domingo, 15 de marzo de 2015

La Fiorentina (Pasión por el helado)

Cuando era niño y en mi familia quería comer helados siempre íbamos al local de Alpha en Miraflores. Creo que invariablemente siempre escogía el sabor guanábana pero en mis recuerdos aparece uno llamado Sol y Sombra cuya composición nunca me preocupé en averiguar. Luego de su desaparición viví tiempos oscuros en los que consumía la marca del sol rojo y sus mezclas llenas de saborizantes y colorantes. Si bien en los últimos años mis gustos cambiaron y me aficioné a los helados Häagen Dazs me sentía en la obligación de buscar un producto cuya producción no sea masiva. Hasta que un día mi papá, que siempre se afana en descubrir nuevos lugares para el blog, me llevo a la Fiorentina. (“Hijo vas a comer un helado riquísimo”) Coincidencias de la vida, a la semana recibí un correo donde me invitaban a visitar la heladería y conocer a los dueños.

Cuando era niño Carlos Casassa trabajaba en la panadería de sus padres preparando helado con la receta familiar. Esta labor le producía mucha satisfacción y soñaba algun día con tener su heladería propia. De adulto se dedicó al cultivo de uva pero conforme fueron pasando los años decidió retirarse.  Urbanizó el terreno y con el capital y decidió hacer realidad su anhelo de niño. Pero, siguiendo su manera de pensar, para hacer algo bien hay que prepararse. Comenzó desde cero adecuando la infraestructura de un local con todos los requerimientos necesarios para una fábrica artesanal de helados, compró maquinarias importadas y junto a su esposa Zaida Ortega llevaron todos los cursos de heladería que pudieron encontrar. Es así que un 5 de febrero, con parte de la familia ayudando en el counter, abrieron las puertas de La Fiorentina.

Antes que me lo pregunten les contaré que el nombre de está relacionado con la herencia de su familia italiana. Don Carlos habla italiano y genovés, come todos los días al estilo italiano y por eso buscaba un nombre que represente sus orígenes. Nada mejor que Florencia, una de las cunas mundiales del arte y la arquitectura. Si lo pensamos bien, ¿hacer helado no sería un arte? Y quien mejor que los italianos, de los que he escuchado son los mejores del mundo en ese rubro?

¿Cuál es la clave de esta heladería? El helado es totalmente artesanal, hecho con la receta básica de leche, crema de fruta y azúcar. No utilizan saborizantes o colorantes de ningún tipo. Tampoco agregan insumos para "inflar" el helado, recurso utilizado por otras heladerías para obtener mayor rendimiento. Incluso para algunos sabores se utilizan pastas italianas (nocciola, menta, amarena) de máxima calidad.

Helado de amarena
Pero llega el momento más esperado: tengo a mi disposición todos los sabores de helado para probar. Obvio que comienzo con sus especialidades: el helado de kión con el sabor tan intenso de esta raíz más no ese picante que nos hace odiarlo cuando lo encontramos en el chifa. Luego el de ají que, y me copio la expresión de un comensal emocionado, parece una crema a la huancaína helada. Es tan bueno que algunos restaurantes gourmet lo adquieren para incluirlo en sus platos. Sigo con el de mora, un sueño hecho realidad para los fans de los frutos del bosque. Ojo que los fines de semana tienen el helado de pisco sour, que viene a ser nuestro cóctel popular congelado. Aunque faltaba la prueba de fuego para que el blogger de su visto bueno final: el de chocolate, hecho con cobertura nacional al 70% de puro cacao orgánico. Las palabras están demás.

Paletas de fruta
Sin embargo todavía faltaba probar el arma secreta de La Fiorentina: las paletas de fruta. Aclaración: no confundir con las infames (y populares) paletas de agua hechas con saborizantes y colorantes. Estas se hacen con la misma mezcla del helado en una máquina que diseñada por Don Carlos y fabricada por un experto en el Perú. He ahí al diferencia pues cuando una la come siente un sabor cremoso antes que a un refresco. La de tuna puede ser una revelación para los fans de esta fruta. Sigo con la “cielo azul” hecha a partir de una mezcla especial de vainilla y que tiene una historia muy divertida. Cuando estaba evaluando comprar insumos Don Carlos pensó que el color turquesa sería muy atractivo para los niños pero no se sentía muy convencido. Por su cuenta decidió cambiar el sabor agregándole su toque personal. Semanas después el creador de esa vainilla visitó el local y no pudo reconocerla. Queda para la intriga saber cuál fue aquel ingrediente secreto.

Helado de ají
Me retiro de La Fiorentina alegre de haber encontrado un lugar donde todavía se respira la pasión por el producto. No me cuesta trabajo decir que en los últimos meses he probado varios helados artesanales en los cuales he encontrado más fama por marketing antes que por sus virtudes. Está claro que cualquiera puede hacer negocio pero cuando se vive una pasión a diario para ofrecerla a los demás el resto es silencio. Queda como tarea pendiente probar en una siguiente visita sus cremoladas y milkshakes. No me puedo despedir sin agradecer al señor Carlos Casassa y a su esposa Zaida Ortega por haberme recibido en su segunda casa. Ya tienen un nuevo fan.

La Fiorentina queda en Jirón Colina 580, Surquillo.
Horario: Lunes a sábado de 11 a.m. a 8 p.m. Domingo de 10 a.m. a 7 p.m. 
Teléfono: 447-1338. 
Estacionamiento: Está en un boulevard. Podrían dejar el carro en playa privada y llegar a pie.
Volvería: Sí. Hay 32 razones para regresar.

2 comentarios:

Maestro_RoShi dijo...

Justo el lunes voy a ir a Yamakawa y veo que está a una cuadra. Buen dato para un refrescante postre. Qué sabor sería imperdible?

Gabriela dijo...

Esto si no me lo pierdo, los helados son mi vicio... junto con el chocolate, claro.