miércoles, 29 de septiembre de 2010

San Isidro VI: En el país de los ciegos...

Fanáticos de Starbucks, pasen de largo y no lean este post. Ha llegado el momento de rajar de su cafetería favorita. La actitud amical de sus baristas me parece impostada, sus cafés de nombres compuestos no me convencen y su música chill-out hace tiempo que pasó de moda. Eso sin mencionar que sus locales paran llenos de yuppies con laptops, estudiantes que ocupan las áreas más cómodas y lo peor, grupos de bulliciosos párvulos tomando frapuccinos en una insoportable pose de sofisticación. Felizmente aún queda una alternativa para la gente de oficina que busca un ambiente relajado para disfrutar un buen café, conversar y desconectarse de la jornada diaria.

Directamente de Corea (gracias Wikipedia) llega Hollys Coffee una cafetería más moderna (y con precios más caros) que Starbucks. ¿Por qué es mejor? Para comenzar queda en el primer piso del edificio donde trabajo (Ruido de abucheos). No, en serio, al estar en una zona rodeada de empresas trasnacionales se han preocupado en presentar una imagen formal y ejecutiva. Hablar de las variedades de café que ofrecen tomaría demasiado espacio y además me considero un novato en el tema como para dar una opinión final. Pero si me permito recomendar su chocolate caliente acompañado de un rollo de canela recien salido del horno. No conozco una mejor manera de comenzar el día.

Sus paninis, al igual que sus sándwiches triples no logran destacar porque tienen un sabor muy artificial. Pero si recomiendo que no dejen pasar la oportunidad de probar sus postres. Su double chocolate cookie tiene una deliciosa textura de brownie pero sin llegar a ser empalagosa. La fiesta chocolate cake es una torta de chocolate en tamaño reducido, ideal para los que se preocupan de las calorías. Ofrecen también un alfajor de chocolate que podría competir tranquilamente con el de Havanna. Ojo no se ilusionen con los waffles belgas de Lieja, pueden ser muy ricos pero se les quedará en la punta del diente por su tamaño reducido.

Hollys Coffee es una buena alternativa para degustar el primer café del día, comprar un tentempié de media mañana o tener una reunión informal después de la jornada diaria. Sus precios no son económicos pero están justificados por el ambiente ejecutivo que ofrecen. Felizmente no todo es Starbucks en San Isidro.

Hollys Coffee queda en calle Dionisio Derteano 140, San Isidro.
www.hollys.com.pe

jueves, 23 de septiembre de 2010

San Isidro V: La gran cuenta

Actualización 12.03.12
Acabo de descubrir una gran ventaja de La Gran Fruta. Para los ejecutivos que trabajan en finanzas y deben trabajar fuera de hora les pregunto: ¿Qué prefieren? ¿Bembos, Pizza Hut o La Gran Fruta? La respuesta es obvia, algo que me permita comer mientras leo mi pantalla y puede escribir sin que el teclado se llene de migajas. Por eso en el último de mes se dieron el lujo de no atender por delivery. El local estaba tan lleno como un colegio en día de elecciones. El que puede, puede.

Un gran problema de las personas que trabajamos en oficina es como enfrentar el refrigerio de media mañana. A esa hora el estómago se despierta y exige bulliciosamente algo para saciar el apetito. Es cierto que existen máquinas expendedoras, el carrito del concesionario o la despensa que algunos precavidos como yo tenemos en caso de emergencia. Pero lamentablemente pocas veces está disponible una opción que no sólo calme el hambre sino que sea saludable y nutritiva. Por eso locales como La Gran Fruta pueden ser un oasis en el desierto. Claro, siempre y cuando estén dispuestos a pagar el precio.


Es difícil para mí evaluar una juguería. Desde que era niño el jugo que tomo en el desayuno consta de papaya, plátano y fruta de la estación. Nunca me he aventurado a hacer combinaciones y lo más lejos que he llegado a probar es el jugo surtido del mercado de Balconcillo. Por eso cuando me encuentro con este local, que prepara jugos con lima, cocona, aguaje y otras frutas desconocidas siento que no puedo arriesgarme a decir si son buenos o malos. Caros si son pero con más de 50 combinaciones posibles de jugos pueden darse ese lujo. Puedo afirmar que las veces que ha ido no me ha decepcionado por el sabor y la frescura de sus insumos. El problema es cuando veo la cuenta (16 soles por una jarra de litro).

De sus sándwiches les recomiendo el de jamón norteño, el de lechón characato y el de pavo. Podría pasar de las otras variedades por su sazón muy ligera, pero no hay que olvidar el enfoque saludable y nutritivo de La Gran Fruta. Además ponen a disposición mayonesa de leche y ají casero para mejorar la situación. Algo que si no recomiendo es que no pidan adicional de palta y tomate porque las ponen tal cual si ni siquiera echarle un poco de sal o pimienta. Además los trozos de palta a veces resultan demasiado grandes y el sándwich se desmorona al primer mordisco.

Considero a La Gran Fruta una buena juguería para visitar de vez en cuando. Sé que tiene sus fans porque a mediodía todas las mesas están copadas de gente que sólo almuerza ensaladas de frutas o copones tamaño XL de yogur frutado con granola. Todavía no llego a ese nivel ni creo que lo haga. Recomendable para deportistas y veganos.

La Gran Fruta queda en calle Dionisio Derteano 136, San Isidro.
Ticket promedio: S/.25.00 por persona.
Teléfono 652-2028
Volvería: En épocas de cierre es la alternativa ideal.

lunes, 20 de septiembre de 2010

San Isidro IV: Sabor, ¿dónde estás? (Parte II)

Si alguién pensó que mis desventuras con las franquicias terminaron en el post anterior, pues siento anunciarles que existe una segunda parte. El local escogido: Pappas, una franquicia nacida en San Isidro pero que espero no siga reproduciéndose. Este post bien podría ser una copia exacta del anterior por que se presentó la misma situación: platos muy regulares y un postre que salvó la jornada.

Pappas se me antoja una pollería que busca dar una imagen moderna y de sofisticacion. El pollo a la brasa es el plato más popular que existe y tratar de vender una imagen formal no es garantía de buen sabor. El ambiente es cómodo, los mozos son atentos pero no tienen capacidad para manejar la horda que invade el local a la una en punto. Seamos honestos, hay poquísimos restaurantes que pueden afrontar sin problemas la hora punta en la zona empresarial de San Isidro.El almuerzo comenzó con una milanesa de pollo, uno de los platos más fáciles de preparar. Total, quien no sabe empanizar y freír un filete de pollo. Para mí no existe nada mejor que cortar un trozo de la milanesa recien salida de la cocina y untarlo con crema de rocoto. El resultado puede ser infernal y celestial al mismo tiempo. Acá en Pappas fue bastante regular. Algo que no me gustó fue que apenas la corté el empanizado se desprendió como una costra. Por dentro tenía buena sazón y estaba bien frita pero no logra superar a las legendarias milanesas de La Miga.

El segundo plato fue el lomo saltado. Creo que alguien tiene que darse una vuelta por Pappas y hablar seriamente con el cocinero. Lo que me sirvieron era unos trozos de carne refrita en sillao con nada de sabor. Agréguenle que no era lomo sino cualquier otra corte de bajo precio y tienen una razón para volverse vegetarianos. La única virtud era que las papas estaban crocantes pero en un restaurante que ofrece pollos a la brasa no es algo que represente una ventaja. Completamente prescindible.

Para terminar la jornada, y tal como sucedió en La Caravana, el postre logró hacerme olvidar el mal sabor de boca. (Ni modo, para el blogger no hay almuerzo completo sin postre) El mousse marmoleado, una mezcla de mousses de chocolate dark y blanco, resultó un postre inesperado. Seré honesto, no supera al que me sirvieron en Donatello pero teniendo en cuenta que es una franquicia fue una agradable sorpresa. Pídanlo tranquilamente porque contribuirá a hacer más placentera su visita.

Sólo me queda hacer un último comentario acerca de Pappas. Cuando almuerzo entre semana no espero ver un mantel blanco ni una jarra de plata pero tampoco exageren y pongan delante mío un acrílico roto. Si no se fijan en detalles tan simples, no quiero imaginar como estará la cocina. Pappas resulta un local para salir del paso cuando uno no sabe adonde ir. Limítense a pedir las opciones más sencillas para que no salgan decepcionados. Y lleguen antes de las una o no lograrán pasar de la entrada. Están advertidos.

Pappas queda en República de Panamá 3615, San Isidro.
Teléfono 421-5558
Volvería: No. Las franquicias y yo nunca nos llevaremos bien.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

San Isidro III: Sabor, ¿dónde estás?

Ir a un local de franquicias es como ver un partido de la selección peruana de fútbol: anticipar el resultado es facilísimo. Es poco probable por no decir imposible que en este tipo de locales ofrezcan algo que logre sorprenderme. De acuerdo a las características del negocio, su ambiente, su carta y hasta el sabor de sus platos siguen un esquema invariable. Es así, que sin muchas expectativas, acudí al local de La Caravana de San Isidro, franquicia que fue testigo de mis primeras citas en aquellos lejanos tiempos universitarios. La Caravana y su pollo a la brasa fueron un oasis donde mi alicaída y desierta billetera siempre encontraba amparo.

Guiado por el mozo (¿Por qué seré tan fácil de convencer?) pedí la pechuga rodeo BBQ, un filete de pechuga a la parrilla bañada en salsa rodeo, acompañada de papa al horno con queso cheddar derretido, sour cream y choclito dulce. La mini-pechuga se ganó el premio a la carne más desabrida que he probado en mucho tiempo, no mejoró ni con ají. La salsa "rodeo" era una salsa de barbacoa común y corriente que pueden encontrar en cualquier supermercado. Felizmente pusieron la papa con el queso derretido porque con eso terminé llenándome. Completamente prescindible.

También probé su pollo a la brasa pero ya antes he confesado que criticar un plato tan popular, acerca del cual los peruanos ni siquiera nos ponemos de acuerdo en cuál es la mejor parte, es un riesgo que no estoy dispuesto a correr. Suficiente con decir que no lo incluiría en un top ten. Y urgente que alguién les pase el secreto de las papas fritas crocantes.


Como siempre el postre salvó la jornada. Alguna vez cuando intenté preparar tres leches se me ocurrió agregar a la mezcla de leches un toque de licor. Usando un toque de pisco o Bailey's el resultado era un postre con un sabor menos "infantil". Por eso grité "¡bingo!" cuando vi en la carta una variedad de tres leches remojado en cóctel de algarrobina (búsquenlo como "tres leches de la abuela tonera"). Esta versión adulta resultó menos empalagosa y con un bizcocho remojado generosamente en una bebida espirituosa contribuyó a levantar mi ánimo. Pruébenlo, se pueden llevar una sorpresa.

Encontré buen servicio, un ambiente cómodo y precios acorde a la calidad de la comida. Lo considero un lugar ideal para esos almuerzos de cumpleaños en los que nadie se pone de acuerdo adonde ir. También puede ser para un after-office cuando uno sólo tiene ganas de tomar algo que tenga alcohol. Para almorzar es una alternativa bastante regular. Como es de esperar de la mayoría de franquicias, vayan a comer con expectativas bajas.


La Caravana queda en avenida Canaval y Moreyra 471, San Isidro.
Teléfono 212-1166
www.caravana.com.pe

Les dejo un video de Homero Simpson de donde saqué la frase que inspiró el título de este post. Y para no crear falso suspenso les contaré que el tema de la falta de sabor dio para una segunda parte, aunque en otro local.

viernes, 10 de septiembre de 2010

San Isidro II: Restaurante Bizarro

Actualización 06.06.12
A propósito de un comentario, donde me echaron en cara el tono mordaz en el que escribí este post, decidí aprovechar un almuerzo con unos compañeros de trabajo para volver por Mamá Raquel. Fui a las 12.15 en punto para que luego no salgan con el pretexto de que estaba lleno. Su carta es ahora más presentable y noté la presencia de una anfitriona que organiza las mesas y las reservas.

Me decidí por un pollo al horno (pechuga al horno en salsa dulce con papas al horno y aros de cebolla). Dejaría que ustedes saquen sus propias conclusiones mirando la foto pero eso sería quitarme el gusto de criticar el plato. Lo que llegó a la mesa fue una presa de pollo embadurnada en una insufrible salsa de sillao. Por favor ¿no conocen otros ingredientes? Aunque sea utilicen un aderezo Tiki de sobre. Las papas y los aros de cebolla no ayudaron a mejorar la situación, aparentemente alguien los cocinó con furia. Como me dijeron en el Facebook, "parece menú básico de universidad" Y si hablara del servicio. Bueno, aumentó la cantidad de mozos pero igual los platos sucios permanecieron cerca de diez minutos en la mesa. ¡Bravo! Mamá Raquel mantiene su lugar de honor en mi lista negra. No se puede negar que al menos son constantes en su falta de calidad.

Para los aficionados a los comics de Superman el nombre Bizarro no les sonará nada extraño. Para el resto de mortales les contaré que Bizarro viene a ser la versión exactamente contraria de Superman. Mientras Superman defiende Metrópolis, Bizarro la destruye. Superman vive en la Tierra, Bizarro en un mundo deforme. Incluso habla utilizando las palabras en sentido inverso. Bueno, esta es la reseña de un restaurante que podría ser definido como la versión Bizarro de La Miga. Mamá Raquel se promociona alegremente como un restaurante de comida casera original -según su web: "comida rica, sana con los mejores insumos y preparados con ese toque de cariño especial que solo en casa puedes encontrar" (sic)- pero esta frase dista mucho de lo que realmente ofrecen. No es suficiente con incluir tallarines verdes en tu carta para decir que ofreces comida casera. No es suficiente con escribir el menú en una pizarra con tizas de colores para dar la imagen casual y moderna. No es suficiente con estar ubicado cerca del centro financiero para asegurarte la clientela. (¿O sí?).

Para empezar es uno de esos lugares donde te atienden con la actitud "pida rápido, coma rápido y váyase aún más rápido". Se que algunos negocios trabajan al costo y mientras más clientes atienden más ganan pero cuando te están quitando el plato apenas dejas el tenedor en la mesa se ganan automáticamente un lugar en mi lista negra. Tiene una carta bastante amplia donde se mezclan los platos criollos, pastas, mariscos y al final pueden encontrar una intrigante sección de "arma tu combo" con varios platos principales y complementos. Cometí el error de pedir el plato del día: Un aeropuerto con mariscos con tortilla de verduras. Resultó un plato completamente prescindible. Los mariscos estaba recocinados y tenían esa insoportable textura de chicle. Quisiera saber con qué lo sazonaron porque no le sentí ni siquiera gusto a ajinomoto. Si a eso le agrego que su crema de rocoto era poco más que una crema aguada, entenderán porque me refiero a este restaurante como la versión Bizarro de La Miga.

Si alguién sale en defensa de Mamá Raquel y me dice que seguro fui cuando estaba lleno, le recordaré que tengo por costumbre almorzar 12 y 30 en punto para evitar aglomeraciones de gente. Existen restaurantes de menú donde por un precio módico se recibe buena comida y servicio aceptable. Mamá Raquel no es ni siquiera eso. Si tuviera que comer de nuevo en este sitio elegiría ser huérfano.

Mamá Raquel queda en Boulevard Dionisio Derteano 115, San Isidro.
Horario: Lunes a viernes de 8:00 a.m a 5:00 p.m
Ticket promedio: S/.25.00 por persona.
Teléfono: 652-2085
Volvería: Ja ja ja. Que buen chiste.

Para pasar el mal sabor de boca les dejo un corto de Seinfeld, una de las mejores series norteamericanas de los 90s, donde parodian de una manera extraordinaria el concepto del mundo bizarro. La versión bizarra de Newman se merece un Emmy.



lunes, 6 de septiembre de 2010

San Isidro I: Mi nueva amiga

Vista del salón
Canutos a la huancaína con milanesa
Asado con puré y arroz
Chaufa de mariscos
Brownie con helado
Tal como lo anuncié hace un par de semanas llegó la hora de escribir sobre la ruta empresarial de San Isidro. Gabriela de Seis de enero me advirtió que faltaría tiempo para evaluar todas las opciones que existen y estoy de acuerdo con ella. Pero la intención del blog no es reseñar los lugares conocidos sino contarles acerca de los que visité y la buena o mala impresión que me dieron. Felizmente la ruta empezó con buen pie en La Miga, un restaurante con precios ligeramente por encima del promedio pero compensados largamente con la calidad de sus platos.

El primer plato fue una milanesa de pollo acompañada de unos canutos a la huancaína, un plato que ya es presencia obligatoria en cualquier restaurante que ofrezca comida casera. La milanesa es de un tamaño generoso y estaba cocida a un delicioso punto crujiente. Si bien el sabor de la salsa huancaína cumplió con mis expectativas, para mi gusto la textura era muy espesa y no se mezclaba bien con los canutos. Si mejoran ese punto este plato podría entrar en mi lista de favoritos en el mediano plazo.

Luego pedí un clásico de clásicos, el infaltable asado con puré de papa amarilla y arroz blanco. Creo que no hay peruano que no se resista a probar el arroz combinado con la salsa del asado y en La Miga se han preocupado de no perder el toque especial de la abuelita. La carne estaba muy bien cocida y el sabor concentrado de la salsa denotaba una paciente y larga cocción. Es la opción ideal para los días en que amanezcan con ánimos de recordar los mejores momentos de la infancia.

Habiendo comido un plato con carne y otro con pollo sólo me faltaba probar pescado. Me fui a la segura y pedí un chaufa de mariscos. Sin desmedro de los otros platos fue lo mejor del almuerzo por varias razones. Primero, le han agregado fideos fritos con lo que lo acercan ligeramente a una versión refinada del clásico aeropuerto. Segundo, lo acompañan con un pocillo de salsa de tamarindo, con lo cual pueden darle el clásico toque peruano de combinar los sabores del chifa. Tercero, incluye una buena porción de mariscos cocinados en el punto exacto. Todo un acierto.

Para terminar la visita pedí el clásico brownie con helado de vainilla. Punto a favor, viene en una porción grande, (por favor háganme caso, compártanlo) y la textura del brownie estaba húmeda, cualidad de los mejores brownies aunque algo difícil de conseguir. Punto en contra, y esto es cuestión de gustos, no estaba preparado con pecanas sino con castañas. Me arriesgaría a opinar que es por una cuestión de costos pero no le hacen ningún favor al postre.

Me gusta La Miga porque es un restaurante que tiene una oferta muy variada que cubre todos los gustos. La atención es buena, el ambiente es cómodo y la relación precio-calidad está completamente justificada. Es recomendable llegar a las 12.30 en punto porque luego se verá invadido de oficinistas hambrientos que lo han convertido en su lugar favorito. Y antes que me olvide tienen en la mesa una crema de rocoto que deben servirse con discreción si es que no quieren darle un toque infernal a la comida. Yo si lo hice y no me arrepentí.

La Miga queda en calle Armando Blondet 149, San Isidro.
Horario: Lunes a viernes de 12:00 a 4:00 p.m.
Ticket promedio: S/.35.00 por persona.
Teléfono 421-4531.
Volvería: De hecho. Como trabajo cerca siempre me doy una vuelta.