domingo, 3 de junio de 2018

500 Grados (De hornos, brasas y otros efectos)

Sí, ya sé, "Blogger, ¿otra vez por San Isidro?" ¿Qué le vamos a hacer? Si bien en los últimos años he sido testigo de varias bajas, sigue manteniéndose como el distrito favorito de los restauradores. Yo había prometido ampliar mi radio de acción, mas ya tenía que evaluar esta nueva propuesta que juega alrededor de los dos hornos de leña ubicados al fondo del local. 

Café americano. Huevos fritos. Blindado.
Empieza mi jornada con mi eterno café americano. Sí, ya hace mucho tiempo que dejé el capuccino a un lado en favor de esta versión para apreciar mejor los sabores que esconde un café sin azúcar. Pequeño detalle, es muy difícil encontrar en Lima uno bien preparado así que es cuestión de ensayo-error. Ordeno unos huevos fritos de corral (S/.12.00) más por capricho que por apetito. Aquí se trata de reventar esa yema y untarlo con el pan campensino, pero tocino no llega todo lo crujiente que esperaba. El sánguche blindado (S/.19.00) me deja lleno de preguntas. Lo voy a poner muy simple, por el costo de carta pudieron poner un par de tajadas más de jamón de pavo. Al final termina siendo un sándwich veggie por la cantidad de mozzarella y rúcula que lleva. Algo me dice que escogí mal mis opciones, pero teniendo en cuenta las credenciales del local no deberían tener opciones tan regulares. Eso sí, el pan hecho con masa madre me deja buen sabor de boca.

Alitas. Pastel de choclo.
Macarrones. Choripan.
Vuelvo con esperanzas a la hora de almuerzo aunque está claro que, con una carta tan amplia, una visita no será suficiente para evaluarla. El pastel de choclo (S/.29.00) se asemeja más a una fondue que a receta tradicional. Basta hundir el tenedor en la pequeña sartén y ver como se extiende una larga hebra de queso derretido mezclado con la bechamel de choclo que indica la carta, casi un placer culposo. El choclo diablo (S/.25.00) es una entrada sobrevaluada, choclo mezclado con mantequilla de hongos de Porcón y un toque de parmesano. Nada que no se haya visto antes.

Sin embargo, cuando llega las alitas (S/25.00) empezamos a ponernos serios. Crocantes por fuera y jugosas por dentro, con el toque preciso de salsa BBQ, es un plato que uno no puede parar de comer. Si bien no le pondré la etiqueta de "la mejor" definitivamente volvería por este plato. Los macarrones (S/.35.00) merecen un párrafo aparte porque me devuelven a un recuerdo de niñez. Esa textura crujiente de los canutos en una costra de queso es mi sueño hecho realidad. Vendría a ser un "mac & cheese" con adicional de salsa bolognesa. Una opción contundente, pero que no empalaga. Paso del choripan (S/.26.00) porque cometen el mismo error de todos los restaurantes, el pan no resiste la humedad del coleslaw y terminan desarmándose al punto que debo descartarlo. En todo caso, sale más a cuenta ordenar los chorizos artesanales (S/.28.00). Vienen dos unidades en una pequeña sartén con miel de romero y mostaza dijon. Suficiente para abrir el apetito.

Ossobuco
La última palabra se la dedico al ossobuco (S/.99.00), un kilo y medio de carne que dejará satisfecho a todos aquellos indignados que siempre paran en las redes despotricando contra el tamaño de las porciones. Si bien la presentación se presta para la foto efectista, hay que reconocer la técnica de larga y lenta cocción que permite usar sólo una cuchara para servirlo. A eso se le suma una pequeña vasija con jugo de la cocción para que cada quien se sirva al gusto en su plato. No hay mucha ciencia con el puré de papa ni con la zanahorias y debo confesar que se hace extrañar una buena porción de arroz blanco, tal cual hacen en Panchita. Viendo que tampoco lo ofrecen como adicional de acompañamiento, no queda más remedio que ordenar el pan de la casa. Con paciencia pueden armar unas tapas y coronarlas con el jugo de la carne.

Torta de chocolate. Pie de limón.
Los lectores antiguos sabrán que nunca dejo de ordenar postre y esta vez no será la excepción. Pido la torta de chocolate (S/.26.00), y basta una mirada para saber que se convertirá en la favorita de las redes: doble relleno de manjar, un exagerado baño de salsa de chocolate y una bola de helado de plátano. Yo estoy en contra de las tortas remojadas porque es una manera de camuflar la mala cocción del bizcocho pero debo claudicar ante sus bondades y reconocer que esta torta entra en mi lista de favoritas. Sólo una observación, prescindan del helado de plátano, sólo aumentan el nivel de dulce. El pie de limón (S/.22.00) no se queda atrás en méritos. Esa crema de limón hecha con huevos de corral es ligera con el balance preciso entre acidez y dulzor, coronado con merengue italiano. Candidato firme si alguna vez me animo a elaborar un ránking del mejor pie de limón.

Detalle del local.
El servicio es displicente, los mozos están bien preparados para absolver consultas y hacer recomendaciones, aunque en plena hora punta este aspecto puede resentirse y los tiempos, incluso para traer la cuenta, se alargan demasiado. En cuanto al local es bastante amplio pero la disposición de las mesas no es óptima. Si se sientan pegados a la barra van a sufrir cada vez que un mozo pase por detrás. Si se sientan cerca a la entrada, la corriente de viento les hará sentir en una congeladora. Otro tema es el horario, habiendo pasando ya una hora de abrir las puertas es de mal gusto ver que todavía estén trapeando el piso. Clarinazo de alerta para el restaurador.

500 grados me deja con buen sabor de boca y muchas ganas de regresar. Esa carta justifica un par de visitas, sobre todo para evaluar alguna de las diez pizzas que ofrecen. Les recomiendo ir en grupo, de modo que puedan picar varios platos, y también con ropa abrigadora. Por más caliente que esté el horno, el clima no perdona.

500 grados queda en Camino Real 1281, San Isidro.
Horario: Lunes a domingo de 07.00 a 23.00
Teléfono: 954604536
Precios: Entradas (S/.27.00 - S/.39.00). Fondos (S/.26.00 - S/.45.00). 
Pizzas (S/.32.00 -S/.44.00). Postres (S/.18.00 - S/.26.00)
Estacionamiento: Valet parking.
Volvería: Sí, me falta probar las pizzas. 

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