domingo, 15 de febrero de 2015

Chicago VIII: La valentía del blogger

Fachada de Lao Sze Chuan
Si tuviera que escribir sobre mis aventuras con el picante extremo podría evocar tres experiencias memorables. Una vez en casa de una amiga, su mamá no tuvo mejor idea que preparar salsa huancaína con un toque de rocoto. El picante infernal me hizo olvidar que estaba mal de salud y la consumí feliz de la vida con las papas serranitas que sirvió. También recuerdo otra ocasión cuando me trajeron un chilcano de pescado y por hacerme el creativo le agregué una rodajita de ají limo. Suficientemente picante para darme una idea a qué sabe el fuego líquido. La última experiencia fue en el Four Seas International House cuando me enfrenté con el lado más duro de la comida de Sichuán: cacerola de pescado con ají chino. Mi amiga se tomó el trabajo de separar los ajíes pero yo me hice el valiente y probé un trocito. Santo remedio para el complejo de demostrar que uno lo puede comer todo. Sin embargo nada me había preparado para lo que iba a experimentar en Lao Sze Chuan. ¿O sí?

Vista del salón
Tal como mencioné en el post anterior cuando fui a la estación del metro recibí ayuda. Ya había revisado en Google Maps y tenía claro como llegar a Chinatown aunque el temor de visitar una zona por primera vez siempre está presente. Pero no se preocupen, al final del post les dejaré las indicaciones necesarias para ubicar el restaurante de marras.
Cuando llegué al local me encontré con una puerta cerrada. ¡No puede ser! ¡Tanto planear la visita para que el restaurante no atienda en ese horario! Ya me iba a retirar desanimado cuando la Providencia me  dijo: "Blogger. ¿y si estás viendo la puerta de servicio?" ¿Qué le vamos a hacer?. A veces puedo ser realmente distraído. Apenas entré me senti como si estuviera en un chifa al paso de Lima. Ambiente sencillo, sillas de plástico y una inmensa carta en chino con subtítulos en inglés lista para que yo empiece mi aventura.

Szechuan Smoked Tea Duck
De cortesía pusieron en mesa una platito de col picada en juliana. Intuí que sería como el piqueo frío de Four Seas International House pero cuando sentí la presencia del picante en boca algo me dijo que en este restaurante no se irían por las ramas cuando de servir comida tradicional se trata. Comencé con los Pork Pot Stickers, dim-sum muy parecido a las gyozas japonesas, primero se fríen para sellarlo y luego termina de cocerse al vapor. No hubo sorpresas pero me alegra un relleno generoso y bien preparado. El mundo de los dim-sum es todavía terreno ignoto para mí sabiendo que en Lima no está muy difundido entre los comensales peruanos que no suelen (solemos) aventurarnos más allá del wantán frito o el siu-mai.

Continué como plato de fondo con el Szechuan Smoked Tea Duck. Pequeña decepción, la piel no estaba tan crocante como manda la receta. Digo pequeña nada más porque la textura y el sabor de la carne eran impecables. El punto de cocción correcto aseguró que la carne estuviera suave. Ni siquiera fue necesario acompañarlo con la salsa del horneado por el sabor tan intenso. Punto aparte para el aroma a té del plato tal cual se esperaba. Me he quedado con el clavo e investigaré si puede encontrarse en Lima pues si bien lo probé hace varios años en el O-Mei dudo que estuviera a este nivel.

Chef Special Dry Chili Chicken
Luego vino la prueba de fuego, literalmente hablando: el Chef Special Dry Chili Chicken.  Cuando el plato llegó a la mesa y vi esos ajíes de color rojo intenso se me hizo un nudo en la garganta. Créanme, el plato en sí no es gran cosa, al final trozos de pollo crocante se pueden encontrar en cualquier esquina. El factor decisivo es la presencia del ají que lo convierte en el plato más picante que he probado en toda en mi vida. Por más que comía una cucharada de arroz por una de guiso para rebajarlo era imposible no resoplar con cada bocado. Ok, me ganaron la partida y realmente me la pasé el resto del día comiendo yogur y tomando agua helada pero cumplí con mi obligación de blogger. Y ciertamente lo volvería a consumir pues fue un placer infernal.

Chengdu Glutinous Rice Balls
No hay almuerzo sin postre y en este caso cualquier opción hubiera sido suficiente para apagar el incendio que tenía en la boca. Sin embargo estas bolas de arroz glutinoso rellenas de ajonjolí negro no resultaron tan dulces como pensaba. Quizá el tema es que uno viene con el "chip" de los postres peruanos que, dejémonos de chauvinismos, a veces son realmente empalagosos. Quizá lo que me hizo más difícil terminarlo fue la salsa de vino que lo acompaña pues el alcohol es demasiado intenso. En cuanto a la atención no esperen milagros, ya es suficientemente difícil hacerse entender en otro idioma pero como los platos están numerados pueden utilizar ese recurso para salir del paso.

Para llegar a Chinatown tomen la Red Line y bájense en la estación Cermak. Caminen en dirección contraria al arco para llegar al Boulevard. Al final de este se encuentra Lao Sze Chuan. Hay tiendas de productos chinos que pueden visitar pero no se muestran muy amables con los turistas. En fin.

Lao Sze Chuan queda en 2172 Archer, Chicago.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Algo que no como ni aunque me obliguen es ají. Eso sí que no pasa por mi garganta. La frase "no pica nada" quiere decir que sí pica y que el catador se las quiere dar de valiente. La clave es "no tiene ají". Respeto los gusto de todos, pero no entiendo qué sentido tiene agregar una sustancia tan urticante que hace que el sabor del resto de la comida desaparezca para convertirse en algo desagradable.
Ahí sí que no, del ají, paso. Gracias.