jueves, 24 de septiembre de 2015

Yakitori (Perdidos en Tokyo)

En los inicios del blog nunca le presté mucha atención a la avenida Aviación. Será porque el imperativo de los restaurantes en la zona es darle prioridad a la cantidad de las porciones antes que la calidad de la propuesta. No es culpa de ellos, total su público objetivo lo exige pero...

Brochetas de langostinos y de mollejas
Es difícil recordar como llegué a Naruto Japanese Food. ¿Fue una recomendación de un seguidor? ¿O alguna publicación en Facebook?  Lo cierto es que mi visita a ese local fue el inicio de mis aventuras sanborjinas. Además imposible olvidar que gracias a ellos descubrí el abismo que existe entre un verdadero ramen y esas horrendas sopas de sobre que había consumido durante años. Claro, también me volví fan de otros platos, entre ellos el espectacular Naruto chicken y las gyoza. Pero todo no quedo allí. El siguiente golpe lo dio Four Seas International House y su carta especial con platos del norte de China. Todavía tengo presente su infernal cacerola de pescado que me hizo aceptar entre lágrimas una dura derrota. (Sí pues, los bloggers también lloran) Pero el tiro de gracia vino con Yakitori, restaurante que ya se ha ganado un lugar entre las sorpresas del año. Probablemente si algún lector apurado ve la foto piense qué de interesante hay en comer brochetas pero mejor que lea el post completo. Y ver cuánto tiempo se contiene antes de ir corriendo a visitarlos.

Yakimeshi
¿Cuál es la novedad de Yakitori? Muy sencillo, sin caer en el esquema de las odiosas barras libres de makis o ceder al manido recurso del ramen peruanizado, este local nos trae una amplia variedad de platos japoneses calientes y fríos así como el yakitori (brocheta) al estilo tradicional. Y si a eso le agregamos una cuidadosa selección de cervezas japonesas y sakes entonces tenemos un restaurador que ha hecho muy bien su trabajo.

Mi jornada se inicia con la especialidad de la casa. Es interesante ver la diferencia que existe entre el yakitori peruanizado con pollo y verduras y el estilo japonés, mucho más sencillo. Mariscos, carne, vegetales, menudencias en fritas en pequeñas porciones y ensartadas en palitos. Para el que le gusta picar de todo un poco es un parque de diversiones. No hay límites y cada uno decide hasta donde quiere llevar su creatividad. Mis favoritas hasta el momento son las de portobello y las de mollejitas. Ojo que lo pueden comer al natural o con salsa teriyaki, como para satisfacer la manía peruana de remojar todo en salsas.

Kushikatsu
Pero lo que me sacó de cuadro fue el yakimeshi que está a años luz de esos chaufas ahogados en sillao que pululan en los chifas de Lima. ¿Cuántos de ustedes pedirían un arroz frito sólo con verduras y un toque de shoyu? Si fuera vegetariano estaría en mi séptimo cielo. Pero no lo soy y aún así me siento muy satisfecho porque es el acompañamiento ideal para las brochetas. Ojo con el toque de sabor y textura que le da el ajonjolí tostado. Y lo mejor de todo el precio es bastante módico y la porción puede compartirtse.

Pero como no sólo de brochetas vive el blogger también probé otros platos de la casa. El Kushikatsu (Brochetas de cerdo al panko) es una milanesa clásica de cerdo que combina muy bien con la salsa de la casa y la ensalada de col. Las Kushiage Hotate (Conchas de abanico al panko con salsa picante) siguen el mismo estilo aunque deben trabajar mejor el empanizado porque se desprende como una cáscara al primer bocado. Otros platos con cerdo como el Buta Miso y el Buta no Kakuni ameritan una revisión porque no es posible que un corte de cerdo sea tan difícil de cortar. Vamos chicos, atentos al tiempo de cocción, no es tan complicado.

Volví durante la semana y ¡oh sorpresa! a la hora de almuerzo tienen una opción de Teishoku menú. En Japón se conoce como "teishoku" a la combinación de arroz, sopa de miso, ensalada y un plato a elección que puede ser una fritura, una carne a la parrilla, etc. Pequeño detalle, en Yakitori también agregan fruta y un vaso de mugicha (refresco de cebada sin azúcar). ¿Se llenaron sólo de leerlo? Yo también pero es una buena opción económica de comida completa. No tenía ganas de correr riesgos y me decidí por el bife de cerdo al panko con salsa al curry. Sí, otra vez fritura pero si agrego la ensalada y la fruta mi conciencia se queda tranquila. Ojo que el arroz lo sirven al estilo japonés con esa textura pegajosa y sin ningún tipo de aderezo para que sirva como un catalizador de los diversos sabores.

Vista del salón
Debiera ya cerrar el post pero no puedo dejar en el tintero un evento del que fui testigo. El día que fui a almorzar noté que en la mesa del costado estaba sentada una señora de edad con un semblante muy inquieto. Aparentemente era parte de una cita para un almuerzo grupal pero nadie había llegado. El encargado de salón se acercó, habló con ella en un tono muy cortés y le ofreció ayuda. Usando el teléfono del local se comunicó con sus parientes y se enteró que se había producido una confusión con el día de la reserva. La señora se quedó más tranquila pero igual le ofrecieron algo para consumir y también ponerla en contacto con la movilidad del restaurante sin ningún tipo de recargo. Fue una de esas pocas ocasiones en las que no se trata de calidad de servicio sino de solidaridad con el prójimo y el respeto que se merecen las personas de edad avanzada. Sólo puede hacerle llegar palabras de felicitación al personal de este restaurante porque esa actitud no suele verse en nuestra "ajetreada" vida diaria.

Me voy feliz de Yakitori. Si usara la expresión "restaurante al paso" sería bastante injusto de mi parte. Prefiero decir que es un lugar para relajarse, para ir después del trabajo a comer algo ligero, tomar una cerveza (Sapporo, obvio) con los amigos mientras se pica algo ligero. No es fácil encontrar restauradores que se arriesguen con una propuesta nueva, fiel a la esencia tradicional y sin caer en el facilismo de adaptarla al gusto peruano. Queda como tarea probar sus sakes y cervezas japonesas pero será en otro momento. Eso sí, pasará mucho tiempo hasta que deje de incluir yakimeshi en mi orden.

Yakitori queda en Av. Aviación 2854, San Borja.
Horario: Lunes a sábado de 12:00 a 23:00. Domingos 12:00 a 16:00
Ticket promedio: S/.35.00 por persona.
Teléfono: 682-3285
Volvería: Una y otra vez.
Estacionamiento: Sólo si llegan temprano. En plena avenida Aviación es complicado.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Blogger on the road III (End of the trail)

Así es. Llega el fin de la ruta cargado de fotos y con demasiados kilómetros a cuestas pero sin haber comido tanto como hubiera querido. Es que si el viaje se enfoca en lo turístico...

Buffalo blogger
Buffalo wings
Uno de los filmes de terror que me provoca más aprensión es "28 days later". En los primeros minutos de la película el protagonista deambula por la ciudad de Londres totalmente deshabitada, con signos de haber sufrido una catástrofe. La situación luego se complica de una manera extraordinaria pero no les arruinaré el suspenso. Cuando llegué a la ciudad de Buffalo tuve la misma impresión. No había un alma en las calles, peor, ni siquiera había un auto circulando o un peatón esperando al bús. Felizmente apenas entro al hotel la cantidad de turistas discutiendo en la recepción me devuelve al  mundo real. Respiro con tranquilidad. Aparentemente no se ha producido un  apocalipsis zombie.

Apricot roasted turkey
Como no estaba con ánimos de husmear por "la zona fantasma" preferí cenar en el restaurante del hotel. Obvio que para comenzar elegiría las archiconocidas Buffalo Wings. No hay placer más grande que comer estas alitas con las manos para no dejar la menor brizna de carne. Si bien pedí la versión clásica el aderezo es fuerte por lo que el acompañamiento de verduras se hace necesario para rebajar la intensidad. Ahora sí puedo volver a Lima y visitar ese local que presume de hacer las mejores alitas. De "fondo" ordeno un Apricot roasted turkey (pavo ahumado, tomate, lechuga, cebolla roja con mermelada de albaricoque) Si algo me gusta de los sándwiches americanos es la cantidad de fiambre que le ponen, algo que nunca en visto en Lima. Lo que me sacó de cuadro es que se acompañaba con fruta picada ¿Fruta y cebolla cruda? No hay problema, como no tolero el sabor picante de la cebolla al natural termino prescindiendo de ella. Satisfecho, más no lleno, puedo irme a acostar. 

Al día siguiente me espera una de las mejores experiencias de mi vida pero eso corresponde a otra historia. ¿O a otro blog?

Harbour Bar queda en 120 Church Street, Buffalo.

American buffet
Vista del buffet
Cuando me avisan que la siguiente parada es para almorzar comienzo a divagar pensando en qué tipo de restaurante será el elegido. ¿Un  food court? ¿Un fast-food? ¿Un buffet? ¡Un buffet! Imposible. Hace meses que no consumo buffet a la hora de almorzar porque ya estoy hastiado de ver como me dan gato por liebre sirviendo platos recocidos y recalentados. Sin embargo, esta es una oportunidad de oro para hacerme una idea sobre la típica comida americana. Interesante, así como en el cine, uno paga para entrar al local y tiene derecho a comer y beber todo lo que uno quiera. Pequeño detalle, a diferencia de los buffets limeños las bebidas no se cobran aparte. ¿Algún día llegaremos a ese nivel?

Estación de platos calientes.
La estación de ensaladas no reviste ninguna novedad. Variedad de verduras frescas y cocidas con diferentes tipos de aderezos y toppings para que uno la prepare al gusto. Confieso que no pude resistirme a probar el aliño de blue cheese, decisión que terminaré lamentando más tarde. Ataco la estación de platos calientes y, por fin,  pruebo el famoso gravy, una salsa hecha con caldo de res, mantequilla y cebollas caramelizadas. Para los peruanos que estamos acostumbrados a bañar nuestra comida en salsas es el sueño hecho realidad. Yo me limito a seguir las instrucciones y la sirvo sobre el puré de papas, cuya blancura se debe al uso del sour cream. Todo esto acompañado de dos presas de roasted chicken que resulta un aceptable sucedáneo de nuestro pollo a la brasa.  ¿Pellejo crocante? Lo tiene. ¿Carne jugosa? Idem a la parrilla. Que falte la intensidad de nuestro ají panca y demás condimentos no le quita méritos en absoluto. Termino probando una cucharada de sus mac & cheese que se me antojan demasiado empalagosos para mi gusto.

Estación de tacos
Pero donde tuve que capitular fue en la estación de los tacos. Vine con toda la intención de armar un super taco con carne, salsa pico de gallo, queso cheddar y frijoles refritos pero cuando veo la salsa de carne con esos goterones de grasa pensé en el vegetarianismo como una opción válida para el resto de mi vida. Aunque se decepcionen algunos lectores no hubo espacio para postres. O al menos no me provocaba servirme helado de máquina, a diferencia del resto de comensales que estaban en su gloria sirviéndose tremendas porciones. Ni modo, un café (bien) americano sirvió para terminar este breve encuentro con la comida americana. Obvio que en un buffet no estarán en su mejor versión pero al menos para sacarse el clavo valió la pena.

Para saber más de esta cadena de restaurantes visiten su web: www.oldcountrybuffet.com


New York 2 - Blogger 0
Sí, tienen derecho a enojarse. ¿Otra vez en Nueva York y sin hacer una ruta gastronómica?

Nueva York, nos volvemos a encontrar
O esta ciudad no me quiere o los hados conspiran para que no hable de ella. Después de llegar al hotel luego de un agotador viaje por carretera no tengo la menor intención de abandonar la habitación. Por más que mi estómago gruña incansablemente. Peor aún, el hemisferio izquierdo de mi cerebro ejerce su dominio y me hace saber que a las 10 de la noche no estoy para recorrer aventuras. Igual tengo que comer algo diferente a las potato chips que, por muy artesanales que sean, al final no dejan de ser comida chatarra. Camino a media cuadra del hotel y encuentro un Deli, algo así como uno de esos mini market de grifo pero con un increíble surtido de productos frescos y envasados que ni en sueños tendremos alguna vez en Lima. Basta un ejemplo, encontrar los chocolates de Vosges Haut en la caja es un lujo inesperado. Me conformo con adquirir un Italian Sub (Salame, pepperoni, cappicola, provolone) y una botella de té natural Maple Leaf. Media hora después entro en el mundo de los sueños.

¿Otra vez un sub? Sí.
Al día siguiente el plan es visitar Central Park y luego el museo de Historia Natural. ¿Y los restaurantes, blogger? ¿Qué le voy a hacer? La vez anterior no pude visitar el parque de marras y no me iría sin una foto de recuerdo. Claro, luego de recorrer el parque de lado a lado me doy cuenta que encontrar el lugar adecuado para una foto es una misión imposible y, benditas sean mis Hi-Tech, sólo atino a coger un panfleto para informarme sobre los lugares más cercanos para comer. Odienme pero nuevamente termino en un Deli y comiendo un submarino. ¿Debo reseñarlo? No, la caminata me ha dejado tan cansado que sólo me importa comer lo más rápido posible para recuperar fuerzas. Sin embargo para un viajero que quiera economizar en comida y tiempo este tipo de lugares resultan un oasis. Al menos la trilogía de subs, té Pure Leaf y papas Kettle realmente me salvaron la vida.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Días de Blogger XXVI (Siempre en domingo)

Me encantan los domingos. A diferencia del resto de mortales me levanto temprano para desayunar las provisiones de mi tienda favorita: pan campesino blanco, mantequilla y mortadella con pistacho. Pero lo más importante viene a la hora de almuerzo. ¿Adónde me toca huir esta vez?

Chaxras (El blogger se escapa)
No importa que haya tráfico, jaladores o pistas desastrosas. Cada travesía a Pachacamac es un intento válido por huir una vez más de Lima y las preocupaciones mundanas.

Rollitos de cuy orgánico.
Pachacamac hace mucho que dejó de ser una zona tranquila. Después de esquivar a las chicharroneras de Lurín que persiguen a los carros trinche en mano me toca enfrentar bulliciosos jaladores a ambos lados de la carretera que intentan convencerme de entrar a cualquier local de marras. Entiendo que es su trabajo pero cuando se ubican delante del carro mi paciencia comienza a agotarse. Igual, nunca les hago caso, sigo manejando tranquilo hacia La casa de Don Cucho. Sin embargo esta vez decido seguir de largo, sólo una cuadra, para visitar Chaxras, restaurante cuya propuesta rústica en armonía con el medio ambiente parece ser lo que he estado buscando durante mucho tiempo.

Chancho al palo
Entro a Chaxras y veo el mismo tenor que hay en otros restaurantes de la zona. Amplios espacios verdes, juegos para niños, un salón al aire libre en medio de una construcción rústica con cañas de bambú y piedra. Típico ambiente campestre y acogedor, ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza.

Mi aventura empieza con la cortesía de la casa, una canastilla de panes a la leña recien salidos del horno, listos para untarles mantequilla y ver como se derrite lentamente. Una experiencia religiosa en la que tranquilamente podría detenerme pero mi responsabilidad es investigar el resto de la carta. De entrada elijo los rollitos de cuy orgánico. Es el clásico spring-roll, típico de los chifas, sólo que en lugar de verduras viene relleno de cuy con aderezo de pachamanca. Y he ahí el quid del asunto. La sazón intensa combinaría mejor con algo que refresque el paladar y no la uchucuta de queso o el cremoso de frejoles, sabores que sólo consiguen hastiarme rápido. Mejor le hubiera ido con una salsa de limón con canela china.

Pollo BB al cilindro
Como plato de fondo elijo al engreído de los educados paladares peruanos: el chancho al palo. Ciencia no hay, es el clásico corte de cerdo con pellejo crocante y parte de grasa, jugoso y bien cocido. La variación está en el acompañamiento, un arroz meloso con hongos de Porcón y tomate deshidratado. Con la cantidad de proteína agregar arroz suena descabellado y en teoría sólo consigue llenarme rápido por la razón incorrecta. La terqueda me obliga a darle otra oportunidad a las brasas con el pollo bb al cilindro. En este caso el protagonismo es del sabor ahumado de la carne antes que de la sazón exagerada que abunda en las pollerías. La  ensalada de col y lechuga aporta un toque de frescura pero las palmas son para la combinación de papas y camotitos fritos. Crocantes hasta decir basta. Un acierto.

La experiencia en Chaxras, con sus altibajos, no deja de ser atractiva. Su propuesta es un punto más sofisticada a lo que se puede encontrar en la zona, sin dejar de lado la onda orgánica/ecológica que tanta gente atrae. Hay un tema con la temperatura de los platos, quizás culpa de este frío que se resiste a abandonarnos pero igual no espretexto para que el equipo de cocina descuide ese aspecto. Para escribir una reseña completa amerita un par de visitas más. Obvio, primero que cambie el clima.

Chaxras queda en Calle 8 s/n Pachacamac. A media cuadra de La Casa de Don Cucho.
Ticket promedio: S/.70.00 por persona.
Volvería: Sí,quiero sacarme el clavo con otros platos de la carta.


Los Bachiche (Todo queda en familia)
Ponerme de acuerdo qué restaurante visitar en familia puede ser todo un reto. Peor aún cuando descubro que son más exquisitos que yo.

Ossobuco milanese
Al igual que sucedió la semana pasada mi hermano me llama pocos minutos antes de salir a almorzar para saber cuál es mi destino. Como el restaurante elegido queda cerca a su casa literalmente se sube al coche y decide acompañarme. Vamos, no me cuesta nada manejar hasta Miraflores a una hora en que la gente recien vuelve de hacer sus compras dominicales. Ventajas de ser un blogger cuadriculado.

Llegamos a Bachiche y encontramos mesa (y estacionamiento) sin problemas. Comenzamos con unas empanadinas rellenas de cerdo y polenta. Masa horneada, relleno generoso. ¿Debo pedir algo más? Sí, conforme voy avanzando con la porción aparece un terror de mi infancia: la aceituna negra ¿Mamá, te la comes?

Linguini al vongole
Pero vamos a lo importante. El reto de los platos de fondo comienza con los linguini al vongole. En este plato no hay ciencia, si se procesan y saltean correctamente los vongole el resto es mero trámite. No me explico entonces porque a pesar de llevar otros ingredientes le falta la intensidad de los mariscos. Peor, cedo a la tentación de usar el queso parmesano que muy solícitamente ofreció el mozo. 

La pizzeta de masa super delgada y ligera es una prueba de optimismo, aunque en este caso cometo un error de comprensión de lectura. La masa es tan delgada como una oblea y la capa de pesto es ínfima, el queso está desperdigado en pequeños montoncitos coronados por uno que otro tomate deshidratado. Visualmente no se ve muy apetitoso y tampoco hay manera adecuada de comerla porque cualquier intento termina quebrando la pizza en trozos desiguales. Mi hermano, carnívoro como él solo, ordena el ossobuco con risotto al azafran. Me deja gorrear un poco de su plato y descubro una carne que se deja comer sin cuchillo, a ese punto que se deshilacha sola. Además el risotto de sabor ligero para no quitarle protagonismo a esa salsa resultado de una larga cocción. Va y pasa.

Chorreadini
El postre llega por solicitud expresa de mi hermano. Quería dejarlo elegir a su gusto pero me acordé que una amiga me había planteado un reto y subrepticiamente lo convenzo para que escoja el chorreadini, clásico souffle de chocolate con centro líquido. Ya soy un veterano en esta lides para emocionarme cuando llega a la mesa pero apenas veo el helado se activa mi séptimo sentido. ¡Puntos de vainilla! Esto debe ser realmente bueno. No, es aún mucho mejor cuando lo pruebo y descubro el toque amargo que le da el chocolate de alto porcentaje. Pero tampoco está exento de errores. Cuando clavo mi cucharita no hay chorreo de chocolate que valga. ¡Que mal! ¿Dónde quedó el nombre entonces? Además la decoración tan austera le hace flaco favor al postre. Podrían hacer algo más prolijo con algunos frutos rojos o almendras en tajadas.

Han pasado nueve meses desde mi última visita y me encuentro con una versión de Los Bachiche. El salón tiene una nueva disposición, la atención de los mozos fue muy correcta y la experiencia me deja buen sabor de boca. Perfecta no fue, pero intuyo que hubo algo de mala suerte y también de expectativas. (Vamos, nadie puede competir contra los vongoles de Trattoria Dei Prati) Antes que termine el año debo volver. Eso sí, haciendo uso de mi descuento Mundosueldo.

Los Bachiche queda en La Paz 1025, Miraflores.
Ticket promedio: S/.70.00 por persona.
Volvería: Sí. Hay platos para todos los gustos y bolsillos

domingo, 6 de septiembre de 2015

Lima Food Week (33 razones para ahorrar)

Créditos: limafoodweek.com
Escribir un blog de gastronomía no es labor que deba tomarse a la ligera. Hay que mantener un ritmo de publicación adecuado para no quedarse sin material  y caer en el facilismo de replicar notas de prensa. También evaluar cuidadosamente las invitaciones para no convertirse en un connglomerado de publirreportajes. Y, lo más importante, el factor económico. Este blog no recibe ningún tipo de financiamiento y cuando puedo hago uso de los descuentos que ofrecen bancos u otras empresas. Pero en los ultimos había escuchado sobre una promoción que permitía visitar varios restaurantes a precios módicos. Y cuando a mi correo llegó una invitación...

Lima Food Week nos trae la oportunidad de visitar un menú de tres tiempos, diferente para almuerzo o cena, en diversos restaurantes. Es el sueño hecho realidad de cualquier foodie siempre y cuando tengan en cuenta que es un menú expresamente preparado para la ocasión. No piensen que van a aprovechar todos los platos de la carta o que les van a servir langosta. Entre los restaurantes que me dieron a elegir me incliné por Quimera. Tanto por curiosidad como por la recomendación de una buena amiga.

Germinación
Como siempre llego a la hora de la reserva, anuncio que haré uso de la promoción y el mozo se muestra cortés y asequible. Según me habían contado algunos seguidores del blog en algunos restaurantes el personal de salón suele actuar con desinterés apenas escucha la frase "Lima Food Week". Este no fue el caso, me explicaron pacientemente las opciones que podía elegir y lo que debía pagar aparte. Para comenzar traen una bandeja de panes hechos en casa, tal cual se espera de un restaurante de hotel. De los acompañamientos me intriga la presencia de la mermelada de sanki. Deliciosa y toda una novedad pero hubiera esperado verla en un desayuno antes que en un almuerzo. La mantequilla de cacao con nibs y una crema de sachatomate son otras opciones que me dejaron muy satisfecho. 

Comienza mi visita con la Germinación, un tabouleh de cereales andinos con tartar de prosciutto. Me recuerda a un plato que encontraría en un restaurante vegano lo cual no es un defecto, al contrario es ideal abrir el apetito con algo ligero y saludable. Es más, deberían prescindir del prosciutto cuya presencia era mínima, imagino por un tema de costos. Pero el quid del asunto está en la presentación. No arruinaré la sorpresa, tienen que ordenarlo para que entiendan de lo que hablo. Pruebo tambien unas navajas de lomo que resultan ser el clasico tartar de res. La diferencia es que viene ya servido en unas tostadas de pan rústico. Yo prefiero servirme (y aderezar) el tartar a mi gusto aunque no negaré que este cumplió con mis expectativas.

Salmón infusionado
Llega el momento de los fondos. Primero un magret de pato reposado en hierbas del Ande. El plato viene cubierto con una cúpula de vidrio que al destaparse suelta el aroma a hierbas andinas. El pato está cocido adecuadamente y el ahumado es el "twist" que no he visto antes en otros restaurantes. Los acompañamientos sólo hacen acto de presencia sin mayor virtud que destacar. El salmón infusionado en toronjil y hierbaluisa es un plato que funciona dentro de su simpleza. La salsa de azafrán se integra adecuadamente con el pastel de papa pituca y me deja un buen sabor de boca.

El cierre del almuerzo viene en forma de un coulant de cacao piurano, el clásico bizcocho de chocolate con centro líquido. Si bien es una receta harto conocida en los restaurantes peruanos su preparación implica un riesgo pues al menor descuido en el tiempo de cocción se puede echar a perder. Se los dejo de tarea a ustedes cuando visiten este restaurante.

Para escribir una reseña completa sobre Quimera es necesario volver y ordenar los platos a la carta. Para darme una idea del Lima Food Week es más que suficiente. La experiencia resulta satisfactoria si uno quiere conocer diversas propuesta de restaurantes a un costo mínimo. A ustedes, estimados seguidores les dejo algunas recomendaciones. No se dejen deslumbrar por el nombre del restaurante y analicen pacientemente cada oferta para no llevarse sorpresas desagradables. Asimismo lean todas condiciones de la promoción para que luego no hayan malos entendidos. Y también llamen con la debida anticipación porque las reservas vuelan en los restaurantes más caros. Guerra avisada...

Quimera queda en Av. Guardia Civil 727, San Isidro.
Para tener más informacion acerca del siguiente Lima Food Week pueden hacerse seguidores de su página en FB.