sábado, 2 de febrero de 2019

Lo que dejó el 2018 (III)

Roma no se hizo en un día y por algo en este blog llevamos 11 años contando todas nuestras experiencias buenas, malas y también las peores.

De los bluff y otras artimañas (I)
Que divertido se ha puesto el ambiente de las redes. La ansiedad por ganar "likes" lleva a algunas personas a ejercer todo tipo de ardides siendo el más divertido tomarse fotos con figuras públicas para que estos las reboten en sus redes. Los restaurantes no son ajenos a estos recursos, aunque invitar a gente de la farándula se me antoja una exageración. Estimados restauradores, ¿conocen el término "público objetivo"?

Algo así pensé cuando fui a un conocídisimo restaurante vegano, local de marras, que aparecía constantemente en las redes de una influencer extranjera, novia de un conocido futbolista. Recurso efectivo pues eso le garantizo una oleada de clientes novatos que se dejaron conquistar por su saludable propuesta. En un exceso de optimismo me dejé convencer por una amiga para que le diera una oportunidad a su torta de chocolate. Pienso que no hay mucho que pueda comentar sobre la torta de la foto, la masa se deshace cuando hundes la cuchara, el fudge no es agradable y si mencionara el precio entendería que mi indignación está completamente justificada.

Recomendación: Aprendan a dudar de esas fotos tomadas con Iphone.

A cocachos no aprendí
Aún recuerdo cuando visité por primera vez el restaurante de una de las mejores escuelas de cocina del país. El salón no estaba ocupado ni a la décima parte, pero el servicio fue muy descuidado, el sabor de los platos dejaron mucho que desear y la cereza del pastel fue cuando un olor a pescado invadió el salón sin que nadie saliera a disculparse. Cuando presenté mi reclamo al responsable, solo recibí una serie de justificaciones sin el menor atisbo de disculpa. Juré no volver a comer en ninguna escuela de cocina, pero... las promesas están hechas para romperse.

¿Qué estaría pensando el alumno que sirvió esta pasta con lomo? Puedo ser indulgente con los términos de cocción, imperfectos debido a la inexperiencia o la ansiedad que rondará al equipo de cocina en horas punta. Pero ¿qué diantres estuvo pensando cuando puso esas tiras de tomate y cebolla? No aportan nada al plato y se me antojan el resultado de "Oye Pipo, termina el emplatado!", "¿El qué?", "El curso que jalaste pues"

Vamos, querido estudiante no te enojes. Recuerda que a veces menos es más y no es necesario coronar un plato con flores, verduras en juliana o, a la sazón, cushuro.

Recomendación: Sean más tolerantes que yo. Todos fuimos estudiantes en la vida.

De los bluffs y otras artimañas (II)
No es difícil hallar la razón de por qué está de moda el postre de la foto. A los peruanos siempre nos has gustado al exageración en la comida. ¿Para que comer tallarines verdes solos, que para mí funcionan a la perfección, si puedes agregarle una sábana de lomo? Tacu-tacu de mariscos a los cuatro (¡Cuatro!) quesos, chaufa con todas las carnes, salchipapas XXL con diez cremas son ejemplos de los mismos.

Quizá eso explique por qué el postre de la foto se convirtió en la estrella de una página de imprecisos datos gastronómicos donde se le otorgó expresiones tan certeras como: "1.000 puntos", "lo mejor del mundo mundial" o "ricazo". La democracia no funciona en gastronomía. Solo miren todo lo que causó la última lista Summum cuando se les ocurrió premiar al mejor pollo a la brasa. 

El famoso milkshake montado es al final de cuentas un producto "instagrameable", léase para ser publicado en redes como un logro personal. Para mí es un postre recomendable para aquellos que gustan de postres muy empalagosos, aunque la presencia del chantilly industrial y esa torta de chocolate reseca no contribuyeron a mejorar la experiencia.

Recomendación: Si la palabra calorías no existe en su diccionario, vayan a probarlo y sean felices. Después cuando vayan a su chequeo anual de la EPS se acordarán de mí

¿Quién se ha llevado mi queso?
No es raro que algunos restaurantes sean mezquinos con algunos ingredientes, pero tampoco exageren pues.

El año pasado se me ocurrió hacer una ruta del café americano. La ambiciosa meta fue visitar más de 20 cafeterías. Al final fueron treinta aunque no en todas quedé satisfecho con el producto final. No negaré que fue muy divertido hacer este recorrido, aunque no me salvé de algunas patinadas.


No hay mucho que agregar respecto al sándwich de la foto. Solo agregaré que fui a la cafetería antes de ir a trabajar por lo que estaba con bastante hambre. Cuando me lo trajeron solté una sonora carcajada y deduje que inevitablemente debería pasar por la máquina expendedora cuando llegara a mi oficina. en teoría es un sándwich mixto, pero o estaban escasos de materia prima o ese dia estaban con ganas de abaratar costos. Lo que sea, no les perdonaré que me hayan dejado con hambre. Aunque sea un poco de mantequilla me hubiera puesto al lado para terminar la tajada de pan solo.

Recomendación: Si van a esta cafetería, obligatorio traer lonchera.

Déjà vu
Una publicación en redes auspiciando un producto de elaboración artesanal y que yo, pensando en ayudar al restaurador, decido adquirir para recomendarlo. El resultado lo pueden ver en la foto. Exactamente lo mismo que sucedió en el 2017.

No me extenderé mucho sobre el panetón que aparece en la foto. Utilizar el rótulo "elaboración artesanal" es válido siempre y cuando uno haya realizado pruebas durante el largo y laborioso proceso para asegurarse de un resultado óptimo. Pero si no cumple con estándares básicos como la memoria o la hebra larga entonces definitivamente algo no funcionó en la receta. El problema fue cuando se lo hice notar a la pastelera  porque no lo tomó de buen grado y seguro ya me habrá incluido en su lista de personas non gratas. 

Recomendación: Estimados restauradores, si quieren publicidad gratuita no me llamen. Yo solo aportaré una opinión sincera basada en mi experiencia. Les guste o no.

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