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Vista del salón posterior |
Por donde buscara referencias de este restaurante sólo podía encontrar palabras de elogio "¡Genuina comida italiana! ¡Espectacular ambiente! ¡El dueño te atiende como en una hostería tradicional!" Cuando entré a su local elegante y acogedor dí por sentado que el almuerzo sería una de esas ocasiones memorables que marcarían un hito en la historia del blog. La carta está dividida en tres secciones: Antipasto (Entradas), Primo (Pastas y risottos), Secondo (Carne). La idea es pedir un plato de cada sección y armar un almuerzo al estilo italiano en varias etapas. El problema surge cuando uno revisa los precios porque les dejará la impresión que están almorzando en el extranjero.
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Polenta con tartufo nero pregiato |
Comencé con una polenta con tartufo nero pregiato. Olvídense de la tradicional receta de la abuelita que conocemos, esta polenta tiene una textura aguada como de sopa para que, según afirmó el mozo, pueda mezclarse con el aceite de trufa. (Incluso me dieron una cuchara y focaccia adicional para comerla) No acostumbro citar reseñas de terceros pero según leí en un artículo definirla como "una especiosa sopa, minúscula pero potente y un lujo solo para entendidos" me parece una mención propia de un publireportaje. Para mí era una simple sopa de sémola tal cual me servía mi madre cuando era niño.
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Tagliatelle de hongos y trufa con ragú de conejo |
Luego pedí unos tagliatelle de hongos italianos y trufa con ragú de conejo. Creo que es la primera vez en los cinco años de historia del blog que me he sentido tan engañado cuando he visto un plato. Dejaré de lado el tema de la cantidad porque la foto habla por sí sola y además seguro alguien vendrá con el argumento que así es la comida gourmet. Los tagliatelle eran muy parecidos a los que probé en el Luxury Brunch de La Locanda, fideos artesanales con una consistencia especial y todo el sabor intenso de la trufa y el funghi porcini. Ahora que lo pienso bien ¿No me habrán dado la misma marca? Pero lo más decepcionante fue el ragú de conejo. Esperaba una salsa consistente de carne y verduras fruto de una larga cocción pero sólo eran unos cuantos trocitos de conejo sancochado con algunos piñones perdidos. Prescindible.
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Tagliata |
Para terminar pedí una tagliata, bife con ensalada de arúgula, parmesano y balsámico. Considero que no hay mucha ciencia en preparar una carne a la brasa, quizá ilusamente hubiera esperado una porción más grande. Al menos la carne cumplió con el punto de cocción ofrecido y la ensalada era una combinación simple pero muy efectiva de sabores. Queda claro que para degistar carnes están los restaurantes de parrilla y el resto es silencio. Vale la pena mencionar que en esta parte de la carta estaba uno de los platos más caros que he visto alguna vez en un restaurante: costillas de cordero con papa al horno por "sólo" S/.118.00.
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Soufflé de vainilla |
Quizá la parte de los postres fue la más satisfactoria del almuerzo. El soufflé de vainilla ya es candidato a la presentación más vistosa que he visto en el año. Es un soufflé preparado al momento con trozos de praliné y acompañado de una bola de helado de Bailey's. Los spaghettis son unas galletas de chocolate muy delgadas. Por si acaso la canastilla es de galleta y también se come. En cuanto al sorbete de moras era un matrimonio perfecto: frutos del bosque con helado de vainilla natural, un acompañamiento que ya está en extinción. Que lujo.
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Sorbete de moras y helado de vainilla |
Symposium no es un restaurante "peruano-italiano" de menestrón y pasta con salsa bolognesa a los que tal vez estamos mal acostumbrados. Si bien su propuesta es de un estilo gourmet muy europeo, donde el protagonismo recae en los insumos o la presentación, considero que sus precios son exagerados y completamente en desacuerdo con la realidad peruana. El servicio tuvo altibajos porque esperaba mayor presencia del mozo en la descripción del plato o guiándome con alguna recomendación. Pude notar que se comportaban con demasiada familiaridad como si estuvieran en una fiesta e incluso ví a uno de ellos salir de la cocina masticando algo que tenía en la mano. En conclusión, es difícil escribir la reseña completa con una sola visita pero más difícil es financiar la cuenta de un restaurante que por sus precios no parece ubicado en el Perú.
Symposium queda en calle Santa Luisa 122, San Isidro.
Horario: Lunes a sábado de 12:30 a 3:30 p.m y de 7:30 a 12:30
Ticket promedio: S/.150.00 por persona.
Teléfono: 221-3397
Volvería: Por los precios es complicado que pueda visitarlo seguido.
5 comentarios:
Yo no pagaría esos precios para un plato, menos todavía son como los describes.
No va, mejor dicho, no voy.
Bueno, en el Charrúa hay un T-Bone de S/.140 pero vale la pena probarlo!!!!
Estimada Gabriela
Algunos restaurantes se apoyan en la fama para cobrar precios exorbitantes.
Yo no creo en la fama sino en el buen comer. Muy sencillo.
Saludos
Estimado Luis Felipe
La gran diferencia: Es carne importada y son 800 gramos!
Suficiente para que coma toda la familia. Googlea las costillas de cordero para que veas la porción minúscula que sirven en Symposium.
Saludos
Que abuso!! (en todo sentido del post).
ni para asomarse!!
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