martes, 30 de agosto de 2011

¡El blogger vuelve!

Tal como lo prometí, luego de una larga ausencia, por fin estoy de vuelta. Me costó mucho trabajo dejar de lado mi querido blog pero tenía responsabilidades muy importantes que afrontar respecto a mi profesión. Responsabilidades que me llevaron fuera del país y que exigían de mí una dedicación absoluta pero que al mismo tiempo me permitieron recopilar gran cantidad de información sobre mi tema favorito: comer bien. Para mi apetito no existió la diferencia horaria, y en cuanto al idioma, con tenedor y cuchillo no hay pero que valga.

La primera parada fue en São Paulo, donde estuve involucrado en un proyecto regional en la afiliada brasileña de la empresa en la que trabajo. Las oficinas estaban ubicadas lejos del centro así que mi radio de acción estuvo limitado a la zona del hotel donde me alojé. De todos modos pude disfrutar de un encuentro muy genuino con la comida de diario que se consume en este país, así como la visita a un extraordinario restaurante de carnes y una experiencia con la gastronomía árabe, entre otras. También les contaré de un inesperado hallazgo en un mall de lujo. Bien dicen que las mejores experiencias son las que no se planean.

Luego estuve en Buenos Aires, donde asistí a una capacitación regional en temas contables aplicados a la industria. Estuve concentrado en un hotel cinco estrellas pero lamentablemente el cansancio y el clima le jugaron una mala pasada a mi salud. La ruta gastronómica será breve pero incluirá la primera experiencia del blogger con un maridaje de vinos argentinos, el encuentro con una queridísima amiga blogger, la reseña de un restaurante de carnes y un repaso a dos sitios muy clásicos. Demás está decir que también hablaré de Vasalissa, un sitio que es el paraíso de los amantes del chocolate.

Ahora sí me toca a ponerme al día con lo pendiente, cumplir con algunos compromisos y preparar lo que se viene, sendas aventuras gastronómicas en São Paulo y Buenos Aires.

domingo, 7 de agosto de 2011

La Locanda II (¡Cinco estrellas!)

"En la antigua Italia La Locanda era la posada de la Edad Media donde los viajeros se detenían a descansar y restaurarse". Así dice en la primera hoja de la carta de este restaurante. Y para el blogger, que siempre busca un lugar para desconectarse y olvidarse de las preocupaciones mundanas, La Locanda es como un oasis en el desierto. Si alguien pensó que luego de la debacle del Perroquet no volvería por un restaurante de hotel pues aquí les dejo un post en el que las palabras de elogio no serán suficientes. Más que un restaurante es un lugar donde podrán vivir una experiencia gastronómica sin igual.

El almuerzo empezó con la clásica canastilla de panes en las siguientes variedades: pesto, tocino, focaccia, ciabatta, tomate y los clásicos crisinos a las finas hierbas. Vienen acompañados de tres tipos de salsa: hinojo con queso crema, berenjena y tomate rústico. La focaccia acompañada del tomate rústico se merecería un párrafo aparte, el pan crocante remojado en una salsa muy suave de tomate me recordó a esos momentos cuando de niño mi mamá me "regalaba" la olla con los restos de la salsa del asado para untar mi pan francés. Algo tan simple pero tan delicioso, pero justo en los detalles está la oportunidad de marcar la diferencia.

Después vino un brasado de tira marinado en Barolo acompañado de puré de papa al mascarpone con cipollini, zanahoria y espinacas. Es un corte de asado de tira sin los dos huesos de los extremos, marinado en vino y finas hierbas y luego cocido lentamente al horno. El resultado, un corte de carne de una textura extraordinariamente suave, muy parecido al ossobuco porque no se necesitaba cuchillo para cortarla. Comer un poco de puré mezclado con el jugo de la carne me supo a gloria porque tenía esa sabor concentrado que sólo puede conseguirse tras varias horas de cocción. El detalle de los tallos de ciboulette fritos fue el toque especial de sabor y decoración que necesitaba el plato.

Como segunda opción probé un tournedos de lomo en salsa pachamanca con crema de rocoto acompañado de papa huayro con tocino y cebolla al horno. Tournedos es un corte de lomo especial con el que se consigue un filete perfectamente redondo (Gracias wikipedia). Puntos a favor del plato, el sabor concentrado de la salsa pachamanca y la crema de rocoto. Segundo punto a favor, las papitas huayro, esas papitas arenosas servidas con cáscara, que yo considero un verdadero patrimonio nacional. En cuanto a la carne de sabor estuvo cumplidora pero el punto de la carne quizá no fue el apropiado. Es difícil hallar la cocción ideal porque depende mucho del gusto de cada comensal y del criterio del chef. En todo caso lo mejor es ser explícito al momento de pedirlo.

Para el momento de los postres comencé con un tiramisú con savoiardi marinado en expresso y marsala con una crema de mascarpone. Sé que siempre exagero con los superlativos pero cuando me sirven un postre así, las palabras quedan cortas. No fue el sabor, no fue la presentación exquisita, no fue la calidad de los ingredientes, es el conjunto de todo esto lo que me dejó impresionado. Y es lo que uno siempre va a esperar de un hotel cinco estrellas, que vayan más allá de la perfección. La crema de queso extremadamente suave, el toque de café expresso y de marsala suficientementes ligeros para complementar el postre, las biscotelas remojadas, la decoración. Después ordené un trío de mousses (praliné, maracuyá y fresa) presentados en tulipa y servido con salsa de chocolate. Si alguién pensó alguna vez que la fresa y el maracuyá son frutas ácidas es que no han probado este mousse. Las tulipas me recordaron a mis épocas infantiles cuando comía esos barquillos que vendían en el parque Salazar. La presentación es suficiente, este postre se vende solo y no necesitaba más acompañamiento que el botón de crema chantilly.

Para terminar el almuerzo debo recomedarles que pidan una infusión de Eilles. Es una marca de infusiones producidas en Alemania y que sólo puede encontrarse exclusivamente en el Swissôtel. Tienen ocho exquisitas variedades de té que van desde el té de hoja tradicional, mezcla de Ceilán y Sur -India hasta un delicioso té de frutos rojos que combina el sabor de las manzanas con saúco, crema de fresa y frambuesa entre otros ingredientes. 

La Locanda es un restaurante que va mas allá de lo gastronómico y que yo eligiría como un sitio para celebrar ocasiones muy especiales en pareja o en familia. Les recomiendo ir fin de semana porque de lunes a viernes es bastante visitado por los ejecutivos de la zona financiera. El fin de semana tiene un ambiente más tranquilo y podrán disfrutar de un atención personalizada. Los precios son elevados pero justifican completamente el ambiente elegante, el servicio excelente y la calidad de la comida. La Locanda hace honor a su nombre, un lugar único en todo Lima para descansar y restaurarse.

La Locanda queda en Vía Central 150, San Isidro.
Horario: Lunes a domingo de 12:30 a 3:30 p.m y de 7:00 a 11:00 p.m.
Ticket promedio: S/.100 por persona.
Teléfono: 421-4400
Volvería: Siempre. Es mi restaurante favorito.

martes, 2 de agosto de 2011

Perroquet (¿Cinco estrellas?)

Motivado por la idea de escribir una trilogía de posts dedicada al Perroquet quise empezar con una visita a su desayuno buffet. Encontré sólo tres estaciones, lo que llamó mi atención pues estoy acostumbrado a que los hoteles ofrezcan unos desayunos legendarios en cuestiones de cantidad y calidad. La primera estación era de frutas frescas, jugos y cereales. De las frutas no hay mucho que agregar, sólo que me encantó comer la fruta más fresca, trozada y sin cáscara. Punto a favor para sus peras en almíbar. En cuanto a los jugos, esto es un error de principiante pero las jarras no tenían esas cucharitas largas que sirven para removerlo. Un detalle muy necesario porque al momento de servirse la pulpa de la fruta estaba separada del agua lo cual no era un espectáculo muy agradable.

Luego pasé a la estación de panes, embutidos y quesos. Estaban los clásicos fiambres (jamón serrano, jamón del país, salami, entre otros) para acompañar los pancitos (ciabatta, francés y unos insuperables mini croissants). En cuanto a los quesos la variedad era limitada pero si se notaba que eran de buena calidad. Me quedo con sus panes daneses y sus quequitos de frutas y de chocolate. Acompañar el café latte con esos quequitos tranquilamente podía significar el fin de mi visita a este buffet. Estaban tan buenos que provocaba repetirlos una y otra vez.

Finalmente tenían una estación de bocadillos calientes con huevos revueltos, tocino y salchichas fritas, pavo al horno y papitas a la provenzal. Me serví un poco de cada uno y quedé satisfecho con la calidad de la preparación. Destacó el pavo al horno porque estaba jugosito y empapado en su salsa de cocción. Como podrán notar fue un desayuno bastante simple (demasiado para mi gusto) pero que se complicó por algunos detalles que reseño a continuación y que jamás esperé encontrar en un hotel cinco estrellas.

Elegí una mesa muy cerca del buffet pero que lamentablemente también estaba en medio de una fuerte corriente de aire que venía de una puerta abierta (el acceso a la terraza). Me levanté para informarle al mozo de mi incomodidad y preguntarle si podía cerrarla. Su despreocupada respuesta fue: "Por acá pasamos". La verdad pensé que estaba bromeando y se lo volví a preguntar pero la respuesta ahora vino con yapa: "Por acá pasamos, ¿ya? Si quiere, cámbiese de mesa" Con gente asi es imposible discutir, me pregunto en que momento le dieron ese trabajo a un sujeto así. Cuando quise servirme nuevamente en la segunda estación vi que los panes y los embutidos estaban con moscas encima. ¿Para eso dejaron la puerta abierta? Ya lo he dicho antes, una cosa es servir mala comida y otra las condiciones básicas de salubridad. Fue un grave error que no he visto nunca en un hotel cinco estrellas. También debo agregar que el Perroquet no estaba ni a la tercera parte de su capacidad pero los mozos no se preocupaban por recoger los cubiertos y platos usados cuando uno se levantaba a servirse. 
Alguien puede afirmar que llegue muy temprano. No, llegué a las 8 en punto, una hora y media después de haber comenzado el horario de atención. Alguien puede decir que el Perroquet es extraordinario a la hora de almuerzo. Lo siento, pero el restaurante se llama Perroquet todo el día, no es que de 7 a.m. a 11 a.m. se llame "La fonda de la esquina". Se espera que esa misma atención y calidad se mantenga todo el día. Alguien dirá por qué no me quejé. Sí lo hice y ante el ¿maitre? que sólo atinó a decir que "tomaría en cuenta mis sugerencias". Conozco esa respuesta de memoria y traducida significa: "Bueno, si no le gustó, váyase y no vuelva" Y eso es lo que pienso hacer, no volver más por este restaurante y recomendarles que ni piensen visitar su "delicioso" desayuno buffet. Del almuerzo y cena no puedo opinar, pero un restaurante que sólo se preocupa de su imagen por horas no es un lugar al que me interese volver. Gracias por la decepción Perroquet.

Perroquet queda en calle Los Eucaliptos 650, San Isidro.
Horario: Lunes a domingo de 6.30a.m a 11:00 a.m.
Ticket promedio:S/.65.00 por persona.
Teléfono: 611-9000.
Volvería: Ni pensarlo. No entiendo qué le habrán visto para premiarlo.