Baby Blogger. =) |
1.El primer post no fue de comida
Confieso que la primera vez que me animé a escribir algo fue en el colegio. Me habian dejado de tarea escribir dos cuentos, uno con elementos reales y otro de ciencia ficción. El primero trataba de un justiciero que llegaba a un barrio para pelear contra una gavilla de delincuentes. El segundo era la historia de un tiburón gigante que iba a destruir un pueblo pero al final era aniquilado por una flota de barcos. (¿Qué imaginación la mía, no?) Le debo las gracias a mi profesora Abdalú Belaúnde por haberme animado a leerlos delante de toda la clase.
Pero antes de ella estuvo Claudia Mera, la disciplina hecha profesora, que nunca me perdonó ni una coma ni un acento. Todavía me acuerdo como hizo escarnio de un compañero que no había hecho la tarea porque en su casa se había cortado la energía eléctrica. Ella muy suelta de huesos le recriminó "¿O sea usted llega a su casa a las 3 de la tarde y todo son tinieblas? ¡4 de la tarde y tinieblas!". En secundaria llegó la profesora Laura Cohn quien sentenció mi destino con una frase muy jocosa: "Renzo es inteligente pero es payaso" Todo porque en un examen escribí mis respuestas correctas pero a propósito con tan mala letra que luego me bajó un punto por desordenado. Desde acá mi agradecimiento eterno a mis profesoras de lenguaje por haberme guiado a este camino.
2.El blogger aprende a cocinar
Mi primer intento infantil de hacer tallarines a lo Alfredo terminó con la mitad del huevo en el suelo y la mitad de la cáscara en la olla. Tiempo después me aficioné a preparar pudines de sobre (Increíble, hace más de quince años que no como uno). Al final me nombraron experto en preparar pan de plátano, una receta demasiado simple pero que hacía sonreír a la gente que lo comía. Claro que hasta ahora se me hace un mundo tamizar la harina.
Sin embargo fue un suceso más complejo el que me hizo aprender los secretos de las ollas. Con la asesoría de mi madre tuve que hacerme cargo de la cocina de mi casa. Poco a poco fui familiarizándome con los aderezos, con la salsas, con los tiempos de cocción. Quizá me equivoque pero el primer plato que cociné "seriamente" fueron una lentejas de lunes. Luego vinieron el estofado, el adobo y varios platos de la comida casera. Con el tiempo adquirí mi propia sazón (aunque a veces se me va la mano) y ahora cocino por mi cuenta pero teniendo a la mano el tradicional cuadernito de recetas. Gracias mamá por enseñarme a cocinar, aunque hasta ahora no me revelas los secretos de tu asado casero.
4 comentarios:
¿Ese bebé eres tú? Por fin el blogger muestra la cara y no la esconde tras efectos digitales.
Ojalá tus profesoras puedan leer las palabras que les dedicas. Seguramente se pondrían muy contentas.
Estimada Gabriela
Así es. Ese robusto bebé soy yo. ¿Verdad que soy adorable?
Mis profesoras de lenguaje y literatura son lo máximo. Ojalá supieran a que me dedico porque la verdad les perdí el rastro.
Saludos
Vaya, se nota que desde bebé te gustó comer, se te ve taaaaan saludable...ja,ja,ja..
Me encantó tu post, sobre todo lo que escribiste de tus profesores, es curioso como después de que uno sale del colegio se da cuenta lo que ellos hicieron por nosotros.
Estimada MVD
Así es. La verdad siempre le tuve mucho cariño al curso de lenguaje, salvo cuando criticaban mi letra. =)
Este post da para una segunda parte pero eso será más adelante. Aún queda mucho por contar...
¡Saludos!
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