sobre esta franquicia comentarios muy disímiles en otras páginas de internet (
tripadvisor,
mucho gusto Perú) así que vale la pena aclarar que esta reseña se refiere exclusivamente al local de 2 de Mayo en San Isidro.
La Bodega de la Trattoria queda en Av. 2 de Mayo 715, San Isidro.
Ticket promedio: S/.50.00 por persona.
Teléfono 421-3638
Volvería: Sí, las dos experiencias fueron muy satisfactorias.