lunes, 30 de junio de 2014

Chiclayo VI: ¡Viva el pato!

El Rincón del Pato es un restaurante con menos de 20 años de historia pero que ya representa un símbolo de la gastronomía chiclayana. Vamos, con tantos restaurantes "típicos" que se precian de servir recetas originales mejor visitar uno donde se respetan los insumos tradicionales. Valga la anotación, este es uno de los restaurantes que visité en mi prehistoria como blogger y aún puedo saborear lo bien que me fue.

Batea en zarza
Para comenzar la moza recomendó con mucha seguridad ("No se puede ir de Chiclayo sin probar nuestro mejor plato") la batea en zarza de cebolla. La batea o raya diamante es un pescado nativo del litoral norteño que se prepara sancochándolo con cebolla y ají cerezo a la manera de un chilcano. Al final de la cocción se le agrega jugo de limón al gusto. Quizá eso fue lo que no me convenció porque el ácido tenía más presencia en boca que el sabor del pescado. Para disfrutarlo mejor yo les recomendaría servirse una porción aparte sin caldo y luego agregarlo al gusto. Las yucas son muy necesarias como acompañamiento para atenuar la intensidad de sabores, además que eran tan suaves como un algodón.

Arroz con pato
El almuerzo siguió con la estrella de la casa: el arroz con pato. Todavía me acuerdo cuando lo probé en Mistura 2011. Mientras la gente hacía colas interminables para el chancho al palo yo comía muy orondo una porción familiar de este plato tradicional. Y es que no muchas veces uno tiene la oportunidad de comer un arroz con pato donde está presente el loche, la cerveza y el clásico sabor del pato norteño. El arroz graneado, el pato bien cocido y una porción de ensalada criolla aporta frescura al plato. Me extraña que hayan variado la presentación original que incluía una tortillita de verduras pero igual es una opción muy recomendable. Ya lo saben, no pondré etiquetas de "el mejor", es simplemente una receta tradicional, cada quien elige su favorito en la ciudad.

Tacu-tacu con seco de cabrito.
Luego pedí un tacu-tacu con seco de cabrito al que le faltaba la elegancia de Fiesta (que odiosas pero necesarias son las comparaciones), no se quedaba atrás en términos de sabor. El tacu-tacu estaba correctamente preparado, crocante por fuera y cremoso por dentro. El seco de cabrito estaba recargado de condimentos y pierde puntos por el exceso de grasa. Entiendo que pueda ser una recera casera pero, sin eufemismos, resulta en un plato muy pesado que no me arriesgaría a invitar a un turista. Queda como experiencia pero no lo volvería a pedir.

Aunque no lo crean esta vez  hice espacio para comer un quesillo con miel, postre típico hecho con una tajada de queso magro sin sal bañado de miel de caña. No será pastelería francesa pero funciona para cambiar el gusto. Obligatorio para terminar el almuerzo un shot de Anís del Mono, excelente bajativo cuyo gusto cremoso en boca no tiene punto de comparación y que me ayudó para sobrevivir a tamaña aventura gastronómica.

Sería mezquino definir al Rincón del Pato como un huarique. Prefiero decir que es un restaurante sencillo donde se puede comer tal cual lo hubiera invitado a la casa de una familia chiclayana: recteas tradicionales servidas en porciones muy generosas. No esperen mantel blanco en las mesas pero sí la sonrisa de las mozas y sus atinadas recomendaciones. No esperen un maridaje de altura pero sí un cóctel de algarrobina de cortesía. Lo único que podría preocuparme es el hecho de tener una variedad gigantesca de platos en su carta pero espero que sea más que nada una muestra de optimismo antes que la realidad de tener un congelador lleno. En este rincón considero que el pato sigue siendo el rey.

El Rincón del Pato queda en Augusto B. Leguía 270, Lambayeque.
Ticket promedio: S/.50.00 por persona
Estacionamiento: En plena calle y vigilado.
Volvería: Sí, es un restaurante tradicional.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Queda un poco lejos... y yo ya me estaba ilusionando.
:S