domingo, 1 de junio de 2014

La Gastrónoma (¡Vamos de compras!)

Vanessa Huet (¿Se acuerdan de la bloggera canadiense?) me dijo: "Si no has ido a La Gastrónoma no has visto nada aún". Confieso que sabía de la tienda por algunos reportajes que le habían hecho en medios pero no planeaba visitarla en el corto plazo. Sin embargo Vanessa no se quedó tranquila y conversó con la dueña quien amablemente accedió a recibirme para contarme un poco más acerca de su propuesta.

Vista del mostrador
Sabrina Chávez vivió enamorada de la comida desde que era niña. Como en toda familia tradicional ella disfrutaba de las recetas caseras que preparaba la abuela. Al terminar su carrera de psicología trabajó algunos meses pero sentía la inquietud de hacer algo más y partió a Italia en busca de nuevos horizontes. Ella estudió un Máster en Gastronomía y Turismo en el marco del slow-food. Como sabrán este es un movimiento que busca difundir entres los consumidores el respeto a lo tradicional, lo orgánico y la biodiversidad. Cuando uno está debidamente informado puede escoger productos saludables y de calidad diferenciada y no prodcutos de consumo masivo (Gracias Wikipedia).  ¿Se imaginan conocer a un agricultor que prefiera no sacar su producto al mercado a vender algo de inferior calidad? Es difícil creerlo pero sí existen.

Tortilla española, pan artesanal, aceite de oliva
Sabrina comenzó importando vinos de producción limitada para restaurantes conocidos pero vio que podía dar un paso más. Junto a su socia Bárbara Bocci decidieron abrir La Gastrónoma, un pequeño rincón miraflorino donde vender productos de alta calidad. Atención, no se trata sólo de ofrecer productos importados por doquier, también apoya a marcas peruanas (cervezas, quesos, aceite de oliva, etc.) siempre y cuando la calidad esté de acuerdo a sus niveles de exigencia. Allí está la clave, pues a diferencia de los supermercados que sólo están enfocados en ver cuanto pueden marginar del precio final, Sabrina vende sólo productos que ella misma consumiría. Me hace recordar a uno de mis restaurantes favoritos donde el dueño afirmaba: "Nosotros cocinamos como si fuera para nosotros mismos"

Vino italiano La Mora Barbera Di Asti
Mientras conversábamos Sabrina me sirvió una copa  de La Mora Barbera D'Asti, un vino italiano DOCG que tiene una producción limitada y se produce bajo estándares muy estrictos (cosecha manual, no clarificado, se embotella en la misma viña) para asegurar que el vino mantenga su sabor genuino. Para mí que cada vez estoy más involucrado en el mundo de los vinos fue casi una epifanía. Luego me invitó uno de sus productos estrella: la mermelada artesanal de limón y pétalos de rosa sobre pan tostado de los 7 Enanos. Para todos aquellos que por culpa del tiempo nos vemos obligados a desayunar mermeladas industriales es una excelente alternativa. Dato, si quieren experimentar un placer culposo pidan también una porción de queso manchego. Esa combinación de sabores sólo la había probado antes en el Luxury Brunch de La Locanda, imagínense la comparación. Que lujo.

Luego me mostró orgullosa la variedad de productos que tenía. ¡Por fin encontré los panes de los 7 Enanos! No me cuesta trabajo confesar que se me hacía un mundo ir hasta Chorrillos para conocer la panadería ecológica de Norbert Bloch (el maestro de Jhonatan Day, háganse la idea como serán esos panes) y ahora los tengo al alcance de la mano. Para los aficionados a la cocina italiana hay aceite de oliva orgánico, pomodoro artesanal y pasta italiana. Si quieren armar una tabla para acompañar un vino tienen jamón de bellota, chorizo ibérico así como quesos importados y nacionales (Parmigiano, gorgonzola, manchego, ayasino de Vacas Felices, La Cabrita y no paro contar...) Y como no podía faltar un postre también hay un estante con chocolates peruanos orgánicos (Xocolatl, Amazona y Chaqchao, una marca que el blogger no conocía) De tarea les dejo a ustedes evaluar las infusiones naturales. Está garantizado que encontrarán algo a su gusto.

Sándwich de pesto casero, tomate, queso de cabra
Si bien en La Gastronóma la experiencia está más enfocada en comprar-para-llevar pueden ordenar algunas opciones para picar. Durante la semana regresé intrigado por algunos productos que había visto en el mostrador. La tortilla española hecha con huevos de corral estuvo impecable tal cuál se esperaba viniendo de la mano de un chef español. La cebolla caramelizada, el punto de cocción correcto  y servido con tomate confitado, aceite de oliva y pan tostado. Para continuar pedí un sándwich caliente de chorizo ibérico con queso ahumado de cabra. Como siempre digo, si los insumos son buenos no hay ciencia, el resultado final tiene que ser óptimo. Las comparaciones son odiosas pero ni siquiera el sándwich más caro de cierta cafetería con nombre de santo le podría hacer la competencia. Aún así, Sabrina no quiso dejarme ir sin que también probara el sándwich de pesto con tomates confitados. Vale la pena indicar, el pesto lo hace ella misma con una receta casera. Después de probarlo considero que inconscientemente ha creado un homenaje a los tallarines verdes, su plato favorito cuando era niña.

Visitar a La Gastrónoma es una tarea ingrata porque da ganas de comprar todo lo que uno ve en los estantes. Después de cada visita yo terminaría en la quiebra pero feliz por haber adquirido los productos escogidos por alguien que sólo cree en la calidad de lo que ofrece. Y lugares así hay muy pocos en Lima.

La Gastrónoma queda en Libertad 439, Miraflores.
Horario: Martes a sábado de 11:00 a 20:00. Domingos de 8:00 a 14:00
Volvería: Sí. Hay varios productos que tengo marcados.
Estacionamiento: No. La alternativa sería utilizar la playa de Wong.

1 comentario:

Gabriela dijo...

No conocía de este lugar, pero es una buena opción que me dejó con ganas de dar una probada.