lunes, 29 de marzo de 2010

Intro: La ruta del Cuzco

Hace un par de años, motivado por un artículo que leí en un diario local, viajé al Cuzco para hacer una ruta gastronómica. Lo interesante del tema es que recorría varios pueblos ubicados en las afueras de la ciudad. Lamentablemente en esos tiempos no tenía mi todopoderosa Cybershot y la cámara que llevé funcionó tan mal que todas las fotos salieron inservibles. La valiosa información se perdió pero mi estómago guardó muy bien los recuerdos. Decidí cobrarme la revancha y volví al Cuzco con la única intención de repetir este recorrido. Como en toda aventura sucedieron algunos imprevistos y tuve que usar mi imaginación para cumplir con mi objetivo: Comer en cada uno de los lugares señalados.

Esta ruta consta de seis paradas en las cuales pueden disfrutar de una excelente comida o visitar un atractivo turístico. El viaje comienza en Cuzco en el paradero de la avenida del Ejército donde pueden tomar las combis en dirección a Tipón. El traslado de pueblo a pueblo está asegurado por buses que pasan cada cinco minutos y el pasaje no les costará más de un sol. El cobrador siempre les orientará en caso tengan dudas pero los pueblos quedan uno tras otro y es muy difícil perderse. Recomiendo hacer esta ruta día sábado o domingo pues algunos de los restaurantes sólo atienden fin de semana.
Los paisajes son muy bonitos y parte de la ruta puede recorrerse caminando en caso quieran bajar la comida. Los pueblos son muy humildes, la infraestructura es antigua y deteriorada pero su gente es muy amable y da lo mejor de sí para atender bien a los visitantes. Esta ruta es una buena alternativa a los estereotipados restaurantes gourmet del Cuzco o a las sobrepobladas y harto conocidas ruinas de catálogo. Viajar por cuenta propia y descubrir nuevos destinos y sabores no tiene precio. ¡Que comience el viaje!

jueves, 25 de marzo de 2010

¡Guns N' Roses!

Sí ya sé. Alguién dirá: Oye distraído este es un blog de gastronomía ¿Qué haces hablando de ese grupo de rock pasado de moda? El tiempo lo cambia todo pero este día constituye un hito en la historia de mi vida y nada mejor que inmortalizarlo en un post. Además sí existe una relación entre Guns N' Roses y la comida. Relación que revelaré al final del post.
Soy fanático de Guns N' Roses desde que tenía 10 años. Desde aquel día en el que caminando por el centro de Lima ví en una tienda de discos la impresionante carátula del Appetite for destruction: Una cruz con cinco cráneos sobre un fondo negro. No pasó mucho tiempo hasta que me compraron el casette. Como yo quería el disco me vengué escuchándolo una y otra vez hasta aburrir a todos los miembros de mi familia. Pero descubrí un pequeño problema. No sabía inglés y por lo tanto no entendía qué diablos significaban los berridos del cantante. Cuando luego me prestaron una Funky Hits con todas la letras entendí que no me había perdido de mucho.

Ahora, un par de décadas más tarde, por fin podré escuchar el "You know where you are? You're in the jungle Lima!" Por fin podré gritar todas las letras que conozco (Las antiguas no más porque el Chinese Democracy es tan malo como almorzar en un food court). Por fin podré corear ese himno al jolgorio llamado Paradise City. No son los miembros originales, sólo queda el cantante, pero no hay palabras para describir la emoción de cumplir un sueño que guardo desde niño.

¿Y cuál es la relación con la comida? Muy sencillo. Guns N' Roses editó un disco llamado The Spaghetti Incident. (¡Y me encantan los spaghettis!)

lunes, 22 de marzo de 2010

José Antonio (Hola Claudia)

Hace varios meses tuve la oportunidad de viajar a Suiza. Fueron casi diez días en los que conocí varias ciudades de este sorprendente país, comí chocolates Lindt hasta el hartazgo, probé la leche más rica que se puede tomar en este mundo y supe, por primera vez en mi vida, lo que era una temperatura de 0 grados. Este viaje fue una aventura extraordinaria y no hubiera sido posible sin la invitación de una persona muy especial, quien me alojó, me guió por todas las ciudades y puso a mi disposición (con todo el riesgo que implica) su refrigeradora. Este post, que se hizo esperar, está dedicado a ella.

Claudia es una de las personas más exitosas que conozco. Nacida en Arequipa, comenzó una carrera con mucho esfuerzo desde el primer escalón. Con dedicación, esfuerzo y disciplina ha avanzado a lo largo de estos años dejando en alto el nombre de nuestro país. Cuando Claudia me comunicó que regresaría al Perú estuve pensando durante varios días a qué restaurante podría invitarla a comer. Para mayor reto venía con Bernd, su novio alemán, una de las personas más amables que conozco. Decidí jugármela por el valor de la marca y escogí el José Antonio.

En la estación de entradas me topé con los clásicos cebiches, causas, papa a la huancaína. etc. Yo soy un aficionado al piqueo criollo por lo que de cajón me serví una porción de sangrecita. También incluí el mil veces recomendado choclito José Antonio. La verdad no le sentí nada especial porque es un choclo sancochado bañado en una salsa cuyos ingredientes no pude identificar. Las entradas estuvieron aceptables y fueron una buena introducción para lo que vendría luego.

En la estación de platos de fondo pueden encontrar los clásicos ají de gallina, arroz con pollo, cau-cau, entre otros platos. Ofrecen también lomo saltado pero considero que sólo puede disfrutarse si la cocción se hace al momento. En un buffet por el constante recalentado el lomo pierde su textura y sabor. Los platos estuvieron en un término aceptable. Algo que debo destacar es su sazón moderada, ideal para los turistas que no están acostumbrado a nuestra comida tan recargada. Lo que si me animo a recomiendar son los mini tacu-tacus. Tenían una textura crocante, como si hubieran sido horneados y combinándolo con el seco de carne me supieron a gloria.

A primera vista la estación de postres parece algo disminuida teniendo en cuenta que estamos en uno de los mejores buffet de comida criolla. Pero como dicen las abuelas: "de lo bueno poco" y cuando hice mi propia mezcla de los mousses de lúcuma y chocolate me di cuenta que era suficiente. En resumen fue un bonito almuerzo con buena comida, calidad y servicio aceptables. Me gustó mucho el ambiente amplio y la música criolla de fondo, ideal para turistas. Seguro alguién me preguntará qué le pareció a Bernd la comida peruana. Bueno, esa es otra historia que será revelada en el siguiente post. Ojo, no hay servicio de buffet los domingos y feriados.

José Antonio queda en Av. Primavera 505, San Borja.

viernes, 19 de marzo de 2010

Receta: Pollo en salsa de espárragos

Después de haber escrito este blog durante dos años estoy seguro que alguién debe haberse preguntado ¿Qué comerá este sujeto en su casa? ¿Codornices? ¿Centolla? ¿Pez globo? La respuesta puede ser inesperada pero debo confesar que en cuestión de comida casera soy la persona más simple que existe. Nada elaborado, nada exagerado, sólo comida de casa que todos conocen pero no todos saben preparar.

Pollo en salsa de espárragos
Por eso incluiré una nueva sección en el blog de recetas caseras que actualizaré cuando las vaya cocinando y pueda tomar las fotos respectivas. De antemano les digo que no son recetas originales, las he sacado del libro de la abuelita, de recetarios coleccionables o de los empaques de algunos productos. Tampoco son recetas definitivas ni hay mucha ciencia en ellas, ustedes pueden transformarlas incluyendo nuevos ingredientes de acuerdo a sus gusto o inspiración. Yo sólo cumplo con publicarlas, ustedes son los encargados de hacer la magia y sorprender a su familia. 

La primera receta es una de mis favoritas cuando no tengo tiempo para hacer algo muy elaborado y además es una de las comidas más dietéticas que conozco. Espero que la disfruten.

Ingredientes

6 presas de pollo sin grasa (De preferencia muslitos)
½ cebolla blanca
1 trozo pequeño de kión
1 tallo pequeño de apio
1 sobre de crema de espárragos
½ taza de leche evaporada
¼ taza de vino blanco
3 tazas de caldo de pollo
½ kilo de pasta sancochada de su preferencia.

Preparación

-Sancochar el pollo en una olla con agua que lo cubra, poca sal, kión, media cebolla y un trozo de apio. El secreto de esta comida es el caldo resultante que será usado como base de la salsa de espárragos. Una vez que las presas estén cocidas, separar el caldo, colarlo y dejar enfriar.
-Deshuesar las presas y cortarlas en trozos medianos. No es necesario que las deshilachen como para ají de gallina.
-Deshacer el sobre de crema de espárragos en dos tazas y media de caldo frío cuidando que no queden grumos.
-Llevar esta preparación a fuego mediano y echarle el vino blanco y la leche. Cocinar removiendo constantemente hasta que espese. Salpimentar al gusto. Pueden echar más caldo pero no deben exceder las cuatro tazas de líquido. Debe quedar una textura de pasta para salsa. Pueden echarle una nuez de mantequilla para que tenga brillo. Cuando esté lista, incorporar el pollo, y mezclar con la pasta sancochada.
-Espolvorear con queso parmesano y listo.

Sugerencias
-Acompañar con champiñones y jamón campesino en cubitos.
-Pueden usar leche sin lactosa para que el plato sea más ligero.
-Cambiar la crema de espárragos por crema de hongos.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Crepes & Waffles (El sitio de los mil sabores)

Leer en la página web de un restaurante expresiones como fe en la gente, alegría y precios razonables es un incentivo para visitarlos. Me pregunto cuántas empresas toman en serio su papel de responsabilidad social y el impacto que pueden tener en una comunidad. Crepes & Waffles es una franquicia colombiana con más de 30 años de existencia y que pone en práctica esta idea. Que no les llame la atención que la mayor parte del personal sean mujeres porque según afirman "le ponen afecto en todo lo que hacen" (sic). Y yo les creo.
En Lima tienen dos modernos locales, amplios y muy cómodos. Su carta ofrece una variedad tan amplia de sabores dulces y salados que sólo haré una breve reseña de los platos que he consumido. Pedí el Popeye Pocket porque me llamó la atención el nombre. Es un pan pita gratinado, relleno de espinaca, jamón, huevos, champiñones, tomate y viene acompañado de un par de pocillos con salsitas (mayonesa y una salsa picante) No es algo que yo comería todos los días porque prefiero la comida más sazonada. Considero que es el bocadillo ideal para las personas que quieren probar algo saludable y nutritivo.

El crepe de pollo y champiñones si fue de otro mundo. Creo que es una de las mejores combinaciones que existen en sándwiches y guisos. Acá han sabido darle el toque especial pues los champiñones estaban bien cocidos, contenía una buena porción de pollo y la salsa de acompañamiento era muy ligera. Nuevamente debo mencionar que la sazón es moderada. Me hizo falta un pocillo de ají especial pero en todo caso ofrecen salsa tabasco que ayuda a darle un toque picante al plato.

En la parte de dulces creo que rondan los límites de la perfección. A diferencia de los todopoderosos panqueques de El Grifo aquí se concentran más en el placer visual y en buscar un equilibrio de sabores. El waffle frutos del bosque fue toda una sorpresa pues viene con toda la variedad de conocidas bayas: fresas, cerezas, frambuesas, moras, saúco. Acompañado de una bola de helado de vainilla y chantilly en este postre los sabores se complementan a la perfección. El waffle remojado en la salsa de bayas es delicioso. El crepe Cleopatra, crepe con salsa de fresa, chantilly y helado de mora, es uno de esos postres que son perfectos para tomar la foto. El sabor de la fruta fresca no tiene igual y combinar un poco de crema de chantilly con la salsa de fresas es un placer que no tiene igual. El sabor del helado de mora es bastante suave. También he probado la crepe Dulcinea, rellena de dulce de leche, bañada con salsa inglesa, fudge y acompañada de una bola de helado de vainilla. A pesar de sus ingredientes tan dulces les aseguro que no les dejará gusto empalagoso.

Tal como dice su slogan, "A cualquier hora del día Crepes & Waffles te acompaña", para mí es el lugar ideal en esas tardes de domingo en las que uno busca satisfacer el antojo de algo ligero. Crepes & Waffles tiene el secreto de haber logrado el equilibrio en el sabor de sus platos. El servicio ha sido bueno todas las veces que he acudido a comer pero sean prudentes con los horarios pues el local de Dasso siempre para repleto en las noches. En ese caso recomiendo que vayan armados de paciencia o se den una vuelta por el local de Miraflores.

Crepes & Waffles queda en Av. Miguel Dasso 155, San Isidro.
Tiene otro local en Av. Vasco Nuñez de Balboa 751, Miraflores.

jueves, 11 de marzo de 2010

Yasu (Yo paso)

El último capítulo de mi aventura culinaria corresponde a la visita de un huarique en Barranco, elegido por la auspiciosa reseña que leí en un diario y que recomendaba, entre otros platos criollos, el "excepcional" tacu-tacu con asado. Ubicado en una transversal de la avenida Grau, Yasu es un pequeño local, casi un huarique que funciona como sandwichería al paso pero que también ofrece diversos platos de comida criolla. Había leído previamente que el dueño es japonés y erradamente concluí que estaba en un clon del Palermo.


Sándwich de chicharrón
Para ir tanteando el terreno pedí un sándwich de chicharrón. Teniendo en cuenta los antecedentes (Kio, Palermo, Mercado del Callao) pensé: "no existe un japonés que prepare esta clásico. Bueno, les cuento que ya encontré uno. Su sándwich de chicharrón es una decepción. La porción es consistente pero todo queda en el tamaño porque la carne no tenía sabor y el camote estaba frío. Sólo pude mejorar el sándwich echándole sal y ají a discreción. El tampoco tenía el crocante de rigor, obvio que era el sobrante de la mañana Creo que por culpa del Kio he subido demasiado mi criterio para evaluar sándwiches de chicharrón.

Tacu-tacu con asado
Luego pedí el "excepcional" tacu-tacu con asado. Este plato resultó un revuelto de frijoles y arroz con el asado más desabrido que he probado en mi vida. Es harto conocido el truco de echar zanahoria rallada para dar textura a la salsa de carne pero acá exageraron al punto que me pregunto si en algún momento se acordaron que esta receta lleva tomate. No encontré nada especial en este plato que justifique su mención, al contrario debería estar en una lista negra. Si a eso le agregamos que el precio no va de la mano con la calidad que debería ofrecer un verdadero huarique diría que me estafaron soberanamente.

Siendo optimista diría que Yasu es un sitio para comer algo al paso pero no se hagan ilusiones de que es un huarique. Huarique es mi querido Palermo donde no hay sillas ni cubiertos pero si un sabor espectacular en sus sándwiches que ya desearía tener el San Antonio. Yasu de huarique sólo tiene las mesas de fórmica y los platos de plástico. Vayan sólo con expectativas bajas.

Yasu queda en calle Alfonso Ugarte 121, Barranco.
Teléfono 247-1967
Volvería: No. Las fotos hablan por sí solas.

martes, 9 de marzo de 2010

Las mesitas (Clásico de clásicos)

Actualización 08.12.10
Katia Documet de Cocineros Impunes me dijo una vez: No existen restaurantes malos o buenos sino aquellos que logran mantener la calidad a lo largo de los años. Eso es lo que sentí hoy cuando almorcé en Las Mesitas, un restaurante de comida criolla al que le tenía cierta consideración. Tal parece que confundieron el término feriado "no laborable" con "no comestible"

A veces no entiendo como algunos restaurantes pueden esfozarse en atender tan mal y echar a perder un almuerzo. Para resumir el post que no pienso escribir: Una jarra de chicha avinagrada, platos principales que parecían de menú de cinco soles y unos postres para el olvido (Un pye de limón todo desarmado y el relleno con textura de flan. Les advierto, sabe más horrible de lo que suena.)

Quiero pensar que fue un error. Quiero pensar que como era feriado el cocinero se tomó el día. Quiero darles el beneficio de la duda. Pero no pienso poner en juego el prestigio del blog recomendando un sitio que no se respeta a su tradición. Lo siento por Las Mesitas pero entra como candidato a la lista negra. Con los postres no se juega.
No entiendo como tuvieron que pasar 25 años para que volviera a comer en este restaurante. Aún recuerdo esa ocasión en que mi mamá me introdujo a rastras en este local para que comiera un tamal ("¡No me gusta! ¡Tiene aceituna, guaj!"). Esta vez también dije "guaj" cuando encontré la aceituna en el tamal pero la pequeña diferencia es que ahora yo pago mis cuentas y puedo comer todos los postres que se me antojan. Es increíble que un local mantenga su calidad a lo largo de tantos años, pero más increíble es que nadie me lo haya recomendado nunca. Por eso les pido que ni lean el post. Vayan de frente a comer y disfrutar de todo lo bueno que brinda este restaurante de comida criolla.
Su mayor virtud es la gran variedad de platos que pueden encontrar en la carta. Comenzando por las entradas ofrecen ocho variedades de tamales y humitas. Algo que no he visto en ningún otro restaurante pues son preparadas de acuerdo al estilo de diferentes zonas del país. Tampoco dejan de lado las clásicas entradas, papa a la huancaína, salpicón de pollo y papa rellena. Prometo volver en invierno a probar su sopa a la minuta. En los platos principales encontrarán los clásicos de la comida criolla, comenzando por la sangrecita, pasando por el combinado con frijoles hasta llegar a un sorprendente rocoto relleno. También hay postres pero se merecen un párrafo aparte.

Sus tamalitos y humitas son buenísimos. Pueden sentir el maíz molido, sabor casero y una sazón moderada. Pueden escoger relleno de pollo, chancho o queso en el caso de las humitas. Si no están seguros qué variedad pedir consulten al mozo. Tienen un buen servicio y son suficientemente pacientes para explicar los ingredientes que diferencian cada variedad. También he probado su ocopa pero no me impresionó. La crema tenía buena textura y un punto de ají moderado pero le faltaba ese sabor ahumadito que tienen las verdaderas ocopas y huancaínas. Resultó una entrada que puedo encontrar en cualquier restaurante de menú.

Al momento de pedir el segundo plato escogí un seco de res a la huachana y, con todo el riesgo que implica, un arroz con pato a la chiclayana. Hago mención al riesgo porque este plato, oriundo de Chiclayo, no se lleva bien conmigo. Los que he probado hasta el momento resultaron verdaderos esperpentos. Pero el que me sirvieron aquí fue un plato muy cumplidor. Inicialmente el arroz me pareció algo desabrido pero había un pequeño detalle. La presa de pato venía con una salsa de sazón bastante fuerte que al mezclarse con el arroz producían un plato de agradable sabor. Si a eso le agregaba un poco de ají especial entonces aparecía un plato ganador. No extraordinario pero sí recomendable.

El seco de res sí que estuvo muy bueno. Las yucas estaban, como dicen las abuelas, algodón, suaves y perfectas como acompañamiento. La salsa del seco tenía esa textura que denotaba una larga cocción con el resultado de un sabor muy concentrado. La carne esta cocida en el punto ideal, muy blanda y sin darme problemas para comerla. Quizá objetaría el tamaño de la porción pero teniendo en cuenta que el almuerzo incluiría entrada y postre fue más que suficiente.

Para terminar con el banquete decidí pedir postres diversos. Y es aquí donde fácilmente podría escribir una segunda parte de esta reseña, dedicada exclusivamente a la gran variedad de dulces criollos que pueden encontrar. Están los clásicos arroz con leche, mazamorra morada, frijol colado. También los desconocidos ranfañote, tajadón trujillano y la humita de Yungay. Pero si son golosos también podrán verse sorprendidos con un cheesecake de sáuco, la bruselina de chocolate y una intrigante torta de higos. Como verán tienen hartas opciones para escoger y disfrutar. Por eso no tiene mucha importancia que las porciones de los platos principales sean pequeñas. Hay que guardar espacio para lo bueno.

Recomendaría en primer lugar su arroz con leche, cocido en un término perfecto, con un sabor delicioso y un toque de cáscara de naranja. Luego me liquidaron con la torta acaramelada de manzana, un postre completamente desconocido para mí. Es una especie flan que adentro lleva un bizcocho de manzanas y pasas. Encima tiene una capa de caramelo y ese sabor quemadito que tanto disfrutan los aficionados de la crema volteada. Su leche asada estuvo muy cumplidora pero debo destacar que se notaba el toque de pisco lo cuál le daba un sabor más fresco. La costrita de encima, la parte "quemadita", hará las delicias de los aficionados a los postres caseros.

Para terminar les dejo un dato final. Puedo quedar impresionado con la comida de un restaurante y reventarle hartos cohetes pero jamás olvido el deber que tengo como blogger. Tengo que mencionar que el sabor de la chicha no estaba muy fresco. Quizás se olvidaron que estamos en verano y no la refrigeraron. Lo considero un error infantil pero ustedes tengan cuidado y si no están de acuerdo con el gusto exijan el cambio o pidan otra bebida. Las Mesitas resultó un restaurante con gran variedad de platos, precios módicos y buena calidad de comida. Aún me falta probar otros platos principales pero ya tiene mi visto bueno por sus postres. Me recuerdan lo dulce que puede ser la vida a veces.

Las Mesitas queda en Av. Grau 341, Barranco

Teléfono 477-4199

sábado, 6 de marzo de 2010

Mercado de Surco (De la selva su cocina)

Completamente invadido por el espíritu de la aventura sólo podía finalizar mi jornada sabatina en otro mercado. Quería ir a lo seguro pero con mis conocimientos tan endebles no era una tarea fácil. A falta de mayores referencias no me quedó más que recurrir a la reseña de un programa de cable donde presentaban un pequeño puesto de mercado pero que servía una de las comidas más grasosas y apetitosas que conozco: Tacacho con cecina. El puesto se llama Las Brisas del Ucayali y les garantizo que comerán como si estuvieran en un restaurante de la selva. Sólo les faltará el lorito y los tragos de la casa.


De tomar pedí un vaso de jugo de cocona, cuyo sabor y frescura hizo que lo beba de un solo trago. Es un jugo delicioso, muy fresco y si lo sirven helado es el remedio inmediato para el calor. Se qué hay otros sabores de refrescos pero los dejé para una futura ocasión. Para comenzar con el almuerzo pedí una humita con cecina. Si ven la foto es una entrada bastante sencilla. La sazón es muy suave, la textura revela que está hecho con puro maíz y tiene sus pequeños trocitos ahumados de cecina lo que le da un toque ahumado inigualable. Muy recomendable si no quieren llenarse rápido.

El plato principal fue el clásico tacacho con cecina. Ojo, la porción alcanza para dos personas. No sean glotones como yo y ni piensen que podrán terminar el plato solos. Punto a favor, el plátano es frito, machacado al momento y pueden ver como van agregando los ingredientes para formar esa deliciosa masa que es el tacacho. De sabor estuvo muy bueno y si bien la textura es algo seca tienen a la mano un ají charapita con cocona que es perfecto para "cortar" el sabor. Claro no exageren con el picor o se arrepentirán. La cecina tenía el punto exacto de sal y por su sabor podía notarse que era de buena calidad.

Si desean visitar este lugar les recomiendo ir con el espíritu aventurero. Es incómodo comer con gente detrás de uno, hay mucha bulla y el espacio es reducido. Demás está decir que las banquitas de madera tampoco se distinguen por su comodidad. Sin embargo es parte de la experiencia y el buen sabor de la comida lo justifica. En todo caso les dejo un dato adicional que me dio la dueña. Al frente ella ha puesto un restaurante con el mismo nombre dónde sirven los mismos platos pero a la carta. La decisión es de ustedes.

El Mercado de Surco queda en la Av. Jorge Chávez s/n. 

Volvería: Claro, es el clásico sitio BBB (bueno, bonito y barato)

jueves, 4 de marzo de 2010

Mercado de Palermo (El reino de las yuquitas)

Después de haber devorado un par de sándwiches me sentí tan lleno que se imponía una caminata por la zona para bajar la comida. Avancé un par de cuadras en dirección a la avenida Canadá hasta llegar al mercado de Palermo. En ese momento se activó una alarma en mi cerebro: ¡Las yuquitas! ¡Me encontraba en el mercado dónde se preparan las legendarias y tan mencionadas yuquitas fritas! Era la oportunidad de oro para saciar mi curiosidad de una vez por todas. Pero antes de ir en busca de esos famosos bocadillos me senté delante de un puesto para, por primera vez en mi vida, tomar un jugo de mercado.

Debo confesar que desde niño la única combinación de frutas que conozco para un buen jugo es papaya, plátano y piña. Por mero desinterés jamás he probado jugos con granadilla, tumbo, guanábana y cualquier otra fruta exótica. Por eso cuando vi en la pizarra las frutas de siempre me sentí algo decepcionado. Sé que no estaba en la juguería de Gastón pero no me emocionaba probar las mismas combinaciones que tomo en mi casa. Me fui por lo seguro y pedí un jugo surtido. Tal como lo esperaba, resultó un jugo común y corriente, que cualquiera puede preparar en su casa. Creo que esperé demasiados años para probar un jugo de mercado.

Después de la desilusión con la juguera fui en busca del puesto de las yuquitas. Por la fama que se han ganado no me extrañó ver una cola de diez personas. Me agradó mucho ver que son preparadas al momento lo que es garantía de frescura e higiene. Delante de uno preparan la masa, cortan y fríen. Las yuquitas dulces son pequeñas porciones de una masa frita, crocantes por fuera, suaves por dentro y espolvoreadas con azúcar. Su sabor me recordó a un picarón sin miel, bueno como un antojo de media mañana pero no algo que comería todos los días. Lo recomendaría sólo si quieren saciar su curiosidad pero no vayan con expectativas muy altas.

En fin, parte de la aventura es contrastar la realidad con las expectativas. Les agradecería mucho si dejan sus recomendaciones sobre juguerías de mercado para ir en busca de nuevos sabores. En cuanto a las yuquitas no me impresionaron pero considero que estoy mal acostumbrado a comer postres empalagosos. Vale la pena visitar este mercado sólo si quieren probarlas y salir de la duda.

Mercado de Palermo queda a la altura de la cuadra 4 de la Av. Palermo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Sándwiches Palermo (La tradición manda)

Cuando estuve de viaje en Tarapoto conocí a un turista norteamericano que era la viva imagen de Indiana Jones. Vestía un traje holgado de color beige, llevaba el mismo sombrero con adornitos y algo me dice que en su maletín seguro llevaría escondido un látigo. Conversando con él me confesó que no le gustaba mucho viajar en tours donde todo estaba planificado ya que se perdía la emoción de la aventura. Muy orondo me contó que al día siguiente haría un recorrido en balsa con unos nativos por el río Huallaga.

Reflexionando un poco me di cuenta que en mi búsqueda de los mejores lugares para comer pocas veces me he aventurado a visitar lugares desconocidos. En consecuencia había dejado injustamente de lado, por razones obvias, a los mercados. Es así que con la asesoría de una despreocupada amiga planeé un aventura gastronómica por zonas desconocidas. Aventura que sin querer dio material suficiente para extenderse a lo largo de cinco posts.
La ruta se inició en la sandwichería Palermo. Cada vez que me dirigía a Lima pasaba por delante de este local y nunca me animé a bajar por mis pobres conocimientos de la zona. Pero esta vez olvidé mis remilgos y fui en búsqueda de nuevos sabores. Ante la mirada glacial de un par de atentos japoneses los dependientes preparan estupendos sándwiches de chicharrón, jamón del país y de asado. La forma de preparación es invariable, cortan un pan francés, ponen las tajadas de carne, un toque de sal, un poco de cebolla, ají o mostaza y listo. ¿Alguién puede creer que sea tan fácil?
El sándwich de jamón del país es buenísimo. Siempre he mirado de lejos esos falsos jamones que venden en los supermercados por su falta de sabor. ¿Cuál será el secreto que guarda el Palermo para convertir una simple pierna de jamón en tajadas de carne con un sabor tan delicioso? El sándwich de chicharrón también es un honorable competidor del Kio aunque se queda algo corto en la cantidad y la sazón. Igual considero que ambos sándwiches son muy recomendables y también les aconsejo no perder de vista su leche asada preparada al estilo tradicional. Es el postre ideal para complementar el antojo de media mañana.

Como última observación debo mencionar que el local es bastante sencillo y no existen mesas. Los sándwiches se comen en una barra donde hay servilleteros y pocillos con ají. Les aconsejo ir con el espíritu desenfadado de la aventura pero si prefieren más comodidad coman en el carro. Hay otros locales con el mismo nombre pero no los he visitado así que no puedo garantizar que encuentren el mismo sabor.


Sándwiches Palermo queda en Av. Palermo 270, La Victoria.