martes, 2 de mayo de 2017

Nagoya (Ruta nikkei)

Barra kaiten
Hace un par de semanas recibí un correo invitándome a la inauguración de Nagoya, un nuevo restaurante nikkei ubicado en el edificio Capital. Lamentablemente la hora de la cita se cruzaba con mi jornada laboral y no pude confirmar mi asistencia. Felizmente algunos restauradores son comprensivos y tuvieron la amabilidad de dejarme escoger otra fecha para conocer su propuesta.

Contra toda esperanza logro evadir el infernal tráfico del óvalo Monitor y llego a la hora indicada. Cuando entro al local es difícil no impresionarme con la decoración en forma de espiral que recibe a los comensales de su barra libre. El maitre se presenta y me invita a recorrer los diferentes ambientes del restaurante. Está la barra kaiten con  capacidad para 18 personas y una cinta rodante donde pasan los platos para que uno se sirva al gusto. El salón principal tiene una decoración sofisticada y elegante, ideal para un almuerzo ejecutivo. Al fondo una barra donde se preparan tragos de autor y un lounge ideal para quienes deseen disfrutar un after-office. En el segundo disponen también de un amplio ambiente que puede reservarse para un evento corporativo. Definitivamente han pensado en todo tipo de clientes para desarrollar su propuesta.

Tiradito de atún. Degustación de nigiris.
Wakame salad. Ceviche moriawase.
La aventura empieza con un tiradito de atún (S/.38.00). Las láminas de pescado están marinadas en una salsa de ostión y maracuyá, lo suficientemente ligera para no interferir con el sabor del pescado. El topping de nabo y kiuri aporta textura y el toque lúdico se lo da unos hilos de camote. En cuanto a los nigiris el andino (S/.18.00) es una sorpresa por el uso de hierbas andinas, aunque deben manejarse con cuidado para que los sabores intenso del chincho y el huacatay no dejen en segundo plano al pescado. Los nigiris de atún flambeado (S/.20.00) y de salmón (S/.20.00) cumplen con mis expectativas: frescura del pescado y textura correcta del arroz.

Me sorprenden con una wakame salad (S/.20.00),  ensalada hecha con wakame, agar-agar y yuyo con aliño nikkei Yo no soy vegetariano, ni creo llegar a serlo, más esta ensalada es lo que yo comería feliz diariamente. No para de dar un bocado trás otro hasta dejar vacío el plato. Con el paladar limpio me enfrento a un cebiche moriawase, en teoría un cebiche mixto de pescados y mariscos, con una leche de tigre donde el kión marca una sútil diferencia. Como no traje un riesling para maridar este plato.

Pancito con chicharrón. Pulpo solterito.
Gyozas. Yakimeshi de mariscos y salmpón
Llegan las entradas calientes y me toca probar el pulpo solterito (S/.38.00). Bien trabajado el pulpo tiene una textura suave y sobrevive a la sazón anticuchera. La idea de acompañarlo con un solterito es novedosa y funciona para mi gusto. El pancito con chicharrón (S/.36.00 por tres unidades) es un recurso conocido en los restaurantes nikkei. En este caso el cerdo ha sido cocido durante 48 horas logrando un sabor intenso que se contrapone a la chalaquita fresca. Punto aparte para el pancito al vapor, textura de min pao y sabor neutro que integra todos los sabores. Las gyozas Nagoya (S/.30.00 por seis unidades) rellenas de langostino y cerdo son el bocado justo para cerrar esta parte de la cena.

Aún falta evaluar los fondos y me traen un yakimeshi de mariscos y salmón (S/.48.00). Los mariscos están al punto pero extraño la textura melosa del arroz, aunque los restaurantes nikkei suelen prescindir de este detalle para adaptarse más al gusto peruano. La panceta de cerdo (S/.52.00) es un plato que no amerita mayor comentario pues el corte ha sido bien trabajado pero sí me alegra encontrar un puré de camote bajo en dulzor, muy lejos del postre navideño que suelen presentar algunos restaurantes. Algo así como la manía de servir "camote glaseado" con el ceviche.

Coco montado
Termina la aventura, y no podía ser de otra manera, con un vistazo a la carta de postres. Entre la decena de opciones puedo identificar una tendencia hacia los postres peruanos tradicional con uno que otro ingrediente oriental. Yo me voy a lo simple y elijo un coco montado (S/.24.00), la tradicional crema volteada. La receta está bien ejecutada pero el coco rallado en la base me devuelve a la infancia cuando mi madre preparaba este postre y yo dejaba la "costrita" para el final. Parece que han investigado previamente mis gustos porque luego me traen una choconache (S/.26.00), clásica torta de chocolate rellena de fudge, ganache y mousse de chocolate. La clave está en el uso de chocolate bitter de alto porcentaje y por eso la considero presencia obligada en cualquier lista de tortas de chocolate de Lima. 

No puedo cerrar el post sin hacer mención a la barra libre kaiten (S/.58.00) Por un solo precio se puede escoger entre diez variedades de makis, algunos muy conocidos como el acevichado, el furai y el California, aunque también hay opciones creativas como el vegetariano. Además esta propuesta incluye ilimitadamente ensaladas y platos calientes como el misoshiru, el yakimeshi y los wraps de pato pekinés. 

Me sorprende encontrar una propuesta tan ambiciosa como la de Nagoya. A pesar de haber probado varios platos me faltó conocer la sección llamada "La picantería", que cuenta con un chef y equipo de cocina independientes encargados de preparar platos criollos o pescados enteros al gusto del cliente. Está claro que amerita una segunda visita en el corto plazo. Eso sí, mientras no sea en hora punta.

Nagoya queda en Edificio Capital Golf. Circunvalación 154, Surco.
Horario: Lunes a sábado de 12.00 a 24.00 Domingos de 12.00 a 17.00
Ticket promedio: S/.80.00 por persona.
Teléfono: 514-9800
Estacionamiento: Amplio. Cuenta con valet parking.
Volvería: Sí, me gustaría probar su oferta de barra libre.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Por lo que cuentas, vale la pena soportar tantos carros desordenados en la zona.