viernes, 25 de noviembre de 2016

Yume (De como los sueños se hacen realidad)

En un mercado asediado por barras libres de costo fijo y sobrevaluadas propuestas de "lounge", abrir un restaurante nikkei es un tiro de largo alcance. Lastimosamente el público peruano aún es presa fácil de una zona de comodidad donde lo único que importa es cuantos rolls se pueden comer por un precio ínfimo y la calidad es poco menos que una leyenda urbana.

Felizmente existen propuestas como Yume, sushi bar libre donde los responsables han dado rienda suelta a su creatividad sin miedo a la fusión utilizando los insumos más frescos. A pocas semanas de abrir sus puertas la curiosidad fue el vector decisivo que me motivó a visitarlos. Es relevante indicar que las fotos muestran porciones para degustar, puedo comer bastante pero tampoco es bueno exagerar.

Shiromi Chill. Tako Chalako
Degustación de nigiris. Taco Katsuo
La aventura empieza con un Shiromi Chill, tiradito de la casa con leche de tigre de rocoto, cubos de palta y ajonjolí. Funciona bien al primer bocado con esa leche de tigre ligera  que no deja en segundo plano al pescado. Sin embargo deben manejar con prudencia el rocoto carretillero, un descuido y el picante asumirá un protagonismo indeseado. Continuo con un tako chalako, pulpo flambeado en salsa ponzu y chalaquita. El sabor a brasa se complementa con los demás ingredientes, además el pulpo ha sido trabajado prolijamente para lograr la mejor textura.

Tal parece que habían estudiado mis gustos con anticipación porque me trajeron una tabla-degustación de nigiris. Me quedo con el de conchitas parme que, tal como su nombre lo dice, es un nigiri de conchas de Pisco con queso parmesano y mantequilla gratinado con soplete, la típica entrada de cebichería convertida en un nigiri. El tuna power presenta un corte de atún flambeado servido con ají amarillo y chalaquita, un recurso repetido pero que funciona y me sigue dejando excelente sabor de boca. El taco katsuo sobrepasa mis expectativas. Técnicamente vendría a ser un taco de tartare de bonito pero las definiciones quedan en segundo plano. Estupendo, la crema de palta se complementa con el sabor del bonito y el kiuri aporta frescura y un agradable toque crocante.

Ebiten. Yume wings.
Parri Maki. Yume maki.
Seguimos con un tempura de langostinos donde no hay puntos medios. Si el empanizado es crocante y firme y el langostino no ha sufrido con el punto de cocción, sólo merecen comentarios positivos. Las Yume Wings son el piqueo que hace mucho tiempo deseaba encontrar. Alitas crocantes y jugosas, que vienen en dos sabores: dulce y picante. Ustedes escojan su favorita pero yo no desperdicié ni una sola brizna de carne. Como no tengo una cerveza artesanal al costado...

Llega el turno de los makis. Antes que me lo pregunten, tienen acevichado en la carta, pero no voy a ser tan cómodo de ordenar algo que sirven por doquier. Comenzamos con el Yume Maki con la típica estructura de langostino empanizado-palta pero cubierto de finos cortes de conchas de abanico. Los insumos están bien presentados pero a clave está en la leche de tigre, una receta de la casa más consistente, y el toque de togarashi que le da alegría en cada bocado. Sigue el parri maki con langostino empanizado, queso crema, espárrago cubierto de atún sellado en chimichurri de pimiento. Correcto y bien trabajado, se nota que dominan los tiempos de cocción.

Katsudon
Sólo de puro novelero ordeno un donburi (en japonés: cuenco) plato típico de Japón que se resume en una mezcla de arroz, verduras y un corte de carne. Es un plato divertido porque en cada cucharada hay que tratar de llevar un poco de todo a la boca. Me quedo con el clavo de probar las otras variedades.

Estaba más que satisfecho con todos los platos pero habían reservado una sorpresa muy grata para el final: ¡helados artesanales! Sí, no es necesario tener una carta de postres con té verde para impresionarme. Suficiente con estos helados de buena calidad para finalizar una experiencia redonda. Son tres sabores: sorbete de lychee, efectivo para limpiar el paladar, cacao norteño, un chocolate dark muy intenso y plátano maleño, un sabor poco común pero que combina perfecto con el chocolate. 

Me retiro muy feliz de Yume. La carta de tres página pareciera concisa pero si la revisan con paciencia encontrarán platos que no son comunes en un sushi bar. Y ese es su mayor activo, brindar una alternativa para las personas que no asociamos comida nikkei sólo con makis o ramen. Valoro mucho la creatividad que han puesto en cada plato, la marca personal que denota un trabajo bien hecho. De mi parte, espérenme pronto que ya vuelvo.

Yume queda en Av. Benavides 4893, Surco.
Teléfono: 621-3348
Precios: Entradas S/.21.00 - 24.00, Makis S/.28.00 (10 piezas), Nigiris S/.12.00 (2 piezas) Fondos S/.24.00-28.00. Donburis S/.28.00

Estacionamiento: Limitado, con vigilancia.
Volvería: Sí. Todavía hay otros platos por descubrir en la carta.

3 comentarios:

Gabriela dijo...

No conozco mucho de comida japonesa, pero estas opciones parecen buenas como para irse familiarizando.

Anónimo dijo...

Que rico! Se todo buenazo!.

joujii dijo...

Dreams can true