jueves, 20 de enero de 2011

San Isidro XII (Next!)

Actualización 15.04.14
Kaypí es uno de los mejores ejemplos de como tomar deportivamente las reseñas de este blog. Daniel Arenas el chef consultor hizo las mejoras del caso, me invitó a comprobar los cambios y ahora somos buenos amigos.

Me faltaba un lugar para completar la trilogía de posts que marcara el regreso de la ruta de San Isidro. Por ese motivo decidí cruzar la avenida Canaval y Moreyra para almorzar en Kaypí, un restaurante que visité hace mucho tiempo y cuya regular propuesta en ese momento no me convenció. Tal como dije aquella vez, no basta escribir tu carta con tizas de colores en una pizarra para dar imagen de restaurante para ejecutivos.

Comencé pidiendo sus ravioles de lomo en salsa de rocoto al estilo arequipeño. Son unos raviolones rellenos de carne y cebolla, bañados en una salsa anaranjada que debería hacer evocar al rocoto. Debería, porque su sabor me recordó más al pimiento. Las hojuelas fritas de papa estaban sobrando; por su textura grasienta se notaba que habían sido recalentadas. Mejor ni las pongan. Para mí es un plato que no pasa de buenas intenciones y no justifica el precio de carta.. Además me queda la duda ¿A qué se refieren con estilo arequipeño?

El siguiente plato fue un filete de ave en salsa de prosciutto con causas crocantes y ensalada. Consejo para ustedes: nunca pidan un plato que lleve prosciutto y cuyo precio sea inferior a lo razonable. El mini filete de pollo destacó porque hace tiempo no me servían uno tan desabrido y con la textura tan reseca de la carne. La salsa que lo bañaba era un poco de salsa blanca con algunos trozos de, según la carta, prosciutto. Y bueno, decir ensalada a cortar unas hojas de lechuga y echar un poco de mayonesa encima es una exageración. Por favor,ni que estuviéramos en un concesionario.

Hasta allí no pasaba de un almuerzo perfectamente olvidable, pero como siempre algunos lugares hacen méritos para empeorar la situación. El mozo que me atendió tenía un aspecto desaliñado, bostezando y rascándose la cabeza a cada rato, como si recien hubiera salido de la cama. Luego apareció otro mozo más despierto pero que no llevaba uniforme. Y al final quien me trajo la cuenta fue una chica en shorts y alpargatas. No está demás mencionar que en todo momento los ví comiendo de la mano los piqueos para los clientes. No entiendo, es que acaso estaba en un capítulo de

Kaypí queda en Los Halcones 124, San Isidro.

6 comentarios:

Gabriela dijo...

Pues si que hicieron méritos para entrar a la lista negra.

Maestro_RoShi dijo...

Y veo en su web que pronto van a estar cerca de mi oficina. Buen dato para no ir.

Renzo dijo...

Estimada Gabriela

A veces es increíble como se esmeran para empeorar la situación.

Saludos

Renzo

Renzo dijo...

Estimado Maestro Roshi

¡Nooo se están reproduciendo...!
Ja ja ja

Quiero ser bueno y pensar que como están abriendo una sucursal han descuidado este local. Aunque la verdad han exagerado.

Saludos

Anónimo dijo...

NOOOO regreso después de varias semanas y me encuentro con este post que me di cuenta que estas cosas suceden en todos lados.
Un día de los que estuvo mi mami en Bs As la llevamos a Tigre, elegimos martes para escapar de la multitud con el invoniente de saber que muchos locales estarían cerrados. A la hora de comer algo, fuimos a un simpático restaurante al lado del río donde vimos poca gente y un par de mùsicos tocando un saxo.... instalados en ese pequeño paraíso, se acerca una moza con cara de pocos amigos y cuando le digo que vamos a compartir una medialuna de jamón y queso con mi mamá para que la traiga partida por la mitad, me contestó muy secamente de de mala gana: le traeré un cuchillo para que se la parta en la mesa. PLOP Tanto trabajo es pedirle al cocinero que la parta al medio????
Pequeños detalles que arruinan para siempre un lugar.
Saludos!

Renzo dijo...

Estimada Katia

Creo que algunos restaurantes piensan que los clientes les hacemos el favor de acudir a sus locales y pueden tratarnos como les da la gana.

Felizmente existe algo que se llama lista negra y que me permite tacharlos de por vida.

¡Saludos!