jueves, 30 de mayo de 2013

Días de blogger

Por un suceso (in)esperado ahora dispongo de más tiempo para escribir. Sin embargo, igual no me alcanzan los días para contarles todo lo que está pasando. ¡Que vida!

Servicio de marras
Un sábado de marras (como me gusta esa palabra) amanecí con el antojo de comer carne. Como tenía que ir luego a la universidad escogí un restaurante que estuviera en el camino. Craso error. Hubiera escogido uno más lejos pero que atienda mejor.

Hasta la fecha "El Charrúa" me había obsequiado con experiencias memorables. Pero un restaurante no es bueno o malo per se, sino cuando logra mantener su calidad. Para comenzar, nada me fastidia más cuando pido una recomendación que me sugieran lo más caro de la carta. No es el tema del costo sino la total falta de criterio porque éramos dos personas y en la vida íbamos a terminar un corte de 800 gramos. ¿Qué acaso les dan comisión? (Me hace acordar al gracioso ese de La Carreta que me recomendó "entraña americana" y terminé comiendo una suela) El resto de mozos estaba más preocupado del partido de la Champions League en la pantalla gigante en lugar de atender las mesas.

Detalle de la ensalada parrillera
Sin embargo todo se complicó cuando en la ensalada parrillera apareció un extra que yo no había pedido. Un gusanito que se arrastraba animosamente tratando de esconderse debajo de la palta. ¿Será que el cocinero también estaba atento al partido? El tema no se trata de "pero sólo es un gusanito de verdura" sino que deja sin ganas de comer a cualquiera con un mínimo de sentido común. La respuesta del encargado tampoco me dejó satisfecho: "Señor, hasta en los mejores restaurantes pasa." Buen consejo, entonces buscaré mejores sitios donde sí se preocupen por esos detalles. A ustedes les recomiendo que sí van a El Charrúa revisen su ensalada, o en todo caso pidan sólo acompañamientos cocidos u horneados.

El Charrúa queda en Av. Javier Prado Este 5898, La Molina.
Horario: Lunes a sábado de 12:00 a 12:00 a.m. Domingos de 12:00 a 6:00 p.m.
Teléfono: 434-5503

Helado de marras
Tuve un diálogo muy interesante con un chef amigo respecto al uso de helado industrial en los postres. No llegamos a un acuerdo satisfactorio pero si a una conclusión: "Si quieres comer un postre con un buen helado, ándate a una heladería" (Entre líneas: Y no fastidies)

Después de ver una película en el cine Alcázar tenía ganas de comer un postre. San Antonio quedaba lejos, no quería comer helado de L'aritza, el Gourmet Deli ya estaba cerrado así que caminando por la avenida Conquistadores llegué a la Antigua Bodega Dalmacia. 

Tarta tatin y helado D'Onofrio
A pesar que eran las nueve y media de la noche el local sólo tenía dos mesas ocupadas. Mejor, "así me atenderán más rápido" pensé. Sin embargo cuando le pedí al mozo que me traiga sólo la carta de postres puso una expresión de pocos amigos. La tarta tatin que llegó a la mesa fue uno de los peores postres del mes. De acuerdo a la receta básica la tarta debe tener una base de masa pero lo único que hicieron fue darme las manzanas acarameladas y ni siquiera estaban calientes. Como la trajeron de inmediato seguro esperaban que me vaya lo más pronto posible. Para mayor inri lo sirvieron con una bola de helado D'Onofrio, esa insufrible mezcla de azúcar y aceite vegetal. Por S/.19.00 diría que es la estafa del mes.

Torta de chocolate y helado de frutos rojos
Muy diferente fue la experiencia que tuve en Delicass algunos días después. Luego de una rápida ojeada a su vitrina mi estómago gritó "Eureka" y decidí armar un postre que no estuviera en la carta. No fue nada complicado, sólo ordené una porción de torta de chocolate acompañada de una bola de helado de frutos rojos. El ácido de los frutos rojos con el amargo del chocolate y el dulce del fudge fueron una combinación de ensueño. Además me agradó que se hayan tomado el trabajo de decorarlo con un barquillo y las rosetas de chantilly. 

Cuanta razón tenía mi amigo chef y eso algo que les voy a recomendar a ustedes. Salvo honrosas excepciones todos los restaurantes utilizan helado industrial para acompañar sus postres. (Incluso el restaurante de la estrella repostera del cable) Sé que es un gusto adquirido pero si alguna vez probaran un helado de vainilla natural se darían cuenta cómo hemos vivido engañados durante años. Ni modo, será cuestión de costos o costumbre pero los restaurantes siempre tendrán la de ganar.

Antigua Bodega D queda en Av. Conquistadores 1238, San Isidro.

Delicass queda en Av. Primavera 654, Surco.


El que reniega pierde
Antes que aprender a comer aprendí a leer y si bien dudo que algún día sea crítico literario tranquilamente puedo identificar cuando disfruto leyendo un libro. O no.

A mis manos llega "El que se pica pierde" un libro escrito por Jorge Sandoval, cocinero y diplomado en Gestión de Restaurantes en Le Cordon Bleu Peru. Son 49 páginas en las que intenta "retratar la otra cara del auge de la cocina en nuestro país" ¿Será que por fin alguien se atrevió a ponerle el cascabel al gato? No hay que ser muy suspicaz para saber que el boom gastronómico no beneficia necesariamente a todos por igual pero es un tema que tiene muchas aristas y que, por falta de información, prefiero no tocar.

Sin embargo, lo que hubiera podido ser un relato interesante termina siendo una visceral catarsis en donde ningún personaje es bueno. Después de leerlo me queda claro que los proveedores son estafadores, ninguna cocina es limpia, los mozos son vengativos por naturaleza y los dueños de restaurantes son unos tiranos desalmados. ¿Es que acaso el autor nunca tuvo una experiencia buena en su carrera? Yo también he pasado momentos difíciles en mi vida profesional pero siempre han habido personas que me inspiraron para no rendirme o en todo caso me aconsejaron para mejorar mi percepción y dar una vuelta de tuerca a los problemas que siempre aparecen.

En el sentido literario parece que hubiera sido escrito apresuradamente. No hay una estructura clara en los capítulos. Las experiencias vividas se mezclan con denuncias a media luz, recomendaciones a los futuros estudiantes de cocina e incluso propuestas de mejora para nuestra gastronomía (¿?). La intención original se esfuma y algunos temas resultan interesantes como anécdota pero completamente irrelevantes para el desarrollo. Espero que al cocinero-autor no se pique, porque si bien valoro que haya prescindido del tono "políticamente correcto" creo que le falta redondear la estructura para disfrutarlo como si fuera su mejor plato de comida.

9 comentarios:

Julio Cesar dijo...

Bueno, ya una vez una comentarista "te llamó la atención" por dedicarle más atención a los temas anecdóticos que a la esencia en sí ("usted más que crítico gastronómico parece inspector de sanidad"). Pero es cierto lo que dice el mozo, desde el más humilde restaurante hasta el más encopetado tiene el riesgo de estos incidentes. Creo que se podría "aceptar" un gusanito o una cucarachita de madera (una mosca sí no de ninguna manera, ese aninal tan repugnante merecería un escándalo de marca mayor)

M dijo...

Hola,antes que nada queria decirte que me encanta tu blog, siempre paro atenta a nuevas publicaciones.

Me parece fatal la experiencia que viviste en El Charrua, definitivamente si es que voy no pediria ensalada, aunque ahora dudo visitar ese lugar a pesar de que me queda cerca.Sobre el hecho que los restaurantes utilizan helado D'onofrio, opino que usar este tipo de "helado" o uno artesanal depende del precio que se paga y efectivamente si pagamos en promedio 20 soles por un postre se espera que la totalidad del producto sea de alta calidad.Tal vez falte que más clientes expresen su disgusto, pero "a veces" (por no decir casi siempre) solo importa que el restaurante sea rentable y la satisfacción da igual. Pésimo. Saludos

Renzo dijo...

M

Lo del Charrúa me dejó bien fastidiado. Nunca aceptaré esa actitud de "es sólo un gusano de verdura"

En cuanto al helado te doy la razón. Si tienen el descaro de cobrar 25 soles por un postre (Hola, Bodega de la Trattoria...) al menos que no utilicen helado de in dustrial.

Pero como la gente lo acepta no les interesa...

Saludos

Gabriela dijo...

¿Gusanos en la comida? No, ni de broma. No solamente no vuelvo, sino que exijo que no me cobren y me voy. No pediría cambio de plato porque quién sabe con qué gracia acompañarían el contenido.
Creo que está bien ser críticos, pero es mejor acompañar la crítica con una sugerencia. Así somos parte de la solución.

Un Mortal Mas En Este Mundo dijo...

Primero Felicidades! Siempre te leo y me parecen excelentes tus reviews casi siempre.

Duda! Aquí en lima donde puedo comer un buen helado de Vainilla natural (Para saber que tan engañado he vivido toda mi vida :D)

Gracias! :D

Cyrano dijo...

A mí me gustan los gusanos en la comida, lo que no me gusta es que me los den cuando no los pido, ja, ja.
En cuanto a tu segunda aventura, un postre acompañado de helado industrial... gracias, paso. Eso está para elevarle la queja a Dono y Frío.
Sobre el tercer episodio, hay gente que solamente respira por la herida, y generalmente son los mediocres.

Renzo dijo...

Estimada Gabriela

Por eso se lo dije al encargado. Que encontrar "extras" no iban de acuerdo a la imagen del lugar.

Espero que hayan hecho algo.

Saludos

Renzo dijo...

Estimado Mortal

Dos consejos

Hervé y Papachos. Son dos de los pocos sitios (aparte de las heladerías) donde utilizan helado con puntos de vainilla.

Saludos

Renzo dijo...

Estimado Cyrano

Son experiencias que suceden durante mis aventuras de blogger.

Como digo a veces acierto, a veces me equivoco pero nunca dejo de contarlo.

Saludos