jueves, 28 de enero de 2010

Punto Azul II (Punto seguido)

Si le había dado una segunda oportunidad al Pez-On entonces era justo hacer lo mismo con Punto Azul. Honestamente, mis expectativas de este restaurante son bastante bajas así que no podían desilusionarme, aunque igual no bajaría la guardia. Planeé mi visita con anticipación y muy temprano el día domingo me aparecí por esta concurrida cebichería.

Fiel a mis recuerdos de universitario pedí una jalea mixta. No es muy difícil servir trozos fritos de pescado y mariscos con salsa criolla. El plato tenía variedad de mariscos, trozos de pescado de buen tamaño y venía acompañado de las crocantes yuquitas fritas de rigor. Pero, qué le vamos a hacer siempre hay uno, las salsas de acompañamiento resultaron un desastre. La crema de rocoto era poco menos que un líquido rojo y la salsa tártara estaba insoportablemente grasosa. Me resigné a comer el pescado sólo con un toque de limón. ¿Que tan difícil es poner buenas salsas en la mesa?

El segundo plato fue el pescado Punto Azul. Es satisfactorio encontrar después de cuatro intentos un plato cumplidor en este restaurante. Es un filete de pescado empanizado y relleno de jamón y queso. Suena simple pero estuvo muy bien preparado, su textura era crocante y tenía buena sazón. Pienso que podrían mejorarlo si cambiaran el acompañamiento. ¿Cuándo aprenderán algunos restaurantes que servir una porción de lechuga picada no equivale a una ensalada.

Sigo recomendando el Punto Azul como una opción dominical para salir del paso cuando tengan ganas de comer pescado. Lamentablemente el local de San Borja es muy pequeño y bastante incómodo. Mientras estuve almorzando mi silla recibió varias patadas de parte de los mozos pero ninguna disculpa. Como siempre les recomiendo que vayan a las 12 en punto si no quieren estar esperando como la gente de la foto. A menos que crean en la Santa Paciencia.

Punto Azul queda en Av. Joaquín Madrid 253, San Borja.
Teléfono 224-8755

viernes, 22 de enero de 2010

¡Vamos de compras!

Una amiga me confesaba que se moría de ganas de comprar un paquete de pan alemán de centeno. Cuándo le dije por qué no lo hacía su respuesta fue: ”Oye, ¿tú crees que me sobra la plata?”. Para ser sincero yo tampoco llevaría uno de esos moldecitos de Vollkornbrot por su elevado precio. Pero si uno lo piensa bien, ¿por qué no darse un gusto de vez en cuando y comprar un producto importado? Total, como dice ese viejo y conocido refrán: una vez al año no hace daño. Así que este post va dedicado a tres productos que pueden encontrar en cualquier supermercado. Tres productos importados con precios nada módicos, pero con una calidad superior a los productos nacionales. Dejémonos de nacionalismos, hay marcas que nos llevan cien años de ventaja.

Helados Häagen Dazs
Cuando compren un litro de helado D’onofrio de chocolate tómense cinco segundos y observen la etiqueta. En letras muy pequeñas les informan que están comprando un helado “sabor a” chocolate. Estas dos palabras significan que realmente están comprando un helado manteca vegetal con emulsionantes, saborizantes y absolutamente nada de chocolate. Por eso de vez en cuando me doy un gusto comprano un tarrito de Haägen Dazs. Apenas lo prueben verán que su sabor está a años luz de cualquier helado peruano de consumo masivo. El secreto es muy simple. Sólo usa cinco ingredientes: crema de leche, leche descremada, azúcar, yema de huevos y el ingrediente natural que le da el sabor. Por eso lo recomiendo sin pensarlo dos veces. Häagen Dazs es helado de verdad.

¿Dónde comprarlo?: E.Wong.
Precio aproximado: S/.25.00 el envase de 473 ml. 
 

Galletas Jules Destrooper
Siempre que pasaba por la sección de galletas miraba con recelo los paquetes de esta marca. Me intrigaba saber por qué costaban tan caras. ¿Qué de especial podrían tener? Para satisfacer mi curiosidad y aprovechando que era Pascua de Reyes compré un paquete de la variedad “Galletas cubiertas con chocolate y arroz crocante”. Consejo: antes de consumirlas entren en una habitación silenciosa, con baja iluminación y cierren las ventanas. Abran el paquete y sentirán el inigualable olor del verdadero chocolate. Muerdan un trozo y escucharan el sonido que hacen las galletas más crocantes que he probado en mi vida. Son tan buenas que merecen disfrutarse con los cinco sentidos. Después de haber probado estas galletas belgas siento que he desperdiciado muchos años de mi vida comiendo Pícaras.

¿Dónde comprarlo?: E.Wong.

Precio aproximado: S/.15.00 el paquete de 100 grms.

Chocolates Ritter Sport 
De Alemania llega un chocolate con más de 90 años de historia. Si no me equivoco es el chocolate que tiene más variedades disponibles en el Perú. Ritter Sport es, como dice su slogan original en alemán, “calidad al cuadrado”. Ligeramente más económico que el Lindt no se queda atrás en sabor y calidad. Me es difícil escoger una sola variedad porque todas son muy buenas. Para encontrar su favorito les recomiendo comprar el paquete de degustación con 9 mini chocolates de distintos sabores y rellenos. Eso sí están advertidos, una vez que abran el empaque no hay camino de regreso y no pararán hasta acabarlo. Cuando se trata de chocolate la palabra mesura no existe.

¿Dónde comprarlo?: En Plaza Vea se consigue el mejor precio.
Precio aproximado: S/.10.00 el paquete de 100 gramos.

jueves, 14 de enero de 2010

Buenos Aires VII: Blogger & Blogger

¿Qué posibilidad hay de viajar al extranjero y conocer a una amable blogger que siempre visita y comenta mi blog? ¿Qué posibilidad hay de encontrarme con ella el último día de un viaje tan ajetreado? ¿Qué posibilidad hay de que justo elija un lugar desde el cual la vista del obelisco es perfecta para una foto del recuerdo? Este post es un breve relato de como el blogger de "El vicio de comer" conoció a Katia Documet de Cocineros Impunes. Como era de esperar, un encuentro entre bloggers que escriben de gastronomía sólo podía darse en un lugar cómodo, adecuado para una larga conversación y sobre todo con una buena oferta gastronómica. 

Desde hace algún tiempo intercambio visitas y comentarios con un blog cuya autora es Katia Documet, una peruana radicada en Buenos Aires que ha sabido darle un estilo fresco e interesante al tema de la gastronomía. El diseño de su blog fue la inspiración para añadir algunos widgets al mío y no conformarme con la plantilla de Blogger.com. Cuando viajé a Buenos Aires decidí que en algún momento tendría que encontrarme con ella. Con muy buen tino Katia escogió el Vesubio, una cafetería clásica de las que ya no se encuentran ahora. 

Imagínense un Manolo en Buenos Aires. Sándwiches, helados, postres y el infaltable chocolate con churros. Todo en un ambiente tradicional que garantiza una agradable velada. Pedí un super sundae que venía con sabayón, souffle de chocolate, fudge, helado y todo lo que ven en la foto. Estuvo muy bueno pues a diferencia de los postres limeños no resultó empalagoso. Para completar el pedido probé el clásico chocolate con churros. Y esto es a lo que yo llamaría un verdadero clásico, un chocolate espeso de sabor delicioso y que combinaba perfecto con los churros. Un acierto total y un lugar de paso obligado en esta gran ciudad. Los clásicos siempre mandan. Pero los clásicos que saben mantener la calidad a lo largo de los años son mejores aún.

El Vesubio queda en Av. Corrientes 1181, Buenos Aires.

viernes, 8 de enero de 2010

Buenos Aires V: ¡Por fin en la Bistecca!

Para los que leen este blog desde sus inicios el nombre La Bistecca les sonará conocido. Como es uno los pocos restaurantes que nunca me ha decepcionado se merece un lugar especial. Le dediqué el primer post, lo puse como primer ítem de mi lista por los 100 posts y no pierdo oportunidad para mencionarlo de vez en cuando. La excelente atención, la gran variedad de platos y la buena calidad de sus ingredientes son las razones que lo hacen mi favorito incondicional. Por eso cuando estuve preparando el tour por Buenos Aires separé medio día para ir a La Bistecca original. No estaba dispuesto a cometer el mismo error del viaje anterior.
Lamentablemente había olvidado un pequeño detalle: no había hecho reserva. Luego de una angustiante espera, la providencia nuevamente se puso de mi lado y la anfitriona encontró una mesa sin problemas. El sistema es el mismo que en Lima. Por un monto fijo uno consume todo lo que quiera (o pueda) incluyendo un postre a la carta. Tiene cinco estaciones: Quesos y embutidos, ensaladas, platos horneados, parrilla y pastas. Fiel a mi peruana voracidad me puse como meta probar un plato en cada una de las estaciones. Debo mencionar que, a diferencia de Lima, no les van a mirar con cara de piedra si quieren tomar fotos de las diferentes estaciones.
En la estación de fiambres encontrarán gran variedad de jamones, salames y quesos. Me sorprendió la presencia de un delicioso jamón glaseado que no tiene nada que envidiarle al de Lima. Los embutidos son de muy buena calidad e ideales para los gourmet que gustan de combinar quesos y fiambres con vino. La estación de horneados también me deparó buenas sorpresas. Lasañas y canelones en diversas preparaciones harán el gusto de cualquier aficionado exigente a la pasta. Me quedo con la clásica lasaña bolognesa y con los canelones a la florentina. Buena sazón y un queso mozarella de sabor delicioso.
En la estación de carnes debo advertirles que, obviamente, la parrilla se prepara “a la argentina”. Esto significa que la carne es sazonada sólo con sal parrillera. Olvídense de los condimentos, las salsas y las cremas de ají. Para echarle a la carne sólo había chimichurri y un “ají criollo” que no picaba nada. Obligado por las circunstancias no me quedo más que probar el verdadero sabor de la carne. Estuvo muy buena y estaba cocida en el término exacto pero como hubiera querido tener aunque sea un sachet de crema de ají Alacena. De todos modos tengo que hacer dos observaciones. No pidan el pollo porque no tenía absolutamente nada de sabor. Tampoco pidan la morcilla porque la sirven casi cruda.
La estación de pastas preparadas al momento no fue lo que esperaba. El cocinero tenía cara de "odio-mi-trabajo" y no demostró mucho interés en dar un buen servicio. Además sólo tienen siete variedades de salsas y una cantidad similar de pastas para preparar. Los fettucinis a la bolognesa que me sirvieron fueron una decepción pues la salsa estaba demasiado ácida. ¿Acaso no saben que hay que echarle un toque de azúcar para bajar la acidez del tomate? La situación tampoco mejoró cuando pedí una pizza. Acomodar jamón y mozarella sobre una masa no es sinónimo de hacer pizza, por si acaso.

Cumplí mi sueño de almorzar en La Bistecca de Buenos Aires pero tengo que ser fiel a la esencia del blog y dar mi opinión. Siendo objetivo recomendaría La Bistecca como una buena opción sólo para comer buffet y disfrutar de un ambiente agradable. Estoy seguro que en la zona de Puerto Madero hay otros muy buenos restaurantes que le pueden hacer la competencia. Sea la opción que elijan igual podrán disfrutar de un agradable paseo por el malecón después de almorzar.

La Bistecca queda en Alicia de Moreau de Justo 1890, Buenos Aires.