domingo, 2 de septiembre de 2018

De la comida española (¡Y olé!)

Si no fuera por mi amiga española Alicia nunca hubiera conocido este restaurante, así que le debo un favor. En realidad le debo muchos más favores, pero eso corresponde a otra historia.

Estoy sentado en La Posada de Justo pensando en todas las veces que pasé delante de su fachada y nunca me animé a entrar. Será esa extraña inseguridad que nos embar ante las cocinas del mundo y el clásico "aquí vienen los verdaderos conocedores". Aquí no habría duda que valga porque en las mesas contiguas hay grupos de españoles hablando en voz alta y sazonando la conversación con sus clásicas expresiones. Me da ganas de gritar "Vizca Barza!" pero como yo de fútbol sé tanto como de numismática prefiero guardar un prudente silencio. A ver que nos trae la carta.

Empieza mi aventura con una tortilla española (S/25.50), entrada que me recuerda a los desayunos que preparaba mi papá cuando era niño. La gran diferencia es que ahora las consumo sin bañarlas en ketchup, aunque la moza inexplicablemente ofrece traer ají de la casa. Me han dicho que no hay acuerdo entre las recetas o puntos de cocción. Para mí suficiente con que venga la punto medio, solo necesito aceite de oliva y pan para ser feliz.  Sigue un pulpo a la gallega (S/.40.50), plato cuya mayor virtud es la textura muy suave del pulpo, sazonado ligeramente con pimentón y un chorro de aceite de oliva. Cumple la máxima del blog: lo más simple es lo más difícil de lograr.

Tortilla española. Lechón a la segoviana.
Piqueo La Posada. Paella marinera.
De puro curioso (mejor dicho novelero) ordeno unos chorizos al vino (S/31.50). Pago el precio de mi desconocimiento porque si bien me gusta el fiambres las tajadas son tan delgadas que terminan duras y correosas por la cocción.  Si van en grupo les recomiendo ordenar un impresionante piqueo La Posada. (S/68.50) que viene con tortilla española, pulpo a la gallega, langostinos al ajillo, boquerones, chicharrón de calamar y croquetas. Ya he reseñado las dos primeras así que no me repetiré describiendo lo mismo. Los langostinos al ajillo son una receta casera, sazón moderada e insumo fresco. Me quedo con las croquetas que llegan al punto adecuado, crujientes por fuera y cremosas por dentro, aunque mi amiga recomienda partirlas y echarles un toque adicional de aceite de oliva. No hay ciencia con el chicharrón de calamar aunque sí la misma ejecución precisa que en las croquetas. Los boquerones se los dejo de tarea a ustedes. El sabor del vinagre en el aliño es un reto que aún no logro superar.

Chorizo al vino.
Pulpo a la gallega. Paella grande a la valenciana.
Llega el momento de los fondios. Primero una zarzuela de mariscos (S/41.50), plato ligero con mariscos salteados en salsa de tomate. Es ideal para que cada quien vaya, literalmente, metiendo su cuchara y disfrutando con la variedad de mariscos. El lechón a la segoviana (S/.54.50) es la mejor prueba de que si el insumo es bueno no son necesarios aderezos ni ahumados para obtener una receta perfecta. La carne del cerdo es sabrosa, el pellejo llega crujiente y las papas doradas son el acompañamiento ideal. Digamos que me falta experiencia para evaluar adecuadamente la paella marinera (S/48.50) y debo criterio de mi amiga quien afirma es una de sus favoritas. La paella a la valenciana (S/46.50) sigue la misma lógica aunque es más contundente pues lleva otros cortes de carne (pollo, chancho y chorizo español). Ojo que la porción básica es suficiente para compartir entre cuatro personas. Si piden una grande mejor omitan las entradas porque no la van a terminar. Advertidos están.

Crema catalana
¿Hay espacio para postre? La variedad no es grande y por debo conformarme con una crema catalana (S/16.50) Si no la han probado antes, es una receta muy parecida a la creme brulee con capa de caramelo quemado y todo. Es lo justo para cambiar el sabor de boca aunque una vez la prueben no querrán compartirla.

Me retiro de La Posada de Justo con buen sabor de boca. Es un restaurantes clásico donde uno siente que está almorzando en la casa del dueño. El ambiente es acogedor, el servicio a la mesa es muy cortés y los platos tienen ese sabor tradicional sin florituras que los españoles sabrán reconocer. Es recomendable hacer reserva porque tienen una clientela habitual muy bien ganada. No se olviden de llevar un vino español para maridar estos platos de sabores intensos. Emilio Moro, Lan Reserva o Glorioso Crianza son buenas opciones para alegrar el día.

La Posada de Justo queda en Av. Mariátegui 1405, Jesús María.
Horario: Lunes a domingo de 12:00 a 16:00
Teléfono: 261-2207
Estacionamiento: Delante del local y con vigilancia.
Volvería: De hecho. Necesito vencer a ese piqueo.

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