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El edificio donde estuve trabajando |
Antes de viajar recibí algunos mails con información
relacionada a mi estancia en Chicago. Además se me solicitaba detallar aspectos técnicos relacionados a mi usuario del sistema,
requerimientos especiales para dieta (sin gluten, vegano, etc.) y otros por el estilo. Sin embargo, una frase
llamó mi atención desde la primera vez: "Las reuniones se llevarán a cabo en el piso
50 de las oficinas principales". Si bien hace algunos años pude subir al
Executive Lounge del Westin Lima Hotel y me deleité con una espectacular vista de la ciudad nada me había preparado para la experiencia que me tocaría vivir. Digamos que por más complejas que sean mis labores saber que trabajaría con una vista tan impresionante de la ciudad motivaría a cualquiera.
Pero como este blog se trata de gastronomía debo contarles que lo bueno sucedía a la hora de almuerzo pues como tenían que satisfacer a un equipo de personas, literalmente, de todas partes del mundo siempre se preocuparon por ofrecer. Por variedad nunca me quejé y tampoco esperen críticas porque sería mezquino desdeñar el esfuerzo que hicieron todos los días por tener la comida lista en los horarios ofrecidos.
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Felicidad: Yogur y berries. |
Para desayunar invariablemente siempre comenzaba con una
botella de jugo de naranja y un pote de yogur con frutos del bosque. Comí al punto del hartazgo toda la variedad existente de bayas: fresas, arándanos, frambuesas y
zarzamoras frescas. Mis niveles de antioxidantes habrán estado al máximo, quizá eso explique mi estado de felicidad absoluta. Pero si pensaban que todo era natural y saludable confieso que también me castigué con mis desayunos al estilo "Homero
Simpson": café americano, donuts y muffins a discreción. Que diferentes son las donas
americanas, esponjosas, suaves como un algodon y antojaba comerlas (lo
siento Frida Holler) remojándolas en el café. Punto aparte para los bagels pues nunca logré terminar siquiera la mitad de uno pero de eso hablaré en otro post.
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Ensalada de Jason's Deli |
A la hora del almuerzo nunca dejaron de sorprenderme. Un
dia tuvimos comida china de la cual recuerdo el pollo Kung Paw por el uso de
ese endiablado ají seco chino, toda una prueba de valor para el blogger. Vale
la pena indicar que no hay punto de comparación con nuestros chifas, la fusión que ocurrió en el Perú es única. Confieso que me rendí antes los burritos mexicanos, por más
buena intencion que tuve sólo de ver el tamano ya sabía que no iba a
terminarlos. Me contenté con unas enchiladas aunque hice trampa porque al momento de servirme las partía a la mitad. De las pizzas de Lou Malnati's me quedo con la Malnati Chicago Classic salchicha, extra queso y tomate, tres ingredientes son más que suficiente para alegrar el almuerzo. Sin embargo, las palmas se las lleva la ensalada Nutty Mixed de Jason's Deli: hojas verdes, uvas, queso feta, nueces, cranberries, manzanas y pasas en una vinagreta al balsámico. Tranquilamente dejaba de lado los sándwiches por servirme una y otra vez de esta deliciosa ensalada. La combinación de sabores y texturas es una de las mejores experiencias durante mis jornadas laborales.
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El break nuestro de cada día |
Pero como todo lo bueno puede mejorar nunca faltó un
postre a media tarde. Ahora entiendo la fama de las galletas con chispas de chocolate, crocantes
por fuera, húmedas por dentro. Imposible comer sólo una. Y si hablara de los brownies: simples, bañados en chocolate o marmoleados con queso Philadelphia, la textura y el sabor perfectos. ¿Para qué más?
En fin, aunque no lo crean supe resistirme ante
la imposible tentación de comer desordenadamente porque el blogger cree en la buena salud. Además todos los días antes de ir a trabajar me enfrentaba con la corredora en el gimnasio del hotel. El
ejercicio y yo siempre estaremos peleados pero imaginando todo
lo que iba a comer en el día era motivación suficiente para no parar. Corre
blogger, corre. Come blogger, come.
1 comentario:
Está bien esa combinación, un día desayuno saludable lleno de antioxidantes y al día siguiente, te debates entre Pedro Picapiedra y Homero Simpson.
Yo también quiero, ja, ja.
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