"En la antigua Italia La Locanda era la posada de la Edad Media donde los viajeros se detenían a descansar y restaurarse". Así dice en la primera hoja de la carta de este restaurante. Y para el blogger, que siempre busca un lugar para desconectarse y olvidarse de las preocupaciones mundanas, La Locanda es como un oasis en el desierto. Si alguien pensó que luego de la debacle del Perroquet no volvería por un restaurante de hotel pues aquí les dejo un post en el que las palabras de elogio no serán suficientes. Más que un restaurante es un lugar donde podrán vivir una experiencia gastronómica sin igual.
El almuerzo empezó con la clásica canastilla de panes en las siguientes variedades: pesto, tocino, focaccia, ciabatta, tomate y los clásicos crisinos a las finas hierbas. Vienen acompañados de tres tipos de salsa: hinojo con queso crema, berenjena y tomate rústico. La focaccia acompañada del tomate rústico se merecería un párrafo aparte, el pan crocante remojado en una salsa muy suave de tomate me recordó a esos momentos cuando de niño mi mamá me "regalaba" la olla con los restos de la salsa del asado para untar mi pan francés. Algo tan simple pero tan delicioso, pero justo en los detalles está la oportunidad de marcar la diferencia.
Después vino un brasado de tira marinado en Barolo acompañado de puré de papa al mascarpone con cipollini, zanahoria y espinacas. Es un corte de asado de tira sin los dos huesos de los extremos, marinado en vino y finas hierbas y luego cocido lentamente al horno. El resultado, un corte de carne de una textura extraordinariamente suave, muy parecido al ossobuco porque no se necesitaba cuchillo para cortarla. Comer un poco de puré mezclado con el jugo de la carne me supo a gloria porque tenía esa sabor concentrado que sólo puede conseguirse tras varias horas de cocción. El detalle de los tallos de ciboulette fritos fue el toque especial de sabor y decoración que necesitaba el plato.
Como segunda opción probé un tournedos de lomo en salsa pachamanca con crema de rocoto acompañado de papa huayro con tocino y cebolla al horno. Tournedos es un corte de lomo especial con el que se consigue un filete perfectamente redondo (Gracias wikipedia). Puntos a favor del plato, el sabor concentrado de la salsa pachamanca y la crema de rocoto. Segundo punto a favor, las papitas huayro, esas papitas arenosas servidas con cáscara, que yo considero un verdadero patrimonio nacional. En cuanto a la carne de sabor estuvo cumplidora pero el punto de la carne quizá no fue el apropiado. Es difícil hallar la cocción ideal porque depende mucho del gusto de cada comensal y del criterio del chef. En todo caso lo mejor es ser explícito al momento de pedirlo.
Para el momento de los postres comencé con un tiramisú con savoiardi marinado en expresso y marsala con una crema de mascarpone. Sé que siempre exagero con los superlativos pero cuando me sirven un postre así, las palabras quedan cortas. No fue el sabor, no fue la presentación exquisita, no fue la calidad de los ingredientes, es el conjunto de todo esto lo que me dejó impresionado. Y es lo que uno siempre va a esperar de un hotel cinco estrellas, que vayan más allá de la perfección. La crema de queso extremadamente suave, el toque de café expresso y de marsala suficientementes ligeros para complementar el postre, las biscotelas remojadas, la decoración. Después ordené un trío de mousses (praliné, maracuyá y fresa) presentados en tulipa y servido con salsa de chocolate. Si alguién pensó alguna vez que la fresa y el maracuyá son frutas ácidas es que no han probado este mousse. Las tulipas me recordaron a mis épocas infantiles cuando comía esos barquillos que vendían en el parque Salazar. La presentación es suficiente, este postre se vende solo y no necesitaba más acompañamiento que el botón de crema chantilly.
Para terminar el almuerzo debo recomedarles que pidan una infusión de Eilles. Es una marca de infusiones producidas en Alemania y que sólo puede encontrarse exclusivamente en el Swissôtel. Tienen ocho exquisitas variedades de té que van desde el té de hoja tradicional, mezcla de Ceilán y Sur -India hasta un delicioso té de frutos rojos que combina el sabor de las manzanas con saúco, crema de fresa y frambuesa entre otros ingredientes.
El almuerzo empezó con la clásica canastilla de panes en las siguientes variedades: pesto, tocino, focaccia, ciabatta, tomate y los clásicos crisinos a las finas hierbas. Vienen acompañados de tres tipos de salsa: hinojo con queso crema, berenjena y tomate rústico. La focaccia acompañada del tomate rústico se merecería un párrafo aparte, el pan crocante remojado en una salsa muy suave de tomate me recordó a esos momentos cuando de niño mi mamá me "regalaba" la olla con los restos de la salsa del asado para untar mi pan francés. Algo tan simple pero tan delicioso, pero justo en los detalles está la oportunidad de marcar la diferencia.
Después vino un brasado de tira marinado en Barolo acompañado de puré de papa al mascarpone con cipollini, zanahoria y espinacas. Es un corte de asado de tira sin los dos huesos de los extremos, marinado en vino y finas hierbas y luego cocido lentamente al horno. El resultado, un corte de carne de una textura extraordinariamente suave, muy parecido al ossobuco porque no se necesitaba cuchillo para cortarla. Comer un poco de puré mezclado con el jugo de la carne me supo a gloria porque tenía esa sabor concentrado que sólo puede conseguirse tras varias horas de cocción. El detalle de los tallos de ciboulette fritos fue el toque especial de sabor y decoración que necesitaba el plato.
Como segunda opción probé un tournedos de lomo en salsa pachamanca con crema de rocoto acompañado de papa huayro con tocino y cebolla al horno. Tournedos es un corte de lomo especial con el que se consigue un filete perfectamente redondo (Gracias wikipedia). Puntos a favor del plato, el sabor concentrado de la salsa pachamanca y la crema de rocoto. Segundo punto a favor, las papitas huayro, esas papitas arenosas servidas con cáscara, que yo considero un verdadero patrimonio nacional. En cuanto a la carne de sabor estuvo cumplidora pero el punto de la carne quizá no fue el apropiado. Es difícil hallar la cocción ideal porque depende mucho del gusto de cada comensal y del criterio del chef. En todo caso lo mejor es ser explícito al momento de pedirlo.
Para el momento de los postres comencé con un tiramisú con savoiardi marinado en expresso y marsala con una crema de mascarpone. Sé que siempre exagero con los superlativos pero cuando me sirven un postre así, las palabras quedan cortas. No fue el sabor, no fue la presentación exquisita, no fue la calidad de los ingredientes, es el conjunto de todo esto lo que me dejó impresionado. Y es lo que uno siempre va a esperar de un hotel cinco estrellas, que vayan más allá de la perfección. La crema de queso extremadamente suave, el toque de café expresso y de marsala suficientementes ligeros para complementar el postre, las biscotelas remojadas, la decoración. Después ordené un trío de mousses (praliné, maracuyá y fresa) presentados en tulipa y servido con salsa de chocolate. Si alguién pensó alguna vez que la fresa y el maracuyá son frutas ácidas es que no han probado este mousse. Las tulipas me recordaron a mis épocas infantiles cuando comía esos barquillos que vendían en el parque Salazar. La presentación es suficiente, este postre se vende solo y no necesitaba más acompañamiento que el botón de crema chantilly.
Para terminar el almuerzo debo recomedarles que pidan una infusión de Eilles. Es una marca de infusiones producidas en Alemania y que sólo puede encontrarse exclusivamente en el Swissôtel. Tienen ocho exquisitas variedades de té que van desde el té de hoja tradicional, mezcla de Ceilán y Sur -India hasta un delicioso té de frutos rojos que combina el sabor de las manzanas con saúco, crema de fresa y frambuesa entre otros ingredientes.
La Locanda es un restaurante que va mas allá de lo gastronómico y que yo eligiría como un sitio para celebrar ocasiones muy especiales en pareja o en familia. Les recomiendo ir fin de semana porque de lunes a viernes es bastante visitado por los ejecutivos de la zona financiera. El fin de semana tiene un ambiente más tranquilo y podrán disfrutar de un atención personalizada. Los precios son elevados pero justifican completamente el ambiente elegante, el servicio excelente y la calidad de la comida. La Locanda hace honor a su nombre, un lugar único en todo Lima para descansar y restaurarse.
La Locanda queda en Vía Central 150, San Isidro.
Horario: Lunes a domingo de 12:30 a 3:30 p.m y de 7:00 a 11:00 p.m.
Ticket promedio: S/.100 por persona.
Teléfono: 421-4400
Volvería: Siempre. Es mi restaurante favorito.
10 comentarios:
Imagino que es imprescindible hacer una reservación para no llevarse el chasco de encontrarlo lleno y no poder entrar.
Estimada Gabriela
En este tipo de restaurantes siempre es recomendable hacer una reserva. Y te comento, desde el momento que te la toman puedes notar la excelencia en la atención.
Saludos
Hola Renzo,
En el próximo regreso a Lima, el Swissôtel será un lugar obligado a ir.
Por supuesto, quedas invitado desde ya.
Muchos saludos.
Mi estimado Renzo: me quedo con el asado de tira y con la infusión.
Un abrazo.
Estimada Cris
Ten por seguro que será un duelo de invitaciones porque hay un restaurante en el ya tienes una reserva a tu nombre.
¡Saludos!
Estimado Cyrano
Déjame decirte que es una extraordinaria selección.
Saludos
Un lujo todo lo que describes, es que el Swissôtel se toma las cosas en serio. La hora del lonchecito y los eventos son siempre de primera.
ya falta poco...
Al recibir la invitacion en la Locanda por mi cumpleaños, me quede sin palabras por que el lugar es super acogedor y la atención espectacular. Es mas que cinco estrellas y el lugar es super tranquilo y se siente que nadie existe y que la atención es para ti.
Buena reseña Renzo
Besos
Ll
Katia
Muy acertado tu comentario. En el Swissôtel se respira la cultura suiza en todos los aspectos.
Perfección suiza al máximo nivel.
Saludos
Estimada Ll.
Felicitaciones. Debes ser una persona muy estimada para que hayas recibido una invitación así.
La Locanda está excelentemente posicionada.
Saludos
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