martes, 30 de noviembre de 2010

Fung Yen II (Servir o no servir)


La verdad es que nunca hubiera conocido este restaurante de no ser por la tan mentada guía de Gastón Acurio. La curiosidad por degustar el mejor chaufa con chancho asado me impulsó a visitarlos apenas tuve algo de tiempo libre. No me arrepentí pues no hay muchos restaurantes en Lima que preparen un arroz chaufa que no necesite sillao ni acompañamientos. Esta vez vine con toda la intención de probar otras opciones. Sé que es una herejía tentar a la suerte pero quise recordar viejas épocas cuando en casa de una amiga oriental devoraba fuentes de bocaditos chinos. Pedí una porción de siu-mai de cerdo pero me trajeron uno mixto (porque la moza así lo quiso, después entenderán el porqué) . El relleno era generoso y de buen sabor pero la masa estaba reseca, muy simple cuando los siu-mai se mantienen recalentándose una y otra vez, el fideo adquiere una textura de chicle, tal cual pueden ver en la foto. Prescindibles.

Muchas veces me habían recomendado pedir gallina asada en los chifas. Teniendo en cuenta su maestría en la preparación de cha-siu le di una oportunidad a este plato. Buena noticia, su sabor es buenísimo. Ahora entiendo a las personas que se comen hasta el último hueso del ala. Quizá la carne pueda resultar un poquito dura pero no es nada grave. Mala noticia, tengan mucho cuidado al comerla ya que al servirla trozada quedan astillas de hueso muy filudas que pueden lastimar la boca si muerden con prisa. Para seguir con el descubrimiento de platos nuevos pedí una porción de sahofan (fideos de arroz) saltados con carne. Lamentablemente no pasaron de ser unos fideos sancochado con una textura pegajosa. La carne usada en el saltado habrá estado un mes en la congeladora por su sabor tan fuerte. Ni lo pidan.

Fung Yen no pasaría de ser un chifa aceptable pero tiene un gran defecto: su pésimo servicio. Pueden desgañitarse llamando una y otra vez pero las mozas no les prestarán un mínimo de atención. Los platos llegarán a la mesa cuando a ellas le dé la gana de traerlos. Ni se les ocurra pedir salsa de ostión, hoi-sin o cualquier otro condimento. Nunca lo verán o peor les contestarán ariscamente que el plato no lo necesita. Si a eso le agrego que las mesas están separadas a 15 centímetros una de otra entenderán que tampoco hace méritos para ser muy cómodo que digamos. Y la cereza del pastel es que a las 12 y 15 no entra un alfiler más en el local. Si consideran que el servicio y el ambiente no son relevantes para disfrutar de un buen almuerzo se sentirán como en casa. Al final con tantas opciones en el Barrio Chino no vale la pena amargarse el almuerzo.

Fung Yen queda Jr. Ucayali 744, Lima.
Ticket promedio: S/.30 por persona.
Teléfono: 427-6567
Volvería: No. Nada justifica el pésimo servicio.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Punto Azul III (Más de lo mismo)

Punto Azul es uno de esos restaurantes que visito muy de vez en cuando para ver si de casualidad logran soprenderme. A la fecha sólo he visitado el local de San Borja y siempre me he retirado con una sensación de claustrofobia. Demasiada gente y pocas mesas generan un ambiente incómodo que no me deja ganas de volver. Además ver las colas con gente histérica sufriendo por ingresar nunca será una gran motivación para visitarlos. Sin embargo una amiga blogger me recomendó ir al local de Miraflores asegurando que era muy diferente.

Buena noticia, este local si fue hecho para restaurante, con ambientes amplios y decoración sencilla. Acá no necesitan estar pidiendo para avanzar entre las mesas. Mala noticia, la carta ofrece lo mismo que pueden encontrar en los otros locales. Estaba con expectativas bajas así que no había manera de salir decepcionado. Para iniciar el almuerzo pedí una entrada a la que le tengo harta ojeriza. Desconozco el motivo que me hace odiar las conchitas a la parmesana. ¿Será que me fastidia pagar tanto por algo que se cocina en minutos y precisa de poquísimos ingredientes?Aquí supieron darme la contra porque estuvieron buenas. Que delicia es cortar el fuerte sabor salado con unas gotas de limón. La costrita de queso parmesano también me pareció buenísima. Fue un plato cumplidor.

Después vino un cebiche Punto Azul. Yo pensé que por el nombre era su plato estrella pero ¿qué de especial tiene un cebiche con crema de ají?. ¿El sabor? No. ¿La presentación? Menos. ¿Los camotes glaseados? Quizás. Fue un cebiche común y corriente que no logró convencerme porque la crema de ají tenía una textura muy espesa, y el sabor del pescado no era muy fresco que digamos. Decídanse y mejor conviértanlo en tiradito. Tal vez así mejore. El tercer plato fue un pescado a lo macho: pescado frito en salsa de mariscos al ají panca y amarillo. Nada fuera de lo común, nada que no pueda comer en cualquier cebichería, nada que pueda hacerme reaccionar. Quiero ser objetivo, no es un mal plato pero está más cerca de lo que me sirven en la cafetería de mi trabajo que de un restaurante de mariscos. Tal cual lo mencionan en la carta sin ninguna virtud adicional.

Considero a Punto Azul un restaurante promedio que siempre ofrece lo mismo. Sé que tiene sus fans acérrimos pero su propuesta no me convence. Ideal para un almuerzo de domingo, de esos en los que uno quiere huir de la cocina. Ojo, hay un abismo de diferencia entre la infraestructura del restaurante de Miraflores y el resto de locales.

Punto Azul queda en Av. Benavides 2711, Miraflores.
Teléfono 260-8943.

sábado, 20 de noviembre de 2010

¡200 posts!

Hoy es un día de fiesta para este blog porque se publica el post número 200. Me parece increíble ver la cantidad de posts escritos y toda la información que fue necesario recopilar. Sólo imagínense cuántas fotos he tomado para elegir la mejor. Me cuesta trabajo creer que a pesar de todo aún tengo varios posts pendientes de escribir (incluso una ruta por el extranjero) porque siempre estoy peleado con el tiempo. Hoy sólo tengo palabras de agradecimiento para todos mis seguidores porque este blog se hizo por y para ustedes. Nunca me cansaré de decirles que yo no seguiría escribiendo si ustedes no me acompañaran en esta aventura gastronómica sin fin con sus comentarios y apreciaciones. 

Hoy es un día de celebración porque también es mi cumpleaños. Tengo algunas obligaciones académicas pendientes que no me dejarán celebrar como es debido pero es un hecho que habrán tres almuerzos memorables y muchos chocolates de regalo. Un año que pudo ser difícil se ha convertido en un año de retos, de esfuerzo y de trabajo duro. Pero de eso se trata la vida, dar lo mejor de sí en todo momento, en todo lugar y a todos por igual. ¡Y nunca olvidarse de decir gracias!

Hoy también es un día de festejos para bloggers porque Gabriela de Seis de enero celebra el tercer aniversario de su blog. Desde aquí te envío un fuerte abrazo y mis felicitaciones por lo bien que escribes y como siempre logras crear un post muy interesante haciendo referencia sólo a temas cotidianos. Vamos para adelante Gabriela estoy seguro aún queda mucho por escribir y leer. Espero que me cuentes donde comprarás tu torta de celebración.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Hornero (Malo-bueno-malo)

Felizmente existen los vegetarianos porque así hay menos competencia para los carnívoros natos como yo. Por eso tienen mi apoyo incondicional y también porque me recuerdan que comer sano es una obligación. Aunque a veces me pueden dar sorpresas como la vez que almorcé con una amiga en La Bistecca y volvió de la estación de parrillas con un plato de zucchinis, champiñones y otros vegetales al grill. Desde ese día tuve que aceptar que algo había cambiado y nuestra relación no volvió a ser la misma.

Debo mencionar que no soy un experto en carnes, siempre me he conformado con la clásica parrilla personal y he dejado de lado los cortes de calidad como la entraña, el vacío, el T-bone, etc. Esta vez me tocó visitar un local que me habían recomendado varias veces: El Hornero. Según cuenta la historia su propietario era un mozo de La Carreta que un día decidió independizarse y emprender su propio camino con éxito porque ya tiene varias sucursales. No estaba muy seguro respecto a las entradas pero cuando el mozo me recomendó unos champiñones a la parrilla, según él preparados con aderezo de anticucho, me dije: ¡Bingo! ¡Esta es la entrada que he estado buscando hace mucho tiempo! Sin embargo cuando los probé me dí cuenta que su sazón no iban más allá de un poco de ajo y sal. Completamente desabridos y prescindibles. Le presenté mi reclamo al maitre quien se disculpó pero ya se había ganado una tacha por culpa del mozo bocón. ¿Por qué mentir en algo tan simple?

No me hizo gracia que me vieran la cara así que tratando de olvidar el tema pedí una media parrilla. ¿Media? Lo que trajeron a la mesa tranquilamente alcanzaba para cuatro personas. Debo reconocer que todas las carnes estaban en buen punto de coccion, la chuleta de cerdo jugosa, los chorizos al estilo argentino, el pollo con muy buena sazón y los anticuchos a pedir de boca. Los riñoncitos salían sobrando pero eso es cuestión de gustos. Es una opción ideal para almuerzos grupales.

Para terminar cometí el error de hacerle caso a la moza que paseaba con el carrito de postres pues nuevamente fallaron en gran estilo. Entiendo que no es su especialidad pero si tienen el descaro de cobrar 15 soles por una tres leches esperaba que fuera algo bueno. Lo que me sirvieron no lo he visto ni en esos supermercados que venden tortas por kilo. Una tres leches completamente desabrida y una chantilly incomible. A ver si ponen un poco más de atención o mejor saquen los postres de la carta. El Hornero me dejó con sensaciones encontradas. Mal comienzo por culpa del mozo mentiroso, mal final por culpa de un postre mediocre. Mejoró con la parrilla y me dejó con ganas de probar otros cortes. Será cuestión de teimpo volver para escribir el segundo capítulo.

El Hornero queda en Av. Circunvalación El Golf 408, La Molina.
Horario: L-S de 12:00 a 12:00 a.m. Domingos de 12:00 a 06:00 p.m.
Ticket promedio: S/.80.00 por persona.
Teléfono: 436-8319
Volvería: Quizás en el mediano plazo para evaluar otros cortes.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Arequipa XV: De vuelta a los orígenes

Alquimia a fuego de leña, en ollas de barro y piedra volcánica.
Ingredientes nativos, manjares en la plenitud de su sabor natural.


Estas son las palabras que abren la carta del Sonccollay, un restaurante donde uno no va a saciar el apetito, sino para alimentar el corazón. Mi periplo gastronómico no hubiera estado completo sin una visita a este lugar, sobre todo porque en mi penúltimo viaje a Arequipa, Walter Bustamante su propietario, me ofreció a preparar un almuerzo especial de degustación la siguiente vez que regresara. Para comenzar probé el delicioso pisco sour con miel, gloriosa introducción del almuerzo. Punto a favor, utilizan un pisco que no intoxica ni se "sube" sino que alegra el espíritu. El sabor de la miel mantenía un equilibrio con la acidez del limón. Pruébenlo si quieren disfrutar de una nueva y buena versión de este popular trago.Para comenzar probé un Yukra Sivinche, cebiche caliente de camarones al tumbo. Nada como probar el sabor de los camarones marinados con el jugo de un cítrico, es una combinación que siempre caerá bien. Demás está comentar que los camarones estaban fresquísimos. El otro plato fue el Chirayto, cebiche de pez espada preparado con jugo de maracuyá. Ojo, es ligeramente más ácido que el limón, así que tomen sus preocupaciones si no le gusta el sabor tan fuerte. El común denominador de ambos platos fue un picante casi nulo y el uso de algas cuya textura me recordó vagamente a ese hongo chino llamado wan-yi.

Sonccollay, palabra kechua, significa "con el corazón" o "corazoncito mío"Para nosotros es también rescatar la hermandad humana ancestral.

El segundo plato fue un sudado de atún BB. Walter me había advertido que su receta de sudado se encontraba a años luz de la sopa que se acostumbra servir en las cebicherías (sic). Cuando probé el sabor concentrado del pescado y la deliciosa textura del tomate me di cuenta que he vivido engañado todos estos años. El atún BB se merece un párrafo aparte porque ni el mejor plato preparado con lenguado tiene un sabor tan delicioso. Sean o no aficionados a los sudados este plato es el mejor representante de la comida saludable que ofrece Sonccollay. Ojo, no está en la carta pero que eso no los detenga para pedirlo. 
Luego vino a la mesa un Kosñi Ñuñuma, el pato ahumado. Debo confesar que mis experiencias con el pato pueden contarse con los dedos de la mano. Lo he comido acompañado de arroz en el norte, al estilo chino en Capón y una vez en versión cebiche, durante un almuerzo en casa de una amiga. Por eso cuando vi la media porción de pato a la brasa lo tomé como un reto personal. Fue un éxito rotundo porque es la primera vez en mi vida que devoro hasta la última brizna de carne. Lo más soprendente, su preparación es a las brasas y sólo está sazonado con un poco de sal. De Ripley. 
Como era de esperar el postre fue la crema de chocolate caliente de Quillabamba servida con fruta fresca. Lo siento por La Fondue pero les cuento que acá tienen un competidor de cuidado. Que interesante sería ver a Reto Steinemann y Walter Bustamante frente a frente, cada uno preparando fondues con sus chocolates favoritos. Este postre es el ideal para los que quieren conocer el chocolate amargo. No hay nada que se compare al verdadero sabor del chocolate sin azúcar ni añadidos acompañado con variedad de frutas fresquísimas. Fue un almuerzo memorable en todo sentido pero me voy con la sensación que aún me queda mucho por conocer de Sonccollay. Peor aún, Walter me comentó que hay infinidad de platos marinos que no figuran en la carta pero cuyos secretos él domina a la perfección. Sólo puedo recomendarles este restaurante para que disfruten de una comida de sabores auténticos y preparada por alguien que cocina por el placer de hacerlo. Ojo, los precios son elevados pero justifican la revolución gastronómica que van a experimentar. En Sonccollay podrán sentir los latidos del corazón de Arequipa.

Sonccollay queda en Portal San Agustín 149, Plaza de Armas, Arequipa.
Ticket promedio: S/.100 por persona.
Volvería: Ningún viaje a Arequipa estaría completo sin una visita a Sonccollay.

Larga vida para tí y quienes te quieren.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Arequipa XIII: Chi-chi-chi-cha-cha-cha

Me sentía con ganas de celebrar y buscando un lugar especial para hacerlo terminé en el Chicha de Gastón Acurio. Debo confesar que llegué con muchas dudas pero estaba en Arequipa, la ciudad que más quiero del Perú y en consideración a eso decidí arriesgarme a probar la nueva oferta gastronómica del rey Midas de la gastronomía peruana. Dale las gracias a Arequipa, Gastón. Para comenzar les pondrán una canastilla con panes variados. Consejo: no los coman. Son tan buenos que no van a parar hasta acabarlos y se van a llenar al toque. Peor aún, como los sirven con mantequilla de Pampacolca se convierten en una tentacion irresistible. Punto a favor de la panadera porque explica con lujo de detalles el sabor de cada uno de los panes y está dispuesta a responder cualquier pregunta al respecto. Punto a favor del mozo porque me trajo mantequilla adicional cuando la solicité.

Luego vino de entrada una porción de tequeños de lomo saltado. Los tequeños son el entremés más ingrato que conozco. No conozco un sitio donde sean expertos en prepararlos. Acá en Chicha estuvieron muy cerca de lograrlo. El relleno era bastante generoso y tenía muy buen sabor. Tampoco esperen sentir el ahumado del lomo saltado, pues es un bocadillo refrito y la textura me recordó más a una carne guisada. Eso no le quita méritos al plato y tal vez hubiera mejorado si el ají hubiera estado más picante, aunque como es una oferta dirigida a turistas no pueden exagerar con la sazón.

El primer plato fue el triple arequipeño: Chicharrón, rocoto relleno y zarza de patitas. El chicharrón estuvo preparado al mejor estilo, con su buen trozo de hueso y con una textura crocante por fuera y jugoso por dentro. Muy cumplidor. El rocoto relleno se defendió con hidalguía pero no me pareció nada extraordinario. El pastel de papas también estuvo en la mesa sólo por cumplir. Hasta ahora no encuentro uno que pueda considerar el mejor. En cuanto a la zarza de patitas me reservó mi opinión porque no es mi plato favorito y no sería objetivo criticar algo que no me gusta. El segundo plato fue el codillo, una ambiciosa combinación de codillo de cerdo, manzana al horno rellena de puré de manzana, jugo a la mostaza en grano y pastel de papa. Lo mejor del plato: la extraordinaria suavidad de la carne de cerdo, el pellejo más crocante que he probado en mi vida y la miel que lo acompañaba. La manzana rellena de puré de manzana era una exageración que no le hacía ningún favor al plato, sólo servía para llenar espacio. Tal vez si le hubieran dado más importancia al pastel de papas o pensado en otro acompañamiento, podrían hacerle la competencia al costillar de cerdo crocante del Tipika.

Para terminar pedí la degustación de postres: derrumbado de chirimoya, buñuelos fritos y suspiro de limeña. El derrumbado es simplemente chirimoya con manjar casero y merenguitos, donde destacaba la insuperable frescura de la fruta. Los buñuelos se parecen a los picarones limeños pero con menos azúcar, un poquito más de miel hubiera sido ideal. En cuanto al suspiro, bueno es un postre harto conocido del cual no hay mucho que agregar, salvo que viene en la porción justa para que no resulte empalagoso. Fue una buena experiencia la que tuve en Chicha. Me gusto la atención esmerada de los mozos y su buena voluntad de atender pedidos adicionales. Los precios son ligeramente elevados pero justifican el ambiente, la buena atención y la calidad de los platos. No se olviden de pedir su té piteado, pues le ponen una generosa medida de anís Najar, ideal para la buena digestión y para la alegría del espíritu. Sólo en Arequipa, sólo en Chicha.

Chicha queda en calle Santa Catalina 210, Interior 105, Arequipa.
Ticket promedio: S/.80.00 por persona.
Volvería: Sí, para ver como evoluciona su carta.

martes, 2 de noviembre de 2010

Arequipa XI: Coda

coda
2. f. Mús. Adición brillante al período final de una pieza de música.


No sé porque me invadió una sensación de melancolía cuando comencé a escribir este post. De alguna manera mi visita a Arequipa representó el punto final de una etapa de mi vida que me dejó importantes enseñanzas que aplico ahora en lo personal y profesional. Pero también me dejó, lamentablemente, una gran desazón al ver que el destino de mucha gente valiosa a veces puede caer en manos de una persona tozuda e indiferente. Sin embargo y tal como me lo repite una amiga: todo sucede por algo y a veces ese algo deviene en lo mejor que te puede pasar en la vida. Punto aparte.

Arequipa es la ciudad que siempre me acoge cuando quiero relajarme y desconectarme de las preocupaciones mundanas. Ofrece infinidad de lugares donde uno puede permanecer tranquilo admirando la vista, leyendo un libro o meditando sobre el camino que nos toca recorrer en la vida (que místico me he puesto hoy) El molino de Sabandía, el mirador de Carmen Alto y el Puente de Fierro son tres de esos lugares de los cuales ya hablé en un post anterior y que no me cansaré de recomendar como paso obligado cuando viajen a esta ciudad.

Dejando de lado los temas espirituales (mi apetito siempre me devolverá al estado terrenal) les adelanto que comienza una nueva ruta que se extenderá a lo largo de cuatro posts, con todo lo bueno y malo que implicó mi último viaje a esta ciudad: el regreso por dos sitios conocidos, la revancha en un restaurante de marca y un traspiés en un local que me dejó con muy mal sabor de boca. Como sea, esta ciudad es el destino gastronómico por excelencia. ¡Arequipa regresa con fuerza!