lunes, 24 de julio de 2017

La Locanda (Aires de cambio)

Los posts más difíciles de escribir son los que tratan de mis restaurantes favoritos. Si alguien piensa que aquellos locales donde soy comensal frecuente tienen alguna ventaja pues es todo lo contrario, mi valla de exigencia sube mucho más. En todo caso, el reto para el equipo de cocina, y de salón, está en todo lo que deben hacer para sorprender a un cliente tan cargoso como el blogger.

¡Llegamos a La Locanda!
Canastilla de panes. Abreboca del día.
¡Se respiran aires de cambio en La Locanda! No se asusten los clientes habituales, el restaurante aún mantiene ese ambiente formal con una decoración sofisticada, ideal para un almuerzo ejecutivo o una cena romántica a media luz. Se trata de la nueva carta donde el chef Zorim Wong y su equipo han dado rienda suelta a su creatividad sumada a la experiencia para diseñar nuevos platos y destacar en este mercado tan competitivo como es el hotelero.

Mientras decido que elegir me entretengo con la canastilla de panes artesanales. La versión de temporada tiene pan de yuca y tocino, brioche con semillas de amapola, pan campesino y la infaltable focaccia con sal de maras y romero. Soy feliz porque en cada visita siempre encuentro nuevas recetas y, sobre todo, porque llegan tibios a la mesa, listos para untar con mantequilla saborizada, esta vez toca limón, hierbaluisa y paprika, o probarlos con un toque de aceite de oliva. Si lo desean pueden repetir sin costo adicional.


Carbón y pejerrey. Detalle del langostino.
Pulpo y sepias. Atún y foie gras.
Mi jornada empieza firme con unos langostinos al carbón y pejerrey (S/.41.00). La frescura del pejerrey se integra con unos langostinos al grill en su punto y una ligerísima crema de ají amarillo al mejor estilo de un tiradito. El pulpo y sepias (S/.43.00) sigue en la misma onda, cocción adecuada de los mariscos con alioli de tomate y choclo en grasa de cochinillo, acompañamientos que no le quitan protagonismo. No podía faltar un cebiche en la carta, el costa sierra y selva (S/.39.00) es una ambiciosa combinación de ingredientes: dados de lenguado y palta de la costa, palmito de la sierra y cocona en concasse. El sempiterno cushuro es un recurso muy trillado y que tercamente se niega a desaparecer de los restaurantes peruanos. 

El atún y foie gras (S/.39.00) es una reinvención del tartar clásico. Novedad para mí, nunca lo había probado con foie gras pero no desentona, así como el aioli de rábano picante que aporta un toque especial. Pero el plato que se lleva las palmas son las mollejas al chocolate (S/.39.00) De por sí ya es un logro trabajar con un insumo tan ingrato y lograr el punto correcto de cocción pero la clave está en la salsa de chocolate República del Cacao. Hongos salteados y papines al mortero completan una experiencia sublime, firme candidato a estar en mi ránking de favoritos del año.

Panceta de cerdo confitada. Paella Locanda.
Bosque de frutos rojos. Petit-fours.
Vamos con los fondos y para evocar aquel incomparable Luxury Brunch (En serio, ¿volverá algún día?) pido una paella Locanda (S/.65.00). No es muy frecuente encontrar arroz salvaje en los restaurantes peruanos, mayor aliciente si está cocido al estilo de paella con todo ese sabor concentrado a mariscos. La crema de pimiento morrón funge de aïoli y los espárragos funcionan como catalizador de esos sabores tan intensos. La panceta de cerdo confitada (S/.59.00) es una apuesta segura. Han trabajado adecuadamente un corte de cerdo kurubuta hasta lograr una carne jugosa y una piel muy crocante, la debilidad del consumidor peruano. El tempura de cebolla china y las papas rústicas no desentonan.

"No hay almuerzo completo sin postre" es la máxima del blog. La selección es limitada y me animo por un bosque de frutos rojos (S/.27.00), postre cuya presentación se me antoja algo desordenada. Luego me explican que la idea es mezclar todo los ingredientes, una especie de "Locanda-mess", para llevarse en cada bocado un poco de todo: bayas, cremoso de yogur griego,  higos confitados y ese crujiente de masa phyllo. Además pruebo el chocolate, sablé y menta (S/.34.00). No soy muy adepto a esta combinación más debo reconocer que el chocolate de alto porcentaje y la espuma de menta fresca me dejaron muy buen sabor de boca.

Abreboca. Cebiche. Mollejas al chocolate.
Picaña. Bife ancho. Papas deluxe Swiss.
No está demás recordar su oferta de steakhouse con carne americana Certified Angus. No me extenderé porque ya le dediqué antes un post entero más sí les recomiendo que no pierdan la oportunidad de probar la degustación de sales: provenzal, volcánica y de Maras. Si uno desea, puede agregarla al gusto para darle otra dimensión a la experiencia carnívora. Además ofrecen ensalada fresca y papas deluxe Swiss con aceite de trufa blanca y parmesano entre otros acompañamientos. 

Hace siete años que soy cliente de La Locanda y en cada ocasión me retiro con el sentimiento de haber vivido una experiencia memorable. Valoro el esfuerzo que muestran en hacer algo diferente y dejar que la creatividad y la experiencia se conjuguen en nuevas opciones. A ustedes les recomiendo ponerse en manos del equipo de salón, los consejeros sabrán guiarlos convenientemente. Alguna vez escuché que todos los restaurantes de hotel ofrecen la misma propuesta estandarizada para sus huéspedes pero eso es una falacia, sobre todo cuando el hotel que visitas tiene como lema "pasión por la perfección".

La Locanda del Swissôtel queda en Vía Central 150, San Isidro.
Horario: Lunes a domingo de 12:30 a 3:30 p.m y de 7 :00 a 11:00 p.m.
Precios: Entradas S/.39.00- S/.45.00. Fondos: S/.49.00-S/.89.00 Postres S/.27.00 - S/.34.00
Steakhouse: S/.110.00 - S/.125.00
Teléfono: 421-4400
Estacionamiento: Playa del hotel. Dos horas de cortesía.
¿Volvería?: Por supuesto. La Locanda es mi restaurante favorito.

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